lunes, octubre 31, 2011

Vanitas


Juan Valdez Leal, "Finis gloriae mundi", 1671-72, Hospital de la Caridad, Sevilla

Vanitas: término latino que sirve para designar una categoría particular de composición artística de alto valor simbólico.

"Vanitas vanitatum omnia vanitas" (Vanidad de vanidades, todo es vanidad).

Eclesiastés 1:2



Rachmaninov: "La Isla de los muertos"

Intérprete: Orquesta Filarmónica de St. Petersburgo

Director: Mariss Janson


Un mensaje que pretende hacernos reflexionar sobre la futilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte. El cráneo humano, símbolo de la muerte, es el elemento más corrientes. Este "memento mori" (acuérdate de que vas a morir) se representa acompañado de diferentes símbolos de las actividades humanas: saber, ciencia, riqueza, placeres, belleza... Las vanidades como denuncian de la relatividad del conocimiento y la vanidad del género humano sujeto al inexorable paso del tiempo, y por consiguiente a la muerte.

Antonio de Pereda y Salgado, "Vanitas", s.XVII, Galería Uffizi, Florencia.

Pedro de Camprobín, "El caballero y la muerte", s. XVII, Hospital de la Caridad, Sevilla

Otros símbolos que podemos encontrar son: fruta pasada, como símbolo de la decadencia y del envejecimiento humano; las burbujas en referencia a la brevedad de la vida y lo repentino de la muerte; humo, relojes en alusión a la brevedad de la vida; instrumentos musicales, símbolos de la brevedad y la naturaleza efímera de la vida.

Paul Cezanne, "Pirámide de cráneos", 1898-1900

Fernando Vicente, "Materia Rosa, Vanitas"

Miguel Urbano, "Omnia Morte Cadunt"


No tengamos tiempo ya

en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;
y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera
es locura.

Jorge Manrique "Coplas a la muerte de su padre /38", 1476


Roberto González Fernández & David Trullo,"Vanitas-Vanitatis" 2007

Eduardo Alvarado, "Vanitas", 2008

David Trullo "Miss-World 2009"


Guillaume Pelloux "Vanitas-Vanitatis", 2010

"Respice post te! Hominem te esse memento! "


domingo, octubre 30, 2011

Johannes Ciconia: Vislumbrando el Renacimiento




De Johannes Ciconia lo único que se sabe con seguridad es que murió en Padua en junio o julio de 1412 y que probablemente fuera originario de Lieja, su fecha de nacimiento sigue en discusión debido a la presencia documentada de otros personajes con su mismo nombre, entre ellos su padre, también músico, con el que durante bastante tiempo se le confundió. Aunque mayoritariamente se acepta que dicha fecha de nacimiento fue en torno a 1370. Es posible que pasara por París y que estuviera en Roma y Pavía antes de llegar a Padua hacia 1401, pues en 1402 es citado como empleado de su catedral.




viernes, octubre 28, 2011

Agustí Centelles i Ossó, La Memoria Fotográfica

Agustí Centelles i Ossó

Agustí Centelles i Ossó (Valencia, 1909 – Barcelona, 1 de diciembre de 1985), Premio Nacional de Artes Plásticas en Fotografía de 1984, otorgado por el Ministerio de Cultura y uno de los padres del fotoperiodismo junto con Capa, Seymour, Gerda Taro o los Hermanos Mayo, sus fotografías sobre la Guerra Civil son la constatación del lado más terrible de la Guerra Civil Española.
Este impresionante legado histórico, con de más de 20.000 muestras (10.148 negativos de fotografía industrial, 1.119 clichés, 9.202 negativos 24×36mm, 28 de 6×6cm y 946 negativos varios) es custodiado por el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca tras haber sido adquirido a los hijos de Agustí Centelles por parte del Ministerio de Cultura.

1934, Hechos de Octubre, Barcelona.

