Berlín a través de los ojos de Christopher Isherwood
Christopher Isherwood llegó a Berlín en 1929. Acababa de abandonar sus estudios de medicina en el King's College de Londres y en 1928 había publicado la novela "All the Conspirators" con escaso éxito. Tenía 24 años, y sabía que su vida necesitaba una nueva dirección, su marcha a Berlín se debió a motivos más carnales que a ninguna otra cosa, fue a Berlín, capital de la joven y liberal República de Weimar en busca de jovencitos y encontró a Heinz, su primer gran amor, aunque ya había mantenido escarceos con el violinista André Mangeot y con W.H. Auden, a quien había conocido en 1925 y con quien mantuvo una relación intermitente entre 1926 y 1938. Pero también estuvo en el sitio adecuado en el momento oportuno, y cuando en 1933 ha de abandonar precipitadamente Alemania llevaba encima la experiencia y el material que le daría renombre como escritor.
El padre de W.H.Auden había ofrecido a su hijo pagarle lo que hoy llamaríamos un año sabático. Eligió Berlín, creo que, debido a la atmósfera de libertad sexual que se respiraba en la ciudad, una vez allí escribió cartas emocionado y emocionantes a Isherwood instándole a reunirse con él. Auden regresará a su casa, pero Isherwood acabó residiendo en Berlín durante casi cuatro años, ya nunca regresaría realmente a residir en el Reino Unido, pues se trasladaría a lo Estados Unidos, en aquellos años una esperanza de nueva Arcadia.
Christopher Isherwood estaba planeando una larga novela sobre la vida de Berlín, que se titularía "The Lost". Pero como escritor era más un velocista, que un corredor de fondo, así que Isherwood acabó publicando dos novelas cortas basadas en sus vivencias en Berlín, y que con el tiempo acabarían publicándose conjuntamente.
En 1935 "Mr. Norris cambia de tren" y en 1939 "Adiós a Berlín", año en que se trasladó definitivamente a Estados Unidos, donde murió en 1986.
Dedicó su vida a buscar la inspiración para su obra, más de lo que se atreven la mayoría de los escritores, y hoy en día esa obra sigue siendo y permaneciendo como testimonio imperecedero de un Berlín ya desaparecido.
En la década de 1930, Isherwood no podía escribir abiertamente sobre su propia homosexualidad. Así que las historias son contadas en un tono narrativo que se mantiene fuera de foco, dejando al lector sacar sus propias conclusiones.
"Yo soy una cámara con el obturador abierto, pasiva y minuciosa, incapaz de pensar. Capto la imagen del hombre que se afeita en la ventana de enfrente y la de la mujer en kimono, lavándose la cabeza. Habrá que revelarlas algún día, fijarlas cuidadosamente en el papel."
Isherwood en Diario Berlinés (Otoño, 1930) de "Adiós a Berlín"
20 años después de las aventuras en Berlín de Isherwood, la representación de sus obras es menos honesta acerca de su sexualidad que los originales. Un Isherwood heterosexual mantiene una relación con la cantante Sally Bowles, en la realidad esos nunca pasó, y sinceramente se puede afirmar que cualquier parecido entre la película Cabaret y la obra literaria en la que dice basarse es mera coincidencia. Isherwood por su parte explicará que sí había una verdadera Sally Bowles, una joven inglesa residente en Berlín, llamada Jean Ross, cuyo talento principal era conquistar hombres maduros y por descontado ricos.
Jean Ross murió en 1973 tras haber dicho algo acerca de ser utilizada como modelo. En realidad, Ross, fue una político radical que llegó a tener una relación con el periodista Claud Cockburn, cuyo hijo, Alexander Cockburn, la conoció tiempo después. "Jean era una mujer maravillosa, cálida y amable en el trato. No podría haber sido más diferente del carácter retratado en Sally Bowles. Era muy inteligente, atenta política y vitalmente. Lo más probable es que encontrara el retrato pintado por Isherwood bastante irritante"
De hecho, cerca del final de su vida Isherwood admitió que no podía recordar como era Jean Ross.
Pero lo relevante es el hecho de que Isherwood logra congeniar la ficción y la autobiografía, generando una verdad ficticia que ha perdurado hasta hoy en día, 78 años después de su partida de la capital de Alemania, cuando de nuevo esta nación vuelve a estar unida y su epicentro es la antigua capital prusiana, cada vez que pensamos en el Berlín de los años 30, lo que vemos es el Berlín de Isherwood
Cuarenta años después de salir de Berlín, Isherwood la volvería a visitar con motivo de su nueva obra, ya no como ficción, sino sus memorias en "Christopher y su gente", eran los años 70 y todo había cambiado.
+Información:
Bajo el Signo de Libra: Berlín II
http://leopoldest.blogspot.com/de cabaret a the single man: Christopher Isherwood
http://leopoldest.blogspot.com/Un Burdel llamado El Dorado
http://banquetealatropa.blogspot.com/la soledad despues de berlin.
http://www.dangerousminds.net/comments/christopher_isherwood_single_man/
11 comentarios:
Me apasiona ese tema del cabaret en los años 20. Trabajo con un grupo mio sobre una adaptacion teatral de un cabaret frances des années folles, " le boeuf sur le toit" que tenia como MC nada menos que Jean Cocteau. Maurice Sachs escribio un libro de relatos con el titulo "Au temps du boeuf sur le toit". Queria como el heroe de Woody allen que un taxi me llevara de noche a un cabaret de estos.... subimos?
