Paisaje oriental con ruinas clásicas, 1842
Museo Nacional del Romanticismo, Madrid
Tal vez la cuestión principal es definir qué es en sí el Orientalismo y su significado. Odaliscas, encantadores de serpientes, vendedores de alfombras, pueden darnos una visión aproximada de su significado; una visión occidental de un mundo exótico pero cuestionable, ya que poco o nada tiene que ver con la realidad, en el fondo es una construcción romántica, a la que nada le importa cual es la verdad y si la representación se acerca o no a la realidad. la otra cuestión sería su extensión, porque el término es demasiado amplio, norte de África, Oriente Medio, el Imperio Otomano, Asia. Demasiados conceptos todos juntos lo cual nos lleva a visiones estereotipadas. Esta es la gran diferencia del Orientalismo en España, ya que aquí todo es más concreto al centrarse en una realidad cercana, Marruecos, con lo cual para ser exactos deberíamos denominarlo Marroquinismo. Esto es lógico, ya que somos vecinos, su realidad no nos es ajena, aunque la mayoría de las veces sea para mal, como quedará reflejado en la llamada guerra de África la cual quedará reflejada en impresionantes lienzos.
Paisaje romántico en el castillo de Gaucín, Málaga (1836)
Museo Nacional del Romanticismo, Madrid
Sevilla en tiempo de los árabes (1848)
Patrimonio Nacional, Palacio del Pardo, Madrid
Los Reales Alcázares de Sevilla (1850-65)
Museo Nacional del Romanticismo, Madrid
Moros corriendo la pólvora (1860)
Museo Lázaro Galdiano, Madrid
Moros de Tetuán (1862)
Museo Lázaro Galdiano, Madrid
Escena en el desierto (1863)
Museo Nacional del Romanticismo, Madrid
En un principio el orientalismo español tiene cierta influencia romántica, basada en la visión fantasiosa de franceses y británicos, pero los sucesivos conflictos que irán surgiendo con nuestro vecino del sur llevarán a que nuestros pintores busquen más la realidad que puras ensoñaciones, aunque esto no significa que de fondo se sigan manteniendo algunos tópicos con su buena dosis de artificio.
Mariano Fortuny y Marsal
La Batalla de Wad-Rass (Episodio de la guerra de África) 1860-61
Museo Nacional del Prado, Madrid
Mariano Fortuny y Marsal
Paisaje norteafricano (1862)
Museo Carmen Thyssen Málaga
Mariano Fortuny y Marsal
La Batalla de Tetuán (1863-65)
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona
Francisco Lameyer y Berenguer
Asalto a un barrio judío (1865)
Museo Nacional del Prado, Madrid
Francisco Sans Cabot
El general Prim en la batalla de Tetuán (1865)
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona
Mariano Fortuny y Marsal
Fantasía árabe (1867)
Museo de Arte Walters, Baltimore
Mariano Fortuny y Marsal
El encantador de serpientes, 1869
Museo de arte Walters, Baltimore
Francisco Lameyer y Berenguer
Interior con moros (1870)
Museo Nacional del Prado, Madrid
Joaquín Domínguez Bécquer
La paz de Wad-Ras (1870)
Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla
Todo cambia, con el estallido de la Guerra de África (1859-60) que terminaría con la victoria española y la firma del Tratado de Wad-Ras, en el cual se imponían una serie de concesiones e indemnizaciones al sultanato de Marruecos, entre ellas la soberanía española a perpetuidad sobre Ceuta y Melilla así como sobre las islas Chafarinas. No obstante a partir de este momento se sucederán toda una serie de conflictos que culminarán con la instauración, en 1912, del Protectorado Español y en 1927 con La pacificación de Marruecos. Todos estos hechos quedarán reflejados en el arte español, creando una iconografía de la que su máximo representante sería Mariano Fortuny. Pero no hay duda que la imagen que se da de Marruecos abandona una cierta amabilidad para quedar marcada por la guerra.
Mariano Fortuny y Marsal
El vendedor de tapices (1870)
Museo de Montserrat, Monistrol de Montserrat (Barcelona)
Marino Fortuny y Marsal
Herrador marroquí (1870)
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona
José Villegas Cordero
El mercader de zapatillas (1872)
Walters Art Museum
Mariano Fortuny y Marsal
Marroquíes (1872-74)
Museo Nacional del Prado, Madrid
José Villegas Cordero
Siesta (1874)
Colección Privada
José Tapiró y Baró
Belleza de Tanger (1876)
Dahesh Museum, New York City
Ricardo de Madrazo y Garreta
Descanso de una caravana árabe (1877)
Colección Banco de Santander
Antonio Fabrés
El reposo del guerrero (1878)
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona
Antonio Muñoz Degrain
Los escuchas marroquíes (1879)
Museo Nacional del Prado, Madrid
José Gallegos y Arnosa
Tanger El Zoco grande (1879)
Colección Privada
José Tapiró y Baró
Parache, el bailador (1880)
Museo Nacional del Prado, Madrid
José Gallegos y Arnosa
Un casamiento marroquí (1881)
Museo Nacional del Prado, Madrid
José Villegas Cordero
Mercado avícola, Tanger (1881)
Walters Art Museum
Rafael Senet y Pérez
Moro con espingarda (1882)
Museo Bellas Artes de Sevilla, Sevilla
José Gallego Arnosa
En el harén (1884)
Colección Privada
Antonio Fabrés
El regalo del sultán (1885-86)
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona
Antoni Fabrés y Costa
La Esclava (1886)
Museo Nacional del Prado, Madrid
Antonio Fabrés y Costa
Un Ladrón (1887)
Museo Nacional del Prado, Madrid
Francesc Masriera Manovens
Mora (c. 1889)
Colección Particular
El momento álgido de los enfrentamientos entre España y Marruecos llegará en 1909 con el desastre del Barranco del Lobo, donde en una emboscada morirán más de 150 hombre y 599 quedarán heridos. Este hecho aumentará el sentimiento pesimismo y desencanto de la sociedad española, ya que se sumaba al desastre de 1898 con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Pesimismo que acabaría siendo rematado con el desastre de Annual en 1921. Pero a pesar del pesimismo, del enraizamiento de una imagen negativa de Marruecos la línea pictórica general seguirá manteniendo una visión que se acerca a la cotidianidad, alejada de los sangrientos conflictos, intentando mantener una visión desprejuiciada y veraz del mundo marroquí.
César Álvarez Dumont
Episodio de la guerra de África en 1860 (1889)
Senado de España, Madrid
Tomás Moragas Torras
Boceto para Café Árabe (1891)
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona
Salvador Viniegra y Lasso de la Vega
Encantador de serpientes (1896)
Ayuntamiento de Cádiz
Salvador Sánchez Barbudo
La corrida de la pólvora (c.1900)
Museo Carmen Thyssen Málaga
José Navarro Llorens
El zoco (1900)
Colección Privada
José Navarro Llorens
Los árabes a caballo (1904)
Colección Privada
Antonio Muñoz Degrain
El cabo Noval, Episodio del Rif (1909)
Museo de Bellas Artes, Valencia
Francisco Iturrino
Odalisca (1912)
Colección Zorrilla Lequerica
Antonio Muñoz Degrain
Los de Igueriben mueren... (1924)
Museo de Málaga
José Cruz Herrera
Fez (1943)
Colección Privada
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