XXVI
Hallarnos entre la muchedumbre; el ruido y encuentro de los hombres; oír, ver, sentir; ser favorito de la fortuna; ciudadano aburrido del mundo; llevar una vida errante sin que haya nadie que nos ame, nadie a quien podamos amar, vernos rodeados de viles aduladores que consideran con espanto a los desgraciados; no tener un amigo por el que sintamos agradable simpatía, y que de no vernos trocaría la sonrisa por tristeza; no tener un amigo entre todos los que nos alaban y reciben nuestros beneficios, eso es a lo que llamo hallarse solo, en eso consiste la verdadera soledadLas Peregrinaciones de Childe Harold
Canto segundo
Lord Byron
Decía, con los hombres y sus pensamientos sólo tenía escasa comunidad, en cambio mi gozo era tener soledad: respirar el aire enrarecido de las cimas heladas, donde las aves no osan anidar, ni el insecto vuela sobre el granito sin hierba o zambullirme en el torrente; o bien girar acompañado del veloz remolino de las ondas quebradas en el rápido curso de un río o el océano. En eso se alegraba mi fuerza juvenil, o siguiendo en la noche la marcha de la luna, las estrellas andando por el cielo, o captar los deslumbrantes rayos hasta cegar mis ojos, o mirar escuchando las hojas dispersadas por los vientos de otoño en sus cantos de ocaso. Tales eran mis gozos, estar en soledad, pues si uno de esos seres de cuya especie yo era, por mucho que lo odiara, cruzaba mi camino, me sentía volver degradado con ellos, y todo era otra vez de barro.
Lord Byron: Manfred
3 comentarios:
Decía, con los hombres y sus pensamientos sólo tenía escasa comunidad, en cambio mi gozo era tener soledad: respirar el aire enrarecido de las cimas heladas, donde las aves no osan anidar, ni el insecto vuela sobre el granito sin hierba o zambullirme en el torrente; o bien girar acompañado del veloz remolino de las ondas quebradas en el rápido curso de un río o el océano. En eso se alegraba mi fuerza juvenil, o siguiendo en la noche la marcha de la luna, las estrellas andando por el cielo, o captar los deslumbrantes rayos hasta cegar mis ojos, o mirar escuchando las hojas dispersadas por los vientos de otoño en sus cantos de ocaso. Tales eran mis gozos, estar en soledad, pues si uno de esos seres de cuya especie yo era, por mucho que lo odiara, cruzaba mi camino, me sentía volver degradado con ellos, y todo era otra vez de barro.
Lord Byron: Manfred
¡Vaya intercambio!
Gracias a los dos.
...precioso, no se que tienen esas palabras que parecen hacer perder gravedad al alma de uno, y flotar a mil metros del suelo... entre esto y las fotos del Philippe me voy a la cama en estado de extasis total, sin comerme una rosca, eso si, pero extasiado a tope, jaja... gracias por poner tanta poesia en mi sabado noche.
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