Me ha sido altamente docente pues de la vida y obra de este autor nada sabía, salvo que había un autor de esa época que había sido inspirador más o menos lejano de Cabaret
Me ha parecido acertadísima la elección de imágenes, como siempre, por otra parte. Otto Dix, siempre tan espeluznante y cruel.
Un abrazo
Un artículo que me ha encantado especialmente: vivo a una calle de donde residió Isherwood en el distrito de Schöneberg, y frente al que fue uno de los teatros punteros del Berlín de Weimar, el Metropol en Nollendorfplatz.
Isherwood encarna, en parte, el espiritu de Berlín, una ciudad todavía gamberra y trasgresora, que continúa plantando cara a los convencionalismos. Por muchos años sea!
Hey! Muchas gracias por el link ahí en la entrada. A fin de cuentas, a Isherwood le debo también conocer tu estupendo blog!
Es uno de mis escritores favoritos. Fabulador nato, narrador único, es probable que se tomara alguna licencia, pero mucho más las adaptaciones en cine: no hay que olvidar que eran los setenta, y un poco para el gran público, y sólo aparecía "El Maestro de Ceremonias" (una licencia para la peli): que o eran "muy, muy" y artistas o así...o en el caso de Michael York, alguien más ambiguo, así: Bob Fosse le dio un tono "musical" que tampoco tenía la novela como eje principal...Y los Landauer, aquí aparecen mucho más lejanos...
Es excelente todo lo que ha escrito, hasta el final, en el que profesó el hinduísmo-budismo. También excelente Auden, y toda esa época, en la que él ya intuía que la "liberalidad" poco a poco cambiaría, porque era un delicioso período de entre-guerras, que probablemente fuera mucho más interesante para quién lo vivió que incluso el Berlín actual: más mítico en todo caso: Ahora fortalecido, porque después resistió el nazismo, la guerra, una post-guerra muy dura...
Fascinante escritor, absolutamente.
Petons!
de esta cita se saca el título de Yo soy una cámara, la primera adaptación de la novela, para el cine y el teatro. qué interesante Berlín, en los 20-30, en los 70, y ahpra.
Pues no se por qué nunca leí nada de él. Voy a hacerlo inmediatamente. Y no solo eso sino que voy a dejar de cortarme las cejas y dejarme el flequillo cejuno de Isherwood.
Conocía a Auden y me sonaba el nombre de Isherwood, miraré si están esos títulos en la biblioteca, me ha gustado la metáfora de la cámara con el "obturador abierto", yo suelo emplear otra hablando de mí, digo que soy un tío de "pedal flojo", de esos que aprietas y entra a la primera, je, je, je, lo pillé de la peli esa francesa en la que sale nuestra Fanny Ardant:
Pédale douce 1995
Besos cabareteros
Me pasa como a Ripley, es uno de mis escritores favoritos, he leído prácticamente toda su obra, que me apasiona, desde el Mr. Norris changes trains hasta aquellas obras en que relata la parte final de su vida en que intentó convertirse a una especie de budismo, con un gurú personal -y digo intentó porque nunca fue capaz de renunciar al sexo-.
Isherwood es un escritor extraordinario y sencillo al mismo tiempo, y yo siempre digo que quizá fue el primer escritor gay en el sentido en que hoy entendemos esa palabra. Es cierto que en las primeras obras lo que late es la ambigüedad -pero no te puedes sustraer a ella, lo empapa todo- pero con el tiempo entró de lleno en su sexualidad y en los múltiples recovecos de la misma.
La novela suya que más me ha impresionado es precisamente Down there on a visit -Desde lo más profundo en castellano- en la que no se anda con remilgos a la hora de abordar la materia, aunque casi es lo de menos, con esa galería de personajes fascinantes que aparecen, como el vividor que ahíto de sexualidad renuncia a ella porque ya no le satisface en absoluto..
Una cosa que siempre me llamó la atención de sus novelas, sobre todo de las primeras, en las que como bien dices construye una verdad ficticia, era su apego a personas mayores de moralidad dudosa, en quienes él buscaba quizá una especie de padres en sentido invertido..
Isherwood es muy grande, y un pedazaco de escritor gay en un momento en que esa etiqueta no era comercial, al contrario, tenía un gran sentido y era liberadora.
Uf, perdona el rollo.. pero es que le adoro.
La frase de en Diario Berlinés en “Adios Berlin” la trobo força propera i m’ha la faig una mica meva des del punt totalment fotogràfic.
Soc un gran desconeixedor d’aquest autor ( entre d’altres ) però segur que el dia de dema ....quan tingui mes temps lliure dedicaré bona part a tornar a llegir.
Todo lo berlinés me apasiona, los teatros, los cafetines, los museos y las tiendas. Por eso leer esto es una buena referencia para mis próximas lecturas.
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