El escultor Georg Kolbe (1877-1947) estudió pintura en Dresde, Munich y París, marcado por las corrientes simbolistas y especialmente por Max Klinger. Entre sus trabajos de juventud, figuran acuarelas inspiradas por "Himnos a la Noche" de Novalis, realizadas en su estancia parisina, a la edad 21 años.
Himno 6
Lejos del reino de la luz, muy lejos,
De la tierra al abismo al fin yo baje.
La furia del dolor, su rudo azote
Son las señales de un feliz pasaje.
Ponga ya el pie dentro del angosto bote.
Y llévelo mi anhelo
Allá en las playas a varar del cielo.
¡Bendita seas tú, oh, eterna noche!
¡Sueño eterno, de hoy más seas bendito!
El día ha puesto en llamas nuestra entraña;
Nuestro largo penar ya está marchito;
Ya no hallamos placer en tierra extraña;
Ansiamos ir a casa;
El vivo amor al Padre nos abrasa.
¿Qué más nos falta hacer en esta tierra
Con nuestra fe y amor que nada calma?
Por siempre más lo antiguo ha fenecido,
Y ¿qué ha de traer lo nuevo a nuestra alma?
¡Ah, cuán sólo se siente y aflijido
Quien con amor profundo
Ama la primitiva edad del mundo!
¡La edad primera, cuando los sentidos
Con un excelso llamareo ardían
Y la mano del padre y su semblante
Los humanos aún reconocían,
Y al perfecto arquetipo semejante
Era alguna criatura
De pensamientos altos y alma pura!
Edad dichosa, cuando florecían
Las antiguas estirpes patriarcales;
Deseaban para el Reino de los Cielos
La prole tras las penas terrenales;
Y con reinar en estos bajos suelos
Placeres y alegría,
Corazón hubo que de amor moría.
¡Dichosa edad! Con juvenil prestancia
Dios mismo se vistió del cuerpo humano
E inmólóse a una muerte prematura
De amor en un arranque soberano;
No le arredró ni angustia ni pavura:
Dar quiso hasta ese extremo
Un testimonio de su amor supremo.
¡Oh, edad feliz! Con un ferviente anhelo
Vémosle, envueltos en la noche obscura;
Jamás será apagada en esta vida
La abrasadora sed que nos tortura
Hemos hacia la patria prometida
De adelantar camino,
Y volverás al fin, tiempo divino.
¿Nuestro regreso qué es lo que detiene?
Los que amamos, ha tiempo que reposan.
Nuestro camino, su sepulcro cierra;
Desde hoy dolor y miedo nos acosan.
Por buscar nada queda en esta tierra;
Lleno el pecho de hastío
Harto se siente; el mundo está vacío.
Infinito y preñado de misterio,
Un dulce escalofrío nos inunda;
¿Allá lejos no oís nuestro lamento
Resonar por la bóveda profunda?
Acaso de añoranza un largo aliento,
De lo alto nos envían
Hermanos que otra vez vernos ansían.
¡Sepúltenme! Que al dulce prometido,
A mi Jesús amado, ir mi alma quiere!
¡Animo ten! Para el que llora y ama
Enciende ya el crepúsculo su llama,
Postrer adiós del día que se muere.
Nos rompe un sueño el vil terreno lazo,
Y nos hunde del Padre en el regazo
Lejos del reino de la luz, muy lejos,
De la tierra al abismo al fin yo baje.
La furia del dolor, su rudo azote
Son las señales de un feliz pasaje.
Ponga ya el pie dentro del angosto bote.
Y llévelo mi anhelo
Allá en las playas a varar del cielo.
¡Bendita seas tú, oh, eterna noche!
¡Sueño eterno, de hoy más seas bendito!
El día ha puesto en llamas nuestra entraña;
Nuestro largo penar ya está marchito;
Ya no hallamos placer en tierra extraña;
Ansiamos ir a casa;
El vivo amor al Padre nos abrasa.
¿Qué más nos falta hacer en esta tierra
Con nuestra fe y amor que nada calma?
Por siempre más lo antiguo ha fenecido,
Y ¿qué ha de traer lo nuevo a nuestra alma?
