Viena, Österreichische Nationalbibliothek
Acercarse a la figura de Franz Schuber da la impresión de acercarse a una persona con tendencia masoquistas, ya que resulta extraño como a lo largo de su vida fue incapaz de seguir una trayectoria de forma fluida, lo cual le lleva a dejar una gran cantidad de obras inconclusas; si esto no fuera suficiente, se verá obligado, en cierta medida a componer la inmensa mayoría de su obra para piano debido a la imposibilidad de escuchar su música interpretada por una orquesta o por músicos profesionales, aunque según parece no era un instrumento que dominara como interprete, no así como compositor (lo que resulta asombroso es descubrir que era un excelente guitarrista, aunque no dejó ninguna obra escrita para dicho instrumento). También sufrirá de cierto nivel de obsesión con la consecución de la gloria mediante la Ópera, ya que era uno de los campos en los que por aquella época se podía ganar dinero, parece como si pensara en autoinfligirse un castigo de forma continuada.
Aunque tal vez todo lo anterior no sea más que un reflejo de la imposibilidad de realizar sus deseos, ya que el hecho de hacerlos realidad, le llevaría a enfrentarse con todos; por lo cual se siente una persona abatida y poseedor de una amargura vital.
Moritz von Schwind: Schurtiade (1868)
Wien Museum
La tristeza de Winterreise (1827) un impresionante ciclo de canciones que tradicionalmente se han ligado con el sentimiento premonitorio de la muerte ( escenas de un caminante solitario por paisajes invernales). Últimamente se tiende más a analizarlo como una recopilación o revisión de una vida, una vida no demasiado dichosa, aunque tuvo momentos de felicidad.
Johann Michael Vogl (1830)
Litografía de Josef Kriehuber
En 1817 conocerá al barítono Johann Michael Vogl, 20 años más joven que él, con quien mantendrá una relación que se romperá cuando este le abandone por el poeta Johann Mayrhofer, mientras tanto Michal Vogl se convertiría en un especialista en la obra de Schubert.
Moritz von Schwind (1827)
Litografía de Josef Kriehuber
Museo Albertina, Viena
En 1821 comenzará una relación con su alumno Moritz von Schwind considerada en su época como de "devota admiración y ternura", Moritz al final acabaría siendo pintor, siendo recordado por su alejamiento del estilo italianizante de los nazarenos para recuperar antiguas leyendas y sagas populares germánicas, se convirtió en la figura más destacada del estilo Biedermeier en pintura. Entre su producción destacan La Cabalgata de Kuno von Falkenstein y las decoraciones para el palacio de Wartburg y para la Ópera de Viena.
Sus relaciones con la mujeres no es que fueran mucho mejores, sólo se le conocen dos, un amor de adolescencia hacia Thérèse Grob, que no llevará a ninguna parte y en 1821 hacia Karoline Esterhazy, la cual le trataré como a un criado.
Las primeras obras instrumentales, siguen los patrones de Wolfgang Amadeus Mozart y Josef Haydn, siendo consideradas románticas por su sonoridades y su riqueza armónica y melódica. En las primeras sonatas intentará conseguir un estilo propio, huyendo de la influencia de su admirado Ludwig van Beethoven. Aunque estructuralmente tanto las sinfonías como las sonatas poseen un desarrollo clásico, aunque las armonías evocadoras y la amplitud melódica adquieren el papel principal. Aunque sus composiciones evolucionaron a lo largo de su vida, se considera que sus mejores canciones las compuso antes de los veinte años. Su reputación como padre del Lied alemán se basa en las más de seiscientas canciones que compuso.
Schubert tenia solamente 31 años y acababa de matricularse para estudiar
fuga cuando una sífilis, complicada con una crisis tifoidea, lo
llevaron a la muerte el 19 de noviembre de 1828, sin haberse acercado
nunca a su admirado Beethoven. El último deseo de Schubert, ser enterrado al lado de Beethoven, muerto un año antes, es finalmente una realidad, ya que en estos momentos, Schubert reposa en el mismo lugar, reservado a músicos ilustres, donde también se encuentra la tumba de Beethoven, en el Zentralfriedhof (cementerio principal) de Viena.
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11 comentarios:
me pillas a traición, sabiendo que me iba de vacaciones, pero no he podido resistirme...
Además de alguna que otra imprecisión, que no voy a desvelar por caballerosidad, Scubert es sin ninguna duda uno de los grandes músicos de la historia. Prolífico, intenso, apasionado, hondo, humano, romántico, luminoso, musical hasta la médula.