1936, Plaza de Catalunya, Barcelona

1936, Cola de votantes en la calle Caspe, Barcelona.

1936, Disturbios en la plaza de Sant Jaume, Barcelona.

1936, Guardia de asalto, Barcelona.

1936, Guardias de asalto en la calle Diputación, Barcelona.

1936, Militantes anarquistas y guardias de asalto en la Via Laietana, Barcelona.

El escritor George Orwell, entre los brigadistas internacionales a su llegada a Barcelona

1936, Salida de milicianos hacia el frente, Barcelona

1936, Regreso de Companys del penal de Santa María (Cadiz).

1936, Salida de la columna García Oliver, Barcelona.

Fanny Jabcovsky, más conocida como Fanny Edelman

1937, Brigadista del Batallón Lincoln

1937, Juegos de niños. Niños jugando "a los fusilamientos". Barcelona

1937, Bombardeo de Lleida


1937, Bombardeo de Lleida

1937, Montjuic

1937, Soldado republicano del Frente de Aragón

1938, Belchite, Teruel, Frente de Aragón.

Familia de refugiados

1939, Campo de refugiados de Bram (Francia).

1939, Campo de refugiados de Bram (Francia).

1939, Campo de refugiados de Bram (Francia).

1944, El fotógrafo Agustí Centelles saliendo del campo de Bram, en Francia.


+Información:

des dels meus ulls....: Agustí Centelles i Ossó
http://es.wikipedia.org/wiki/Agustí Centelles

miércoles, octubre 26, 2011

Enrique Riveros: Una Memoria por Recuperar

Enrique Riveros durante el rodaje de "Le Tournoi" de Jean Renoir (1928)
Fotografía propiedad de la familia Riveros

En 1930, Jean Cocteau, dirige su primera película "Le sang d'un poète", que conformará parte de su Trilogía Orfica y es uno de los grandes referentes del cine de vanguardia. Una cinta en la que se abordan los miedos y obsesiones de un poeta, la inspiración, las reminiscencias, la muerte y la resurrección y precisamente de muerte y resurrección trata esta entrada dedicada al actor chileno que interpretó esa película, Enrique Riveros (Enrique Rivero), miembro de una familia de terratenientes chilenos, viajó a París en 1922 para estudiar agronomía, pero en contra de la opinión familiar entró a formar parte del mundo artístico y de la Vanguardia Histórica que dominaba la escena europea y parisina, Coco Chanel, Buñuel, Lee Miller, Man Ray, Gertrud Stein, los Vizcondes de Noailles, entre otros conformaron el circulo en que se desenvolvió.


Como actor trabajó en más de 15 películas, "Le tournoi dans la cité" (1928)," Le bled" (1929) dirigidas por Jean Renoir, "Dans une île perdue" (1931), "À mi-chemin du ciel" (1931) de Alberto Cavalcanti, "La bodega" (1930) dirigida por Benito Perojo, "Nicole et sa vertu" (1932) de René Hervil, entre otros; volviendo a Chile antes de la II Guerra Mundial, para morir en 1954 y dejando un legado casi olvidado. Por eso hablo de resurrección, ya que este actor hoy casi olvidado ha captado la atención y la pasión del director, escenógrafo, teórico, ensayista teatral y director de la Agrupación Minimale, Raúl Miranda, el cual ha buceado en el pasado para reconstruir la figura de un actor injustamente olvidado y no tan sólo reconstruir las lagunas y el vacío que existen entorno a su figura, sino también intentar comprender el porqué de estos.

Enrique Riveros en 1932 cuando rodaba "Nicole et sa vertu" de Rene Hervil
Fotografía propiedad de la familia Riveros

Javier Arnott. ¿Cuándo y de qué manera nace tu curiosidad y apasionamiento por la figura de Enrique Riveros?

