lunes, julio 05, 2010

Los Bronces de Riace


Pareja de estatuas griegas del siglo V a. C., que se expuestas en el Museo nacional de la Magna Grecia de Regio de Calabria. Son , junto al Dios del Cabo Artemisio (Zeus o Poseidón) del Museo Arqueológico Nacional de Atenas y el auriga de Delfos, de los pocos ejemplos de bronces de la antigua Grecia que han llegado a nuestros días.

Polinices o Tideo

Eteocles o Anfiarao

El arqueólogo Daniel Castrizio ha realizado una hipótesis sobre la identificación de ambos personajes, creyendo que podría tratarse del grupo original de estatuas de Eteocles y Polinices, ejecutado por el escultor Pitágoras de Regio.

Por su parte Paolo Moreno los identifica como Tideo y Anfiarao, ejecutadas ambas obras por manos diferentes: Agéladas y Alcámenes respectivamente.

14 comentarios:

erva_cidreira dijo...

Según otra hipótesis la pareja es Miltiades y Kodros.
Más recientemente el profesor y académico Chrisanthos Christou identificó las estatuas con Pericles de Xantipo y Efialtes de Sofonides y las atibuyó al círculo de Fidias.


Aquí pueden ver otras estatuas de bronce de gran tamaño en el Museo Arqueológico de Atenas :

(período clásico)
http://www.namuseum.gr/collections/sculpture/classical-en.html

(período helenístico)
http://www.namuseum.gr/collections/sculpture/hellenistic-en.html

Shylock dijo...

Tu bitácora es un tesoro

Leo Carioca dijo...

Hay una estatua como esas que no se sabe hasta hoy si es de Zeus o de Poseidon.
Bueno, me gustaría decirte que empecé un blog nuevo. El enlace para tu blog ya está allá.
¡Hasta!

El Anfitrión Griego dijo...

Las estatuas son dos esculturas exentas, conocidas popularmente como el guerrero viejo y el joven, encontradas en el Mar Jónico, en las costas de Riace, muy cerca de Reggio Calabria. Seguramente el barco que las transportaba sufrió un naufragio, y toda su carga, ha permanecido en el fondo del mar hasta 1972, año en el que fueron rescatadas.
Ambos guerreros presentan una posición muy parecida, la pierna derecha recta, sosteniendo la mayor parte del peso del cuerpo, y la izquierda ligeramente flexionada. El brazo izquierdo está doblado formando un ángulo de 90, seguramente para aguantar un escudo, mientras que el derecho, más estirado a lo largo del cuerpo, seguramente sujetaba una lanza o una espada. Ambas formaban parte de un grupo escultórico, y estaban diseñadas para ser vistas de frente.Como se puede apreciar en las imágenes, el trabajo en bronce, es de tal perfección que hasta los mínimos detalles se han estudiado con detenimiento, para dar el mayor realismo a las figuras. La figura B presenta el pelo corto y complétamente recogido, como para adaptar un casco, mientras que el guerrero A tiene el pelo largo sujeto por una cinta.

Ambos tienen añadidos de otros materiales, como el cobre de las pestañas y los labios, la plata de los dientes y el marfil de los ojos. El escultor demuestra un enorme conocimiento de la técnica de la cera perdida y de la proporción en las imágenes.
La postura es muy natural, y al mismo tiempo amenazadora, ojos de mirada fija, boca entreabierta, sin duda las figuras estaban destinadas a impresionar al pueblo. El trenzado del pelo y la barba, la poderosa musculatura, el relieve de la piel, donde son visibles los grandes músculos, venas y tendones, son también un prodigioso estudio de la anatomía humana. Ambas estatuas tienen el indudable valor de ser de las pocas obras originales que se pueden observar tal como eran las esculturas clásicas de bronce.

Seguramente las estatuas están realizadas en el mismo taller, participan de características muy reconocibles del llamado estilo severo, que tuvo a Policleto como su punto culminante y al contrapposto como la técnica postural más habitual.
Esta técnica consiste en dividir el cuerpo longitudinalmente en dos zonas, una tensa, sobre la que descansa el peso de la figura, y otra relajada. El contraste hace que se tenga que replantear todo el sistema postural de la figura. La prolongación de las caderas y los hombros convergen hacia el lado tenso de la estatua, y divergen hacia el lado relajado.
En cuanto a su identificación, también hay polémica. Algunos los consideran simples representaciones de guerreros anónimos, encargados por el tirano de Rhegion, o de otra de las ciudades de la Magna Grecia

www.xtec.cat/~jarrimad/grecia/riace.html

El Asceta Griego dijo...

Importancia del descubrimiento

La visión que tenemos en la actualidad del arte griego está un tanto distorsionada por años y años de contemplación del mármol desnudo, y que ha venido a conformar una idea de clasicismo que sorprendería a los propios autores que cuando realizaron aquellos magníficos templos, se afanaron en pintar con brillantes azules y rojos todos y cada uno de sus componentes. Así mismo hacían con las esculturas, que se policromaban casi en su totalidad.[26] Estamos demasiado acostumbrados a la contemplación del mármol desnudo para poder comprender el gusto que los artistas tenían por la decoración más o menos profusa.

Además, la mayoría de las obras que han llegado hasta nosotros no son sino copias romanas en mármol, de originales en bronce. Algún autor ha señalado de forma un tanto metafórica que una forma se desnaturaliza al pasar de una materia a otra (bronce a mármol) tanto como una obra poética cuando es traducida a otro idioma. Posiciones que en el metal no ofrecen ningún problema de equilibrio para la estatua, o que se pueden solucionar mediante contrapesos internos, al ser trasladados a la piedra hacen que se haga necesario el añadido de diferentes apoyos, traducidos en modo de vasijas, troncos de árbol o amorcillos, adosados a la figura con mayor o menor fortuna.

Los diferentes acontecimientos históricos hicieron que la gran mayoría de esas estatuas fueran fundidas para aprovechar el metal (en la construcción de cañones por ejemplo), y así, los ejemplos de esculturas en el noble metal son escasísimos.

Es por ello que el hallazgo de la pareja de Riace supuso todo un acontecimiento, y que los dos «guerreros» entraran a formar parte de ese puñado de ejemplos originales, entre los que cabe destacar, sin duda al magnífico Auriga de Delfos, o al Dios del cabo Artemisio del Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Estos escasos, pero valiosísimos ejemplos, nos permiten adentrarnos en el estudio directo de la escultura griega tal y como fueron ideadas por sus autores, sin la mediación obligada por su traslado al mármol.

es.wikipedia.com

Alcibíades enamorado dijo...

Sellos italianos con los Gurreros de Riace

pon dijo...

Sean quienes sean y quien los haya plasmado, qué maravilla, los orígenes.

Mery dijo...

Un placer la entrada si además la acompañan los comentarios que acabo de leer.
Efectivamente, pocas estatuas de bronce griegas han llegado a nuestros días y ser rescatadas del fondo del mar tras un naufragio centenario fué una suerte, casi un milagro.
Gracias por estos momentos de paz en este blog.
Un abrazo

TUT dijo...

Desde luego con tus aportaciones no solo nos descubres cosas interesantísimas, si no que además tienes aportaciones increibles de colabodores como Erva_cidreira, El Anfitrion Griego o el Aascetya griego, que aportan muchísimos datos .

Un saludo.

Champy dijo...

Ay ps si..... me quedo piense y piense tantas posibilidades.... de imaginar toda la vida que ha pasado a su alrededor....

2046

Anónimo dijo...

Tambien esta el bronce del Joven Victorioso, o el Atleta de Fano, que esta en la Villa Getty en Malibu (que he visitado hace no mucho y por eso tengo en mente).

Recuerdo perfectamente cuando sacaron los guerreros del mar y la impresion que causaron. Son de una belleza inenarrable, y al natural aun mas.

Joaquinitopez dijo...

Dos de las esculturas más impresionantes de la historia sin duda alguna.
Un abrazo

Xavier dijo...

He vist els del Museu Arqueològic d’Atenes hi realment son una meravella.

Es totalment desconcertant que la ma del home aconsegueixi expressar de forma tan bella la naturalitat d’un cos amb freds i rígids materials.

Justo dijo...

Pasarán los siglos, y no habrá civilización que nos transmita la fascinación como lo hace la griega.

¡Madre mía, cuántos comentaristas griegos! ¡Yo los quiero!