"
La estatua de sal" son las memorias inconclusas e inéditas del poeta mexicano Salvador Novo, uno de los más altos exponentes de la vanguardia de su país y de cierto exotismo camp que se daba de bruces con el nacionalismo revolucionario y con la cultura de izquierda musculosa y muralista. A lo largo de su prolífica vida, Novo (1904-1974) fue académico, poeta, personaje público, director y autor teatral, publicista, epigramista, historiador, traductor, ensayista y novelista, pero sobretodo fue el cronista de la Ciudad de México, (metrópoli en la que nació el 30 de julio de 1904 y en la que falleció el 13 de enero de 1974), en su obra "Nueva Grandeza Mexicana". Además de todo esto Salvador Novo será una persona que se moverá entre extremos, ya que si bien tratará el hecho homosexual de una forma totalmente abierta, algo que escandalizaría al México de los años cincuenta, en el aspecto político será una persona muy reaccionaria.
Comenzó a escribirlas cuando contaba 40 años y llegó a registrar su infancia y su adolescencia marcadas por la revolución mexicana, y la vida de joven estudiante que ingresa a los 20 años en el ambiente gay de la ciudad de México. "Desde muy joven, su prestigio y su desprestigio son intercambiables, y los mantiene al costo que sea", escribirá el Periodista, cronista, ensayista y narrador mexicano
Carlos Monsiváis sobre Novo en el extenso prólogo a "La estatua de sal". "En un medio delimitado por el prestigio, ¿cómo se sobrevive al conjunto de desafíos: el amaneramiento, el maquillaje no tan ocasional, la voz dulcísima, las cejas depiladas, la ropa que le ahorra declarar sus pretensiones de modernidad y, más tarde, los anillos colosales y la variedad de pelucas como trofeos de la guerra contra el choteo?"
Novo pertenecía al grupo de escritores agrupados en la revista Contemporáneos (entre los que sobresalía junto a su íntimo amigo
Xavier Villaurrutia , con quien fundaría la revista "Ulises" y
Gilberto Owen), identificados con el purismo estético y la torre de Marfil, bastante ajenos por cierto a los cambios político-sociales y sobre todo al compromiso militante en la poesía. Sin embargo, "La estatua de sal" refiere la ambigüedad hacia el pueblo: el rechazo a la burocracia revolucionaria no quita los gustos populares a la hora del sexo furtivo. Era conocida la preferencia de Novo por los choferes del pujante transporte público, quienes, cual iconos futuristas al volante, metaforizaban la fuerza arrolladora y dinámica de la juventud pujante.
Salvador Novo en los años treinta
En "La estatua de sal" un tema básico es el ingreso en el ghetto homosexual, el entrar al Ambiente. Como en ningún otro texto de Novo, su gran talento descriptivo se solaza en el ingreso a los preámbulos de una comunidad. En trazos rápidos, se les infunde densidad literaria a personas de suyo notables, estereotipos que son arquetipos. Ante Novo, y gracias al método de las concesiones sexuales del personaje, el ghetto va entregando sus secretos, sus manías preciosistas, su agudeza para el apodo (ese sobrenombre cruel que el tiempo hace entrañable), su infinita red de grupos y amistades, su solidaridad interna devastada por la lógica de una minoría sin orgullos que se cree la causa y no el objeto de las persecuciones”.
Es evidente que dar cuenta de su vida singularizada por la homosexualidad y el refinamiento estético era el objetivo de Novo al escribir clandestinamente las páginas de "La estatua de sal", así por ejemplo nos cuenta que celebrando el centenario de la consumación de la independencia, 1921, tenían decorado el departamento con elementos muy mexicanos, como un idolo nalgón, arriba del couch o piedra de los sacrificios y allí para no desentonar, pusieron una jícara para la vaselina.
Su obra especialmente sus sonetos serán un reflejo de su forma de pensar, cosa que es fácil de ver ya en su primera colección, "Poemas de adolescencia" (1918 - 1920)
Xavier Villaurrurtia A Xavier Villaurrutia
Por la cruz inicial de tu nombre, Xavier,
y por la V de vida que late en tu apellido,
yo columbro tus ansias brillantes de no ser
y escucho el ritmo de tu corazón encendido.
Porque tu voz es sabia en callar y ceder
al claro simbolismo del rosal florecido;
porque en tus manos hay aroma de mujer
y en tu soñar angustia, y en tu ademán olvido.
Porque nuestras dos almas son cielo y mar
profundas e inconscientes en su grave callar
porque lloramos mucho y rezamos en vano,
y porque nos devora un ansia pecadora
quiero decirte: ¡Sufre!, quiero decirte: ¡Llora!
quiero decirte: ¡Ama!, quiero decirte: ¡Hermano!
(De Poemas de adolescencia)
En el poemario "Nuevo amor" (1933), el homoerotismo fluirá libremente a lo largo de toda la obra.
4. Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío
junto a tus hombros tersos de que nacen las rutas de tu abrazo,
de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remotas,
sentí de pronto el infinito vacío de su ausencia.
Si todos estos años que me falta
como una planta trepadora que se coge del viento
he sentido que llega o que regresa en cada contacto
y ávidamente rasgo todos los días un mensaje que nada contiene sino una fecha
y su nombre se agranda y vibra cada vez más profundamente
porque su voz no era más que para mí oído,
porque cegó miso ojos cuando apartó los suyