"We're all of us sentenced to solitary confinement inside our own skins, for life!"
Asomarse a la vida de uno de los más grandes dramaturgos del s. XX, Tennessee Williams, es como leer una de sus obras. Y a la vez es sumirse en una de esas preguntas que son difíciles de contestar, ya que resulta extraño que el escritor homosexual más aclamado por el público heterosexual sea, justamente, el que presenta una visión más torturada de la homosexualidad.
La homosexualidad en la obra de Tennessee Wiliams es la representación de la muerte en su diferentes facetas o bajo distintas perspectivas, el alcoholismo (Skipper en "La gata sobre el tejado de zinc", Premio Pulitzer, nominación a los Tony y seis nominaciones a los Oscar), el suicidio (El primer marido de Blanche en "Un tranvía llamado deseo", Premio Pulitzer, dos Tony y cuatro Oscar de doce nominaciones) muerte y canibalismo (Sebastian en "De repente el último verano", tres nominaciones al Oscar).
Tennessee Williams conoció a Franck Merlo en agosto de 1948 en las calles de Nueva York, y lo que podría haber sido un ligue ocasional (uno de tantos, en una vida muy promiscua) se convirtió enseguida en un amor para siempre. Williams tenía en ese momento 37 años y era, nada menos, que el reconocido y exitoso autor de “Un tranvía llamado Deseo” que se había estrenado el año anterior. Por su parte, Merlo, era un chico moreno y muy atractivo, hijo de emigrantes, de 20 años, y que aún no sabía muy bien que hacer con su vida. Pero el flechazo o la seducción fueron muy deprisa, pues en octubre de ese mismo año ya compartieron el éxito de la nueva pieza de Tennessee, “Verano y humo”. Un mes más tarde se embarcaron hacia Europa, en un viaje que casi daría la vuelta al mundo, y que duró cerca de un año. Francky –como le llamaban los amigos- ya tenía una ocupación: ser el amante, secretario, enfermero y cuidador de Williams. Y el chico lo hizo, y casi contra todos los pronósticos fue fiel. Franck Merlo supuso la mayor estabilidad y equilibrio en la vida de Tennessee. Y parece que el momento más venturoso (o más estable) llegó a principios de 1951, cuando se estrena “La rosa tatuada”, una obra que exalta la fidelidad y que está dedicada a Franck Merlo. Antes de 1975 la homosexualidad de Tennessee había aparecido en cuentos y poemas (con mirada indirecta) y en muchos personajes de teatro femeninos – como Blanche Dubois en “Un tranvía llamado Deseo”- que aunque mujeres, sólo pueden comprenderse bien en tanto construcciones de una idea o de un arquetipo homoerótico. También la homosexualidad, más explícitamente, está en el trasfondo visible de dramas tan magníficos como “La gata sobre el tejado de zinc” (1955) o “De repente, el último verano” (1958), quizás una de las obras más profundas y decadentes –en el mejor sentido de la palabra- del dramaturgo. Franck permaneció esencialmente fiel. Pero no así Tennessee Williams (una vida terriblemente estresada, barbitúricos, alcohol, psiquiatras) que, mediando los años 50, ya había vuelto a las andadas. Franck lo tuvo entonces claro, el amor se convertía en amistad. Pero, pese a todo, el amor subsistió. Aunque acompañado muy pronto por la tragedia, pues Merlo murió en un hospital de Nueva York (a causa de un cáncer muy rápido) en septiembre de 1963, con 35 años. A la muerte de su amigo, Tennessee entró en una profunda crisis depresiva, que le llevó, incluso, a estar internado. Cuando salió (más viejo, más derrotado, empezando su particular travesía del desierto) volvió a lo habitual. Sus amigos serían los chicos alquilados o de circunstancia, el alcohol, las pastillas –con sucesivos procesos de desintoxicación- el teatro y la literatura, donde ya no volvería a cosechar nunca (pese a la aludida fama, que no mermó) los éxitos brillantísimos del comienzo. Tennessee Williams murió en Nueva York –ahogado al intentar destapar con la boca una botella, entonces se tragó el corcho- el 25 de febrero de 1983. Tenía 72 años. Para sorpresa de algunos (pues ya hacía casi veinte de la muerte de Franck Merlo) una de las disposiciones testamentarias de Williams pedía ser enterrado junto a los restos del ser que le había cuidado y querido. Sabemos que muy frecuentemente el amor (que siempre anda por ahí y vuela donde y como quiere, decían los goliardos) no llega a tiempo, o no lo sabemos ver, o es pájaro inquieto que levanta muy presto el vuelo. Pero el amor –incluso en los seres más desesperados, más convulsos- nunca parece faltar al encuentro.
Luis Antonio de Villena
Thomas Lanier Williams III nacido en Columbus , Mississippi , su infancia se vio afectada por la difteria, enfermedad que le mantuvo paralizado durante dos años, período durante el cual su madre le animó a que usara su imaginación, a los trece años le regalaría una máquina de escribir. Su enfermedad también le salvó de la atención abusiva de su padre, la cual se volcaría en su hermano Dakin.
Williams se sentía muy próximo a su hermana Rose, una esbelta belleza sureña a la que le fue diagnosticada esquizofrenia a una temprana edad, se vería obligada a pasar la mayor parte de su vida adulta en centros mentales, hasta que finalmente en 1943 un hecho lo cambiaría todo para siempre, Rose fue sometida a una lobotomía prefrontal, un procedimiento quirúrgico que elimina parte del cerebro y que la dejó incapacitada para el resto de su vida. Tennesee jamás perdonaría este hecho a sus padres. En su obra estos acontecimientos quedarían reflejados en la operación de lobotomía de la obra "De repente el último verano" y en el carácter de Laura Wingfield en "El zoo de cristal" una transposición de su propia madre.
A pesar del éxito de crítica y comercial alcanzado, incluyendo el período que se dedicó a escribir para el cine, que dio lugar a Un tranvía llamado deseo y El zoo de cristal, La gata sobre el tejado de zinc caliente, La rosa tatuada, Dulce pájaro de juventud, La noche de la iguana, De repente el último verano, Verano y humo, ...Tennessee tendría un triste final.
No sería justo terminar esta entrada sin hablar de la que es su última obra "Something Cloudly, Something Clear", escenificada en 1981 pero no publicada hasta 1995, en ella Tennessee rememora los hecho acaecidos en el verano de 1940 cuando conoció a su primer gran amor, Kip Kiernan, en una playa cerca de Provincetown. Toda una declaración de homosexualidad que su editora Maria Si. Just logró escamotear durante doce años bajo la escusa de la reputación personal del dramaturgo.
Williams finalmente murió, el 25 de febrero de 1983 en Nueva York, solo en una habitación de hotel, adicto a las drogas y la bebida. Se había ahogado con la tapa de una botella de colirio.
APAGAR EL VELADOR
Apagar el velador
es un acto a cuya eventual necesidad me rindo,
con reticencia cada vez mayor,
y que demoro leyendo más allá de mi límite
de concentración algún artículo o relato,
tomándome otra copa de jerez Dry Sack, poniendo
la píldora para dormir en un lugar donde pueda localizarla
con facilidad en la oscuridad, por si la tableta preliminar
de Valium no bastara
Porque, verás, a los sesentaicinco,
renunciar a la conciencia para dormir
implica, usualmente, un dejo de aprensión nerviosa,
porque tal vez no vuelva a revivir. Sin embargo,
a veces sospecho que hay en esto
un cierto placer escondido: también un dejo
de fascinación oculta en la rendición…
+Información:
Philip Kolin, Something Cloudy, Something Clear: Tennessee Williams's Postmodern Memory Play
http://en.wikipedia.org/wiki/Tennessee_Williams
16 comentarios:
Tennessee Williams conoció a Franck Merlo en agosto de 1948 en las calles de Nueva York, y que lo que podría haber sido un ligue ocasional (uno de tantos, en una vida muy promiscua) se convirtió enseguida en un amor para siempre. Williams tenía en ese momento 37 años y era, nada menos, que el reconocido y exitoso autor de “Un tranvía llamado Deseo” que se había estrenado el año anterior. Por su parte, Merlo, era un chico moreno y muy atractivo, hijo de emigrantes, de 20 años, y que aún no sabía muy bien que hacer con su vida. Pero el flechazo o la seducción fueron muy deprisa, pues en octubre de ese mismo año ya compartieron el éxito de la nueva pieza de Tennessee, “Verano y humo”. Un mes más tarde se embarcaron hacia Europa, en un viaje que casi daría la vuelta al mundo, y que duró cerca de un año. Francky –como le llamaban los amigos- ya tenía una ocupación: ser el amante, secretario, enfermero y cuidador de Williams. Y el chico lo hizo, y casi contra todos los pronósticos fue fiel. Franck Merlo supuso la mayor estabilidad y equilibrio en la vida de Tennessee. Y parece que el momento más venturoso (o más estable) llegó a principios de 1951, cuando se estrena “La rosa tatuada”, una obra que exalta la fidelidad y que está dedicada a Franck Merlo.
Antes de 1975 la homosexualidad de Tennessee había aparecido en cuentos y poemas (con mirada indirecta) y en muchos personajes de teatro femeninos – como Blanche Dubois en “Un tranvía llamado Deseo”- que aunque mujeres, sólo pueden comprenderse bien en tanto construcciones de una idea o de un arquetipo homoerótico. También la homosexualidad, más explícitamente, está en el trasfondo visible de dramas tan magníficos como “La gata sobre el tejado de zinc” (1955) o “De repente, el último verano” (1958), quizás una de las obras más profundas y decadentes –en el mejor sentido de la palabra- del dramaturgo.
Franck permaneció esencialmente fiel. Pero no así Tennessee Williams (una vida terriblemente estresada, barbitúricos, alcohol, psiquiatras) que, mediando los años 50, ya había vuelto a las andadas. Franck lo tuvo entonces claro, el amor se convertía en amistad. Pero, pese a todo, el amor subsistió. Aunque acompañado muy pronto por la tragedia, pues Merlo murió en un hospital de Nueva York (a causa de un cáncer muy rápido) en septiembre de 1963, con 35 años.
A la muerte de su amigo, Tennessee entró en una profunda crisis depresiva, que le llevó, incluso, a estar internado. Cuando salió (más viejo, más derrotado, empezando su particular travesía del desierto) volvió a lo habitual. Sus amigos serían los chicos alquilados o de circunstancia, el alcohol, las pastillas –con sucesivos procesos de desintoxicación- el teatro y la literatura, donde ya no volvería a cosechar nunca (pese a la aludida fama, que no mermó) los éxitos brillantísimos del comienzo. Tennessee Williams murió en Nueva York –ahogado al intentar destapar con la boca una botella, entonces se tragó el corcho- el 25 de febrero de 1983. Tenía 72 años. Para sorpresa de algunos (pues ya hacía casi veinte de la muerte de Franck Merlo) una de las disposiciones testamentarias de Williams pedía ser enterrado junto a los restos del ser que le había cuidado y querido. Sabemos que muy frecuentemente el amor (que siempre anda por ahí y vuela donde y como quiere, decían los goliardos) no llega a tiempo, o no lo sabemos ver, o es pájaro inquieto que levanta muy presto el vuelo. Pero el amor –incluso en los seres más desesperados, más convulsos- nunca parece faltar al encuentro.
Luis Antonio de Villena
¿Por qué últimamente desaparecen algunos comentarios?
¿Qué pasa con Blogger?
