Proyecto general del Palacio Real Nuevo,con los jardines y obras exteriores,según la copia de G.B. Novello (hacia 1750).
El palacio Real o Palacio de Oriente está situado en el mismo lugar que una antigua fortaleza árabe, sobre la que posteriormente se construyó el antiguo Alcázar de los Austrias, destruido por un incendio en la Noche Buena de 1734 que comenzó en los aposentos del pintor de cámara J.Ranc. Este incendio no debió de suponer una gran tristeza para el rey, ya que le desagradaba profundamente el antiguo alcázar y deseaba edificar un palacio a semejanza de los franceses.
Pocos meses después del incendio, Felipe V encargó al arquitecto italiano Filippo Juvara (discípulo de Fontana) del nuevo palacio. Este proyecto basado en una idea de grandiosidad, ya que emulaba al Louvre, no se llevaría a cabo debido a sus dimensiones (el proyecto cuadruplicaba las dimensiones del actual) y su elevado coste asustó a los monarcas. A esto se unió el fallecimiento de Juvara, siendo su discípulo Giambattista Sacchetti quien llevó el proyecto a buen puerto, poniendo la primera piedra el 7 de abril de 1738. El edificio de siete pisos se desarrolla alrededor de un patio cuadrado, rodeado de galerías de circulación. Exteriormente presenta el cuerpo central y los cuerpos de los ángulos ligeramente adelantados con respecto a la fachada. Los pisos inferiores sirven de base para levantar las columnas dóricas, que se convierten en corintias en su parte central, que de desarrollan a lo largo de los tres pisos superiores (La misma disposición que había pensado Bernini para el palacio del Louvre).
Debido al desnivel del terreno y lo estrecho del solar, el palacio se desarrolló en altura, dando lugar a distintas alturas en cada una de sus fachadas, lo cual le da ese aire singular de fortaleza militar, la cual se ve suavizada por la disposición y ampliación de las terraza que en la fachada norte dan a los jardines de Sabatini, y por la disposición de la cúpula de la capilla real, la cual aligera la fachada.
Felipe V, nunca llegó a ver el palacio concluido, ni tampoco su inmediato sucesor Fernando VI, el cual intervino activamente en las obras.
Carlos III fue el primer monarca que habitó el palacio, aunque no de muy buen grado, ya que lo consideraba "pequeño", y lo veía ajeno a él, pues cuando fue coronado las obras estaban muy adelantadas y no pudo imprimir su gusto en el exterior del palacio, pudiendo únicamente modificar los interiores.
Durante su construcción, otros arquitectos introdujeron reformas en el proyecto, como Sabatini que rediseñó la escalera de embajadores, una de las principales joyas del palacio y que responde al esquema de tipo imperial con tres rampas paralelas de 5 metros de anchura cada una. A esta escalera se accede desde un zaguán de columnas rosadas que atraviesa la fachada principal, permitiendo la entrada de carruajes hasta los pies de la escalera, donde nos encontramos con una escultura de Carlos III. Carlos IV ordenó cambiar la posición de la escalera a su emplazamiento actual.
Sabatini proyectó una primera ampliación del palacio, de la que solo se realizó una pequeña parte que hoy podemos contemplar a la derecha de la fachada principal. Por último Ventura Rodríguez que rediseñó la capilla.
Dentro de la decoración interior destacan el Salón del Trono, tapizado en terciopelo rojo bordado con hilos de plata, con esculturas provenientes del antiguo alcázar, junto con cuatro leones adquiridos por Diego Velázquez en Italia que escoltan los tronos. Esto tronos, situados bajo un bello dosel en el mayor de los lados de la sala, son réplicas de los originales de la época de Carlos III, pues cada monarca posee un trono con su efigie tallada en la parte alta del respaldo.
Salón de columnas, el mayor del palacio, está en el extremo opuesto de la escalera, con una decoración similar a ella, ya que en su origen la escalera estaba situada en este emplazamiento, pero fue trasladada pieza a pieza a su emplazamiento actual. Presidiendo el salón encontramos la escultura del emperador "Carlos V dominando al furor", réplica del original de los escultores Leoni (Museo del Prado).
Otras de las salas mas importantes, son las decoradas por Matías Gasparini, y que reciben su nombre: saleta, antecámara y salón Gasparini, todo un magnífico alarde de decoración Rococó. al igual que el frágil y hermoso salón de porcelana, con paredes y bóveda cubiertos de este material.
A diferencia de otros palacios europeos, el palacio que vemos hoy en día no es una recreación ni una reconstrucción, sino que todos sus elementos son los originales, encargados, coleccionados y vividos por los sucesivos monarcas. Es un palacio vivo.
+ Información:
http://www.urbanity.es/documentacion gráfica edificios de Madrid
http://www.patrimonionacional.es/Palacio-Real-de-Madrid.aspx
http://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_Real_de_Madrid
http://es.wikipedia.org/wiki/Filippo_Juvara
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bautista_Sachetti
http://www.urbanity.es/documentacion gráfica edificios de Madrid
http://www.patrimonionacional.es/Palacio-Real-de-Madrid.aspx
http://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_Real_de_Madrid
http://es.wikipedia.org/wiki/Filippo_Juvara
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bautista_Sachetti
7 comentarios:
Sustitúyase "borbones" por "parásitos"... Viva el 15M y abajo todos los parásitos!!!...
bss
Creo que ya va siendo hora de que vuelva a visitarlo.
Un abrazo
La ostentación del poder se refleja en la arquitectura. Hemos aprendido a tener una visión artística de la ostentación. Desde hace un tiempo me empieza a pasar que, sobre todo con los monumentos religiosos, me sobrecoge ver lo que interpreto como venta del alma. Me parece que no estoy bien con el mundo jajajajaja. Muchos besos
Como siempre magnífico.
Un abrazo.
Así que para Carlos III resultaba pequeñito...jajaja...le invitaría a pasar una semanita en mi piso.
Al margen de bromas, me has hecho volver a mis excursiones colegiales, donde olvidábamos todo cuanto nos acababan de explicar.
Un beso
A mí me resultó taaan agobiante...
quequequé ...desfachatez.
pedazo de Salón Gasparini, tienes que quedarte ciego de tanto de todo.
...y el pueblo que coma croissants, hay que joderse!
un abrazo.
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