Peeping Tom
Ojos de solitario, muchachito atónito
que sorprendí mirándonos
en aquel pinarcillo, junto a la Facultad de Letras,
hace más de once años,
al ir a separarme,
todavía atontado de saliva y de arena,
después de revolcarnos los dos medio vestidos,
felices como bestias.
Te recuerdo, es curioso
con qué reconcentrada intensidad de símbolo,
va unido a aquella historia,
mi primera experiencia de amor correspondido.
A veces me pregunto qué habrá sido de ti.
Y si ahora en tus noches junto a un cuerpo
vuelve la vieja escena
y todavía espías nuestros besos.
Así me vuelve a mí desde el pasado,
como un grito inconexo,
la imagen de tus ojos. Expresión
de mi propio deseo.
Jaime Gil de Biedma
9 comentarios:
Avui he estat llegint poemes d'ell.
Aquesta fotografia no le tenia.
Gracies Sr.
¡Ay que ver cuán diversas son las familias!
Porque no puedo dejar de pensar al ver a este gran poeta, en su sobrina, la presidenta que sufrimos los ciudadanos madrileños.
Y me pregunto: ¿por qué a una mujer que ha crecido en ese ambiente acomodado y cultural no le habrá dado por revertir eso en la sociedad de manera bella, dedicándose a las artes, o simplemente a la diletancia?
Perdona que me haya desviado, pero es que.. aquí estamos como estamos.
Un abrazo
Yo ya no puedo recordar un "revolcón" porque ya desde pequeño era harto promiscuo y eran revolcones diarios con varios chicos, qué alegría que así haya sido, no todos pueden decir lo mismo de aquella época...
Bss
Hay que ver, con h, de tanto corregir faltas de ortografía empiezo yo a ponerlas, madre mía..
Los admiradores de Mirón somos legión. Y yo, como ves, además soy poeta.
No conocía, o no recuerdaba, este poema que mencanta, mencanta.
Un abrazo
Los revolcones en los pinares son las verdaderas huellas imborrables de la juventud.
...puede concentrarse tanto deseo en una mirada. unas veces en mirar, otras en ser visto.
Todo el cuerpo se sume
con dulzura se sume entre las cosas.
¡No ser, estar, estar profundamente!
¡Perderse al fin!
Yo también me quiero perder en este sueño que me lleva, p-jota.
Qué talento escribir como si estuviese charlando con un amigo, para darnos tanta belleza.
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