miércoles, febrero 25, 2009

La Dama del Cuadro

Gustave Courbet "Retrato de una Dama Española" (1854,) Museo de Arte de Philadelphia (U S A)

En la novela Madame Bovary, Gustave Flaubert comparó a su célebre protagonista con una enigmática pálida mujer de Barcelona. A partir de aquí el poeta y antropólogo Xavier Therós realiza una investigación que le llevará a unas conclusiones bastantes interesantes y desde luego muy subyugantes; ya que la investigación le llevará a descubrir que Flaubert se estaba refiriendo a un cuadro del padre del realismo, Gustave Courbet. Pintado en 1854 y también conocido como "Retrato de una Dama Española". En él, una mujer, de tez desvaída y vestido azul, se recuesta melancólicamente en una especie de diván. A partir de aquí Xavier Therós logra ligar en un perfecto engranaje la siguiente historia:

"La historia bien pudo empezar en 1818, en la ciudad de Nueva York. Allí vivía uno de los catalanes más ricos del siglo XIX. Se llamaba Josep Xifré y había amasado una gran fortuna en Cuba. Hacía poco que había llegado a la metrópoli estadounidense para controlar sus finanzas e iba a casarse con la señorita Judith Downing, hija de su agente de Bolsa. Cuentan que la muchacha -veintitantos años más joven que su novio cuarentón- era de una belleza espectacular, muy del estilo de la época. Triunfaba el romanticismo y las mujeres cultivaban el rubor lívido en la piel y el gesto lánguido.

Porxos d'en Xifré obra de Josep Buixareu y Francesc Vila

Al principio, no parece que las cosas fuesen mal. Se mudaron a Cuba, tuvieron un hijo -José Pepito Xifré- y el negocio siguió viento en popa. Pero, 11 años después, el veterano empresario siente la llamada del hogar y decide volver a Barcelona. Para ello, encarga un enorme bloque de apartamentos -conocido como Porxos d'en Xifré- junto a la plaza de Palau. Se trata de un inmueble con vida propia -plagado de alegorías al comercio y a la masonería- que cobija locales tan emblemáticos como el Café de les Set Portes. Pero en 1829 es tan sólo un edificio en construcción. Así que, mientras tanto, los Xifré se dan un periplo por Europa. El problema es que a ella no le gusta la Ciudad Condal, por lo que abandona a su marido y se instala en París.

Stendhal por Johan Olaf Södermark (1840) Palacio de Versalles

Una vez en la capital francesa, Judith Xifré se abre paso en los mejores salones. Se hace amante del escritor Henri Beyle Stendhal, que unos años después realiza una corta visita a nuestra ciudad (una noche en el hotel Quatre Nacions, contada en sus Memorias de un turista, obra premonitoria en la que inventa el término turista). Para después convertirse en amante de Prosper Mérimée, autor de la novela Carmen y que también vendría a Barcelona, entre noviembre y diciembre de 1846.

Prosper Mérimée por Jacques-Simon Rochard (1853) Museo del Carnavalet

El drama final se produce cuando el joven Gustave Courbet, en el Salón de 1853, presenta su provocador lienzo "Las bañistas", que desata las burlas de Téophile Gautier y -sobre todo- de Mérimée. Meses después, un resentido Courbet pinta su Pálida mujer de Barcelona, quizá como sutil venganza hacia su principal crítico. Justo el mismo año que la señora Xifré regresa a la capital catalana, junto a su familia, donde pasará el resto de su vida. Su marido, convertido en un magnate del comercio, morirá dos años después, tras haber patrocinado el submarino de Monturiol, el canal de Suez o el Cuerpo de Bomberos barcelonés.

Si la historia fue así, Courbet habría pintado el retrato de una norteamericana, casada con un prócer catalán, amante de dos genios de la literatura francesa y en la que se habría inspirado Gustave Flaubert para su Emma Bovary. Lo cual -esté o no en lo cierto- bien merece una visita a los Porxos d'en Xifré. ¿No les parece?"

Verdad o ficción, nadie puede aclararlo, pero desde luego a veces las coincidencias no existen.

11 comentarios:

Xavier dijo...

Joderrrrrrrrrrrrrrr, cuanto posiple historia, si las parets parlesin ?

Vulcano Lover dijo...

a saber... mira que estaba yo ayer pensando una cosa sobre precísamente Courbet, a propósito de una noticia que vi en la tele... qué casualidad... o no existen?

Madame X dijo...

Las damas, sobre todo las de ficción, no deberían perder nunca su enigma, para permanecer eternamente en la conciencia colectiva (masculina). Aunque la historia que nombras es de lo más interesante.

Juan Duque Oliva dijo...

¡Ay! Cuanto glamour y cuanta riqueza, que de historias

Justo dijo...

Eso se llama tener estrella.. inspiración para Flaubert..; y Stendhal, Gauthier y demás por ahí..

No dejo de mirar el retrato. Hay algo morboso ahí.. ¿insano? Madame Bovary estaba ida, enferma de sí misma.. En esos ojos se adivina una extraña avidez. No me parece desvaída, hay resolución en su mirada.

(Los edificios de Barcelona.. hace unas semanas visité La Pedrera por primera vez; me impresionó mucho, claro).

Un abrazo

Anónimo dijo...

Pues sí, atractivo edificio, y sobre todo, envidiable vida de dama.
Olé por ella, que para la época, no se cortó un duro. Lo de ser amante de un escritor es que tiene fantasía, hum, algo sé, pero no llego ni a la altura de ese zapato, y es que lo de trabajar me quita mucho tiempo.

senses and nonsenses dijo...

una historia apasionante... sea cierta o no. como se las gastaba Courbet, me ha dado una idea...
me gusta Courbet.

un abrazo.

Mery dijo...

Luego dicen que actualmente hay mucho libertinaje. Otras épocas han pasado de mayor gloria amatoria, ídas y venidas de los brazos de un amante a otro, verbigracia.
El edificio es muy bonito, visto así. Tengo yo pendiente una visita mas profunda a la Ciudad Condal.

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

¡Bueno! Es casi una novela de misterio. Mare meva, la Judith, qué mujer más aventurera, no sé si más el senyor Xifré ó ella.
Juraría que he visto el cuadro en París, lo estaba buscando en Google y varios sitios, sale, pero no pone en qué museo está. Juraría que he visto el cuadro, es más lo he visto. Me acuerdo de esa cara como morbosa, enfermiza, me dio que pensar, me llamó la atención. Para complicar la cosa, resulta que Courbet, pintó varios retratos de damas españolas:-) (es que somos taaan guapas):-)

Me encantó la historia, tan misteriosa, y bueno els Porxos, que supongo que serán los Porches, es un edificio muy conocido. Muchos catalanes amasaron importantes fortunas en el XIX haciendo las américas, es verdad, y había muchos que se instalaron luego en Sitges, o eran también de esa zona.
Maravillosa historia y reconstrucción.
Petonets

Anónimo dijo...

Sea verdad o ficción, esta es otra de esas historias ke usted cuenta tan bien y ke es digna de una película.

Carlos Be dijo...

Qué linda es la vida, sea verdad o ficción. Qué linda.