Dedicado a Vulcano Lover, espíritu exquisito, fraguador de bellas historias, alma indómita y soñadora que intenta atrapar en un rayo de luz, cual William Hamilton, toda la belleza de este mundo para evitar que la vida se le escape, mientras su interior bulle como el Vesubio.
Ahora que se presenta una magna exposición en Londres sobre uno de nuestros más grandes retratistas y contador de historias pictóricas, traigo aquí uno de sus grandes cuadros. Una obra que aparte de ser una de mis favoritas, nos cuenta una pequeña historia, una historia que no descubrí hasta años después de que la imagen de este magnifico lienzo quedara impregnada en mi retina siendo pequeño.
Y es que lo que me causaba curiosidad era qué estaba pasando entre esas personas que aparecían pintadas en el cuadro, parecía que se comunicaban, que algo grabe estaba sucediendo, pero nadie me explicaba que pasaba. Con el tiempo aprendí que la escena representaba al Dios Apolo, dios del sol, la luz, la curación, la música, la profecía, el arco y la poesía, representado por el joven efebo coronado de laurel que vemos en lado izquierdo del lienzo y que irradia la luminosidad que ilumina la escena, descubriéndonos al resto de los personajes, un atónito Vulcano, dios del fuego y los volcanes, forjador del hierro y creador de arte, armas y armaduras para dioses y héroes, junto a sus ayudantes los cíclopes, en un magistral estudio anatómico que huye del idealismo para centrarse en personajes creíbles y reales, gentes corrientes fáciles de encontrar por las calles, esta será una de las grandezas de Velazquez presente en su obra, así como el estudio de los personajes ya que es fácil adivinar las expresiones mezcladas de sorpresa y atención ante la noticia de que es portador el dios Apolo, la infidelidad de Venus con Marte.
Y es que lo que me causaba curiosidad era qué estaba pasando entre esas personas que aparecían pintadas en el cuadro, parecía que se comunicaban, que algo grabe estaba sucediendo, pero nadie me explicaba que pasaba. Con el tiempo aprendí que la escena representaba al Dios Apolo, dios del sol, la luz, la curación, la música, la profecía, el arco y la poesía, representado por el joven efebo coronado de laurel que vemos en lado izquierdo del lienzo y que irradia la luminosidad que ilumina la escena, descubriéndonos al resto de los personajes, un atónito Vulcano, dios del fuego y los volcanes, forjador del hierro y creador de arte, armas y armaduras para dioses y héroes, junto a sus ayudantes los cíclopes, en un magistral estudio anatómico que huye del idealismo para centrarse en personajes creíbles y reales, gentes corrientes fáciles de encontrar por las calles, esta será una de las grandezas de Velazquez presente en su obra, así como el estudio de los personajes ya que es fácil adivinar las expresiones mezcladas de sorpresa y atención ante la noticia de que es portador el dios Apolo, la infidelidad de Venus con Marte.
Por otra parte uno de los elementos importantes de esta obra es como consigue el efecto de profundidad mediante la yuxtaposición de personajes y la calidad en el realismo de muchos de los elementos que configuran la composición.
3 comentarios:
Muchas gracias... Ya sabía que eras un adulador... Menos mal que te voy conociendo y dé que detrás del piropeo abundante me aprecias de verdad... como yo a ti. Pero si nos metiéramos ambos en el cuadro, con tanto maromo, la verdad, no sé qué podría salir de ahí.
Velázquez, como siempre, no ha dejado de ser un Grande de la pintura. Porque además en este lienzo lleno de hallazgos, nos presenta, más allá de un finísimo trabajo de descripción del cuerpo masculino, y de impecables retratos de la época, así como de un escenario de diseña y distribuye con un acierto inspiradísimo, una mirada singular, mucho más exquisita y profunda de lo que trasciiende a primera vista. Porque sin duda es la mirada del autor lo que hace grande una obre, porque en ella está guardada esa grandeza del arte como interpretación de la realidad, como sueño y deseos tamizando lo que sucede, lo que nos cuentan, lo que nos dicen que es real. En esa mirada, aguda, incisiva, inteligentísima, se esconde un secreto desvelado sólo a los que quieran ver más allá del color y la textura... Sublime, no crees???
Cuando ya se ha dicho todo poco más hay que añadir.
Muchas gracias por el cuadro. Hacía tiempo que no lo veía.
Un abrazo, amigo.
Vulcano maravillosa obra :)
Lobogrino nunca esta todo dicho, siempre hay algo por descubrir, algo que no sabemos, algo que nos espera...
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