Es absurdo eso de comentar que el piano era un instrumento que no dominaba... Paparruchas. Sus sonatas de piano, especialmente el corpus de sus 4 últimas, son una obra imprescindible de repertorio y alcanzan cimas conceptuales que ni Beethoven pudo superar. Quizá más inexperto como orquestador, y siempre se le ha achacado un menos nivel que otros músicos de su importancia en el esencial arte del contrapunto. Aún así, sinfonías tan perturbadoras como la 8 o tan grandiosas como la 9 dan fe de su incuestionable calidad musical. Como comentaba en un reciente post que enlazas, todos los que amamos su música quedamos atrapados por el contraste entre su luminosa musicalidad y esas sombras que como abismos oscuros, pueblan sus partituras. Su hondura en ellos es arrebatadora, y no tiene parangón ni antes ni después. Es, pues, no un segundo venido a más, sino uno de los grandísimos, con toda honestidad.
Sus ciclos de Lied no han sido igualados en equilibrio, inflexión y poesía. Su última misa es un sublime ejercicio vocal además de una arriesgada apuesta en lo melódico como en lo contestatario.
Sus cuartetos de cuerda siguen haciéndonos temblar cada vez que los escuchamos y su música de cámara en general es de una calidad indudablemente extraordinaria. En general su música de cámara sigue hipnotizándonos hoy en día y melodías como las de la muerte y la doncella, el trío nº2 o la sinfonía incompleta han sido de las más usadas (a veces quizá hasta la saciedad) en cine, televisión y otras manifestaciones artísticas.
El pobre lo que no consiguió nunca fue la fama en vida, pero sus Schubertiades (quien se lo iba a decir a él) explican muy bien su personalidad y sus ideas, y son reuniones musicales que se siguen "imitando" aún hoy en día.
Sinceramente, es de los músicos que debe ocupara una buena repisa de toda discoteca razonablemente decente.
Ya para terminar, un acercamiento un poco más serio a su persona, no deja lugar a dudas para mucha interpretación puesto que realmente sabemos poco de él, pero por lo que he leído esa amargura de la que hablas era bastante íntima y en sus relaciones sociales ejercía como persona mucho más alegre de lo que pensamos.
Por desgracia, de "música clásica" sólo sé que me gusta lo que me hace sentir, nada más. Esta bio me va muy bien para aprender algo más sobre uno de sus artífices.
Saludos.
Schubert está en el aire.......
ya sabes que poco puedo aportar en este tema, que me encanta saber el cotilleo que nos cuentas, cositas muy interesantes que Justo y Vulcano no nos contaron.
ey, lo de Vulcano es impresionante...
un abrazo.
Tão classico o meu amigo
muy bello e interesate tu blog, un placer recorrerlo...saludos!
Lo de que era un virtuoso de la guitarra no lo sabía.
Has dejado tantos vídeos para ver que he de volver para verlos con calma, aunque algunas obras ya las conozco.
Un hombre atormentado por sí mismo sí que era, a qué negarlo.
Un abrazo y felices vacaciones.
jajajaajajajaj
ay qué bueno tu cartel jajajajaajaj
bueno, pues a disfrutarlas, que te cuidaremos la casita.
Besicos y fiesta!
Un pequeño regalo:
http://trafegandoronseis.blogspot.com/2009/04/selo-violeta.html
Gracias por dar tanto.Saludos
¡Hasta la vista! ¡Y felíz Páscua!
Pues no sabía -casi- nada de su vida personal, sólo que murió muy joven.. me impresiona, si con 31 años nos dejó este impresionante legado, ¿qué hubiera sido de ser longevo?
Imagino que los grandes creadores han de conocer el infortunio, sentimental o de otro tipo (aunque eso quizá le pasa a todo el mundo, no sólo a los creadores).. y afortunadamente de su mala estrella surgen esas composiciones que nos ponen en contacto con lo más sagrado, con lo que llamamos alma, o espíritu..
Sabes que no soy entendido en la materia -aunque he escuchado y escucho mucha música clásica- pero mi intuición y lo que he oído y leído- me dice que efectivamente Schubert es uno de los grandes, sin que pueda decirse propiamente que haya nadie por encima, ni su admirado Beethoven -al que yo por otra parte, nunca he acabado de cogerle el punto-.
Gracias por este post, con esa selección musical tan atinada -y por enlazar mi entrada-.
Un abrazo
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