¡Ah, cuán sólo se siente y aflijido
Quien con amor profundo
Ama la primitiva edad del mundo!
¡La edad primera, cuando los sentidos
Con un excelso llamareo ardían
Y la mano del padre y su semblante
Los humanos aún reconocían,
Y al perfecto arquetipo semejante
Era alguna criatura
De pensamientos altos y alma pura!
Edad dichosa, cuando florecían
Las antiguas estirpes patriarcales;
Deseaban para el Reino de los Cielos
La prole tras las penas terrenales;
Y con reinar en estos bajos suelos
Placeres y alegría,
Corazón hubo que de amor moría.
¡Dichosa edad! Con juvenil prestancia
Dios mismo se vistió del cuerpo humano
E inmólóse a una muerte prematura
De amor en un arranque soberano;
No le arredró ni angustia ni pavura:
Dar quiso hasta ese extremo
Un testimonio de su amor supremo.
¡Oh, edad feliz! Con un ferviente anhelo
Vémosle, envueltos en la noche obscura;
Jamás será apagada en esta vida
La abrasadora sed que nos tortura
Hemos hacia la patria prometida
De adelantar camino,
Y volverás al fin, tiempo divino.
¿Nuestro regreso qué es lo que detiene?
Los que amamos, ha tiempo que reposan.
Nuestro camino, su sepulcro cierra;
Desde hoy dolor y miedo nos acosan.
Por buscar nada queda en esta tierra;
Lleno el pecho de hastío
Harto se siente; el mundo está vacío.
Infinito y preñado de misterio,
Un dulce escalofrío nos inunda;
¿Allá lejos no oís nuestro lamento
Resonar por la bóveda profunda?
Acaso de añoranza un largo aliento,
De lo alto nos envían
Hermanos que otra vez vernos ansían.
¡Sepúltenme! Que al dulce prometido,
A mi Jesús amado, ir mi alma quiere!
¡Animo ten! Para el que llora y ama
Enciende ya el crepúsculo su llama,
Postrer adiós del día que se muere.
Nos rompe un sueño el vil terreno lazo,
Y nos hunde del Padre en el regazo
8 comentarios:
poesías y dibujos que hablan de un mundo más allá del presente... Del renacer del alma en su estado perfecto, trascendiendo el dolor, y viviendo el amor en estado puro. Gracias por acercarme a estos artistas y sus trabajos Pe-jota. Un fuerte abrazo
Novalis, qué casi-desconocido en España. Con tanto que se publica, que fallos en literatura europea que tenemos. Los dibujos, de una belleza impresionante. Sorprendido y admirado.
no dejas de sorprenderme.
me temo que nada que aportar a este pozo de erudición, como siempre elevando el nivel medio de la blogsofera.
un abrazo.
Jolines, en mi viaje a Berlín me perdí el Museo Kolbe, qué interesante...Bueno, ya tengo algo pendiente. Como siempre que te leo.
A esta página hay que entrar con una libreta en la mano para tomar notas constantemente.
Empiezo a odiarte, que lo sepas.
Odio que no es mas que envidia, que no es sino fruto de la admiración, que esto no es peloteo, sino un enjambre de blablás atontolinados a esta hora de la noche.
Concluyendo, que un placer. Sobre todo volver a leer a Novalis, que siempre tiene su aquél. A Kolbe no lo conocía, pero veo que su dibujo es muy limpio.
Buenas noches
Bellos dibujos junto a un bello himno!
"Sepúltenme! Que al dulce prometido,
A mi Jesús amado, ir mi alma quiere"
Es muy místico, ¿no? Me sobrecoge.
Y aún me acuerdo de Fred Holland Day, bajo para ver otra vez las imágenes.
¿Y ese libro que estás leyendo, "Rant"? ¿Es una novela?
Proust y el amor.. yo sigo con "En busca.." pero muy lentamente, al acostarme, lo leo despacio para saborearlo, voy por la parte de Sodoma y Gomorra.
Un abrazo
Me ha encantado y no conocía nada de Georg Kolbe y me ha encantado. Un abrazo y millón de gracias
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