Como tantas de tus entradas, también Tenesse Williams vivó en Tánger - hospedándose en el Hotel Rembrandt - y pasando el día sentado en la terraza del Café Tingis del Zoco Chico, que él llamaba - en francés - " ma petite loge privée ", según nos cuenta Emilio Sanz de Soto en su artículo " ANTONIO FUENTES, UN RECUERDO DE TANGER Y UN OLVIDO DE ESPAÑA ", El País - Babelia, 23 de agosto de 1997, y que pueden encontrar en la página www.antoniofuentes.org - textos ( sobre Antonio Fuentes )
Es obvio que sus personajes homosexuales fueran tórridos, la vida gay en aquella época también lo era.
Uno ve el pasado desde la óptica actual; nos equivocamos al hacerlo. Cada era tiene su por qué, no hay que olvidarlo.
Un saludo
No he podido evitar soltar una carcajada al leer cómo murió: intentando descorchar una botella con la boca se tragó el corcho, ya le vale!!! si al menos hubiera sido atragantándose con dos pollas vale....
beXotes desde el tranvía...
X
Una vez mas me sorprendo al comprobar cuánto desconozco de ciertos personajes.
Tus entradas son esclarecedoras, como la aportación de los comentaristas que me preceden.
Por lo que veo Tánger tuvo mucha atracción para artistas variopintos; actualmente creo que está desplazada por Marrackesh y otras ciudades de países mas arientales.
Por cierto, mal gusto no tenía mister Williams.
Un abrazo
Ke fuerte todo, había millones de cosas ke desconocía. Lo primero es ke jamás había visto una foto de él, ke la cosa tiene delito, pero hasta ke no las he visto en esta entrada, no me había dado cuenta.
No kisiera verme yo nunca en la piel de Tennessie; un genio, sí, pero a ké precio.
¿Está esa ultima obra suya publicada en castellano? Es ke no me suena haberla visto en ningún sitio.
Nunca leí una novela de TW pero no me perdí ninguna de las películas. Era cine gay. Muy obvio desde luego para los homosexuales. Y me encantaba.
Qué tiempos, qué sesiones de cine me metía.
Interesantes los datos de sus amores, que desconocía, la verdad.
LO más interesante para mí, la estética del sufrimiento como lucha en la vida, como detonador del conocimiento. Un ser extraordinario.
Hay personas que dependen de la bondad de los extraños.
me alegro de que mi "homocronía" sobre Tennessee te haya servido de acicate para ampliar los datos sobre este dramaturgo tan especial... Pongo el enlace de tu blog para ilustrar mejor su biografía... Y ¡gracias! Saludos
qué final más triste!
yo como Uno, no leí nada, pero creo que he visto todo (de las que citas). es curioso, tendría éxito entre un público heterosexual y americano, pero el cine le ha hecho universal. todos hemos crecido con las historias de TW.
ya habíamos hablado sobre Blanche Dubois. tengo que volver a ver la peli para (re)descubrir esos matices. mi favorita, sin duda, la primera vez que la vi me dejó helado, es De repente el último verano.
me encantan estos posts de amores im/posibles...
un abrazo.
El drama, con mayúsculas...
Homes genials, lletres genials, vides genials tot la complicació del temps el lloc i l’espai.
I en Pancho te un no se que…..” arrebatador” i diuen que nas gros sinònim de ……
Lo he visto más en teatro incluso que en cine. Y de todas, recuerdo especialmente la versión de El zoo de cristal dirigida por Mario Gas con Amparo Soler Leal, María León y Álex Casanovas en 1995: ¡cómo me emocionó! Creo que es la obra que más me ha gustado.
Me han impresionado detalles de lo que cuentas, no sólo la forma en que murió, sino el hecho de que quisiera ser enterrado junto a su amado..
Tennessee Williams, how he longed for his green-eyed, callipygian muse and lover, Kip Kiernan. A southern gentleman writing of such eloquent tragedies, his own life and Kip's life a tragedy.
Publicar un comentario