Raúl Miranda. Jean Cocteau es uno de mis artistas y referentes favoritos, siempre he admirado su obra y en particular su cine. Tanto es así, que en 2001 mientras prepara una versión de su obra de teatro “Orfeo”, el estreno de Minimale del siguiente año, conocí a la crítico de arte, María José Riveros, y en una conversación informal sobre nuestros proyectos de ese momento, ella me contó que su abuelo había trabajado con Cocteau en un filme; intrigado le pregunté en cual y en que rol, su respuesta me sorprendió… era el protagonista de “La sangre de un Poeta”, uno de mis filmes más queridos. De ahí surgió con María José, una amistad que lleva 10 años y las ganas de hacer algo sobre la figura de su abuelo, claro que no supimos “qué y cómo” hasta fines del 2010. En esa oportunidad el curador y artista londinense Predrag Pajdic, me invita a participar en un proyecto de creación sobre relecturas de la película “La Bella y la Bestia”, para lo cual decidí hacer un cortometraje en formato de instalación, y como nuevamente retomaría la obra cocteauniana, pensé que era el momento de iniciar una investigación que diera forma a un documental sobre la desconocida figura de Riveros. Hablé con María José para iniciar el proyecto e invité como realizador audiovisual a Eduardo Pavez, joven director y dramaturgo chileno, para conformar un equipo con una mirada más desprejuiciada con el formato e investigación que realizaríamos. Francamente, el verdadero apasionamiento viene de la investigación misma, de empezar a descubrir a Riveros.

J.A. ¿Cómo es posible que una persona ligada a las Vanguardias Histórica, que trabajó a las ordenes de Cocteau, y que se relacionó con Álvaro Guevara pueda acabar sumido en una especie de limbo?

R.M. Bueno, tanto Riveros como Guevara, lamentablemente son dos ilustres desconocidos de la cultura chilena; ellos corresponden una generación y a una élite bastante particular de la historia republicana de Chile.

A principios del siglo XX, estaba instituido el viaje a las “metrópolis”europeas como forma de desarrollo y acceso a la información, a la cultura y a fin de cuentas, a la civilización. El Chile de aquel entonces aun era un país rural más cercano al periodo de la Colonia española, que a los pocos focos de modernidad industrial que existían como la de las salitreras del desierto de Atacama o el Puerto de Valparaíso. Pues bien, particularmente en ese periodo entre las guerras mundiales, el flujo de chilenos acaudalados o artistas becados por el gobierno chileno hacia Europa fue importante, pues no se concebía un desarrollo personal y nacional sin la estada y aprendizaje, particularmente, parisino.

Artistas como el poeta creacionista Vicente Huidobro y su amiga Sara Malvar (la primera artista conceptual chilena), o la novelista María Luisa Bombal (escritora maldita) estuvieron, vivieron, crearon y convivieron en el París de los años veinte con otras figuras chilenas, como los millonarios y “socialite” internacionales Eugenia Huici de Errazuriz (mecenas de Picasso, Stravinsky, Cocteau, Cendras, etc); Tony Gandarillas diplomático, coleccionista y amante del pintor del grupo de Bloomsbury, Christopher Wood, o el multimillonario Arturo López-Willshaw, conocido como “El Rey del Guano”. Pues bien, tanto Riveros como Guevara, pertenecían al mismo grupo social cuyas vidas y carreras se desarrollaron fuera de su país de origen, dejando escasos atisbos de su trascendencia o pertenencia, pues sus realidades estaban fuera del alcance de comprensión de sus connacionales. En gran medida es una generación que se autoexilia en ese París de lujos, donde podían agotar sus vidas, fortunas y talentos, hasta que la 2° Guerra Mundial acabó con todo.

Tal vez, la única persona que ha investigado estos asuntos en Chile, es el artista y curador Ernesto Muñoz en su libro “La modernidad extraviada”, una caja de Pandora sobre la presencia e influencia de las vanguardias históricas en esta parte de Sudamérica.

Respecto a la vida y obra del pintor chileno del Grupo de Bloomsbury, Álvaro Guevara, es tan desconocida y apasionante como la de Riveros, y será el tema del documental que seguirá a “Un Actor”. Guevara era aproximadamente 10 años mayor y murió en Francia, dos años antes que Enrique Riveros… un dato interesante sobre su último periodo de vida, fue que había dejado la pintura para escribir teatro, su pasión, pero sus obras no fueron estrenadas.

J.A. Supongo que el trabajo de investigación ha sido arduo, pero de todo lo que has ido descubriendo ¿Qué es lo que más ha llamado tu atención?

R.M. Realmente, lo que me ha sorprendido, más allá de conocer la notable carrera cinematográfica que Riveros desarrollo en Europa, es como “La Sangre de un Poeta”, se convierte en una suerte de guión trágico de su vida, hasta su muerte en 1954. Cocteau veía esta obra como una autobiografía, como la continuación directa de “Opium” y de la figura de Radriguet, pero hemos ido encontrando señas que enlazan la película de manera fatal con la vida de Riveros.

Es así, que el viaje a lado oscuro de la vida, el descenso al infierno, el sacrificio del artista ante una sociedad indolente, la belleza, la seducción, la locura, el suicidio, el fatal oficio de crear a costa de uno mismo, el olvido y la inevitable muerte, que Cocteau muestra como metáforas o alegorías, en Riveros se hacen carne, a su regreso a Chile.

Lo otro que ha sido sorprendente, es descubrir que Cocteau lo da por muerto en 1946, en un ensayo que escribe y publica sobre “La Sangre de un Poeta”, 8 años antes de la muerte real de Riveros, cuando hasta esa fecha continuaban una relación epistolar. Esto ahonda aun más el misterios del por qué, Enrique Riveros vuelve a Chile a vivir un exilio interno.

J.A. Se que habrá sorpresas entorno a su figura, como el descubrir que no sólo fue actor, sino que también fue poeta, pintor e incluso guionista, ¿No acrecienta esto aún más el misterio entorno a su vida tras abandonar Europa?

R.M. Si, la aparente imposición de abandonar Francia, no cortó su flujo creativo; son cerca de 20 años que transcurren en Chile, en que él se casa, tiene hijos, retoma sus labores en las tierras y negocios familiares, pero sigue pintando, dibujando y amando al cine, escribiendo guiones que no se realizarán jamás y añorando, añorando profundamente París.

En 1946 protagoniza su único filme chileno, “El hombre que se llevaron” de Jorge Délano (Coke), obra con la que reencontraría la pantalla cinematográfica, para no volver a actuar nunca más. Tal vez, sus películas caseras en 16 milímetros son otras evidencias de su tremenda nostalgia por “ese esfuerzo de amor… el Cine Moderno”, como le escribió Cocteau en la carta en que le rogaba que confirmara su participación en el film.

Aún hay una estrella, un sino fatal por desentrañar en Riveros.

J.A. España Y Chile comparten elementos históricos desafortunados, en estos momentos los españoles vivimos un proceso de recuperación de nuestra memoria cultural que nos fue arrebatada y casi borrada, ¿Crees que Chile también precisa mirar atrás y reconciliar su pasado? y ¿Hasta que punto estas figuras caídas en un cierto olvido nos ayudan a recuperar nuestro orgullo?

R.M. No sé si será signo de los tiempos o del neoliberalismo, pero Chile es un país sin memoria, en un brutal presente continuo impuesto por la fuerza. Y por esto mismo, pienso que es fundamental, reconstruir esa memoria, esa tradición en la construcción de una república que tuvo de presidentes a hombres que soñaron un país donde “gobernar es educar”, en donde el arte y la cultura fueron fundamentales para lograr esa igualdad y justicia social que no existe.

Creo que recomponer la historia, redescubrir fragmentos olvidados, comprender que nuestra labor tiene un precedente y un referente para su existencia, es básico para producción artística y su función política de cuestionamiento social.

Enrique Riveros, es un enclave en las vanguardias históricas y en la historia del cine; un eslabón perdido del arte chileno del siglo XX y un claro ejemplo del permanente cruce cultural de Latinoamérica con Europa, que debemos recuperar.


Documental sobre el actor chileno Enrique Rivero, protagonista del primer film de Jean Cocteau "La Sangre de un Poeta" de 1930.

Investigación: Raul Miranda / María José Riveros
Cámara y Edición: Eduardo Pavez
Producción: Minimale Films / Profetaparanoia
Dirección: Raul Miranda / Eduardo Pavez.

Gracias a Raúl Miranda por su tiempo, por su paciencia y por recuperar la memoria perdida de un hombre al que todos habíamos visto y del que sin embargo a penas sabíamos nada. Para tener presente hemos de corporizar un pasado con el que construir un futuro.



+ Información:

http://www.minimale.cl/
http://laminimale.blogspot.com/
http://vimeo.com/minimale films


lunes, octubre 24, 2011

La Celestina: Una Obra de Transición

 
Grabador: Fadrique Alemán de Basilea, Burgos, 1499

"Calisto fue de noble linaje, de claro ingenio, de gentil disposición, de linda criançça, dotado de muchas gracias, de estado mediano. Fue preso en el amor de Melibea, muger moçça, muy generosa, de alta y sereníssima sangre, sublimada en próspero estado, vna sola heredera a su padre Pleberio, y de su madre Alisa muy amada. Por solicitud del pungido Calisto, vencido el casto propósito della entreueniendo Celestina, mala y astuta mujer, con dos seruientes del vencido Calisto, engañados y por ésta tornados desleales, presa su fidelidad con anzuelo de codicia y de deleyte, vinieron los amantes y los que les ministraron, en amargo y desastrado fin. Para comiençço de cual dispuso el aduersa fortuna lugar oportuno, donde a la presencia de Calisto se presento la desseada Melibea".

"La Celestina" o "Tragicomedia de Calisto y Melibea" es algo más que un clásico de la Literatura Castellana y Universal, esta obra marcará el final del mundo Medieval y el principio del Renacimiento y con esto la entrada de la Época Moderna. Escrita durante el reinado de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón por Fernando de Rojas verá la luz en 1499 a Burgos. Teatro novelado o novela teatral, no es ni una cosa ni la otra, lo cual la convierte en única dentro de su género además de haber estado el que hoy en día podríamos definir como un auténtico "Best seller", puesto que entre los años 1499 y 1644 se producirán cerca de 200 ediciones; esto sin contabilizar las traducciones a otras lenguas y las también muy numerosas refundiciones, solo sería superado tiempos después por "Don Quijote".

Zaragoza, Jorge Coci, 1507

Una obra de transición entre dos épocas, en la cual encontraremos todos los temas de la literatura profana medieval, escrita con una enorme soltura y con un carácter tremendamente verista, ante nosotros desfilará la visión misógina de la mujer bajo la óptica de la Biblia y de la visión cristiana medieval, el tema del paso del tiempo y la inutilidad de cualquier gozo o grandeza mundana, la pérdida de la juventud en una especie de "carpe diem" renacentista ("Disfrutamos y folguemos, que la vejez pocos la ven"); el tema de la muerte que todo lo acaba, omnipresente al final de la obra dejando una sensación de total desolación y el tratamiento literario de las clases sociales.

Este el principio de La Celestina

CALISTO. En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.

MELIBEA. ¿En qué, Calisto?

CALISTO. En dar poder a Natura que de tan perfecta hermosura te dotase e hacer a mi inmérito tanta merced que verte alcanzase, y en tan conveniente lugar que mi secreto dolor manifestarte pudiese. Sin duda incomparablemente es mayor tal galardón que el servicio, sacrificio, devoción e obras pías que, por este lugar alcanzar, tengo yo a Dios ofrecido; ni otro poder mi voluntad humana puede cumplir. ¿Quién vio en esta vida cuerpo glorificado de ningún hombre como agora el mío? Por cierto, los gloriosos santos, que se deleitan en la visión divina, no gozan más que yo agora en el acatamiento tuyo. Mas, ¡oh triste!, que en esto diferimos: que ellos puramente se glorifican, sin temor de caer de tal bienaventuranza; e yo, mixto, me alegro con recelo del esquivo tormento que tu ausencia me ha de causar.

MELIBEA. Por gran premio tienes esto, Calisto.

CALISTO. Téngolo por tanto, en verdad, que si Dios me diese en el cielo la silla sobre sus santos, no lo tendría por tanta felicidad.

MELIBEA. Pues aun más igual galardón te daré yo, si perseveras.

CALISTO. ¡Oh bienaventuradas orejas mías que indignamente tan gran palabra habéis oído!

MELIBEA. Mas desventuradas, de que me acabes de oír, porque la paga será tan fiera cual merece tu loco atrevimiento. E el intento de tus palabras ha sido como de ingenio de tal hombre como tú: haber de salir para se perder en la virtud de tal mujer como yo. ¡Vete, vete de ahí, torpe; que no puede mi paciencia tolerar que haya subido en corazón humano [para] conmigo el ilícito amor comunicar su deleite!

CALISTO. Iré como aquel contra quien solamente la adversa fortuna pone su estudio con odio cruel.

[...]

La Celestina nos presenta una inversión de la jerarquía de valores, que influirá posteriormente en la novela picaresca de nuestro Siglo de Oro. Hasta entonces, en las novelas u obras dramáticas, el amor entre los personajes se movía en un doble plano: el amor ideal y sublimado, a lo Petrarca que era patrimonio de los señores y el amor carnal, propio de los plebeyos, servidores y personajes humildes. En La Celestina estos parámetros se vuelven del revés; el amor de Calisto por Melibea es meramente sexual, con ribetes de sadismo: "No me destroces ni me maltrates como solo —suplica *Melibea—, qué provecho te lleva dañar mis vestiduras?", mientras las prostitutas como Areusa y Elicia se hacen cortejar como grandes damas, llegando a burlarse de la elevada condición social de la heroína y, expresando el que tenía que ser el sentimiento de los entonces conversos, condenados y despreciados por los cristianos-viejos, algo muy próxima a Fernando de Rojas que era de familia conversa y su esposa Leonor Alvarez que era judía.

Noveno Acto
[...]

AREUSA: Ninguna cosa no es más lejos de la verdad que la vulgar opinión. Nunca alegre vivirás si por voluntad de muchos te riges, porque éstas son conclusiones verdaderas, que cualquier cosa que el vulgo piensa es vanidad; lo que habla falsedad: lo que reprueba es bondad; lo que aprueba, maldad. Y pues éste es su más cierto uso y costumbre, no juzgues la bondad y hermosura de Melibea por eso ser la que afirmas.

SEMPRONIO: Señora, el vulgo parlero no perdona las tachas de sus señores; y así yo creo que si alguna tuviese Melibea, ya sería descubierta de los que con ella más que nosotros tratan. Y aunque lo que dices concediese, Calisto es caballero, Melibea hijadalgo; así que, los nascidos por linaje, escogidos, búscanse unos a otros. Por ende no es de maravillar que ame antes a ésta que a otra.

AREUSA: Ruin sea quien por ruin se tiene: las obras hacen linaje, que al fin todos somos hijos de Adán y Eva. Procure de ser cada uno bueno por sí, y no vaya a buscar en la nobleza de sus pasados la virtud.

[...]

Grabador: Fadrique Alemán de Basilea, Burgos, 1499

Las prostitutas Areusa y Elicia le sirven a Fernando de Rojas para darnos a conocer el sentimiento y la opinión de los cristianos nuevos (tal vez su propia visión de las cosas), por su parte Melibea y Calisto son la personificación del conflicto entre el antierotismo cristiano y la sensualidad musulmana. El personaje de Celestina, la vieja alcahueta y seguramente morisca, será el elemento conductor para que Calisto pueda satisfacer sus deseos.

Así pues en La Celestina nos encontramos ante un fresco de la España futura, La lucha entre dos civilizaciones y su forma de ver la vida: La luminosa y desbordante sensualidad de la Al-Andalus musulmán y la represión atormentada del cristianismo. Lo cual con el tiempo nos llevará a la negación del elemento sexual en nuestra historia, muy en la línea del que en 1.555 escribiera fray Felipe de Meneses:
"Esta inclinación a la sensualidad, a mi juicio, no es natural de la nación española"
Lo cual ha distorsionado durante demasiado tiempo la visión de nosotros mismos, puesto que en el fondo no somos más que reflejos de Calisto, almas cristianas en cuerpos musulmán, o lo que es lo mismo herederos de tres culturas la cristiana, la musulmana y la judía, una herencia que muchas veces se nos ha querido arrebatar, pero que forma parte intrínseca de nuestros genes, y negarlo es negarnos a nosotros mismos.


En 1996 Gerardo Vera llevará "La Celestina" a la gran pantalla con Penélope Cruz (Melibea), Juan Diego Botto (Calisto), Terele Pávez (Celestina), Maribel Verdú (Areusa), Candela Peña (Elicia), Jordi Mollà (Pármeno), Nancho Novo (Sempronio), Carlos Fuentes (Sosia), Nathalie Seseña, Lluís Homar, Anna Lizarán (Alisa), Ángel de Andrés López (Centurio), Sergio Villanueva y Ana Risueño. El resultado fue bastante poco convincente debido al exceso de teatralidad, completamente antagónico al espíritu de la obra. Existe una adaptación anterior, del año 1969, dirigida por César Fernández Ardavín, cono Julián Mateos, Elisa Ramírez y Amelia de la Torre.


El 19 de septiembre de 2008 el Teatro de la Zarzuela de Madrid vivía el estreno mundial de la Ópera "La Celestina" de Joaquín Nin-Culmell hijo del también músico Joaquín Nin Castellanos y hermano de la escritora Anaïs Nin, compuesta en 1965 a partir de la Celestina de Fernando de Rojas y con textos de Juan de la Encina.

 
Esbozos adaptados por el escenógrafo Domenico Franchi sobre los diseños originales de vestuario de Lluís Juste de Nin 1. Calisto, 2. Sempronio, 3. Pármeno, 4. Celestina, 5. Areusa, 6. Melibea, 7. Lucrecia, 8. Elicia y 9. Coro. 
Dibujos en técnica mixta (2008). 
Colecció de la Fundación Ana María Iriarte, Madrid
 
 

+ información

http://www.cervantesvirtual.com/bib_obra/celestina/index.shtml

sábado, octubre 22, 2011

"Variaciones sobre un tema rococó opus 33" de Tchaikovsky


Fotografía de Tchaikovsky en 1874

Compuesta por Tchaikovsky en 1876, "Variaciones sobre un tema rococó opus 33" es todo un ejercicio de elegancia, ligereza y virtuosismo. Es una obra que permite, debido a su enorme complejidad, el lucimiento del violoncelista solista; una demostración tanto de su dominio del instrumento como de su técnica interpretativa y un ejercicio de sensibilidad, ya que a lo largo de la pieza debe enfrentar un amplio abanico de estados anímicos que fluctuarán desde la más exultante alegría a la más profunda de las melancolías.



Esta versión está interpretada por el celista belga David Cohen, acompañado por la NHK Orquesta, dirigida por Vladimir Ashkenazy, en una grabación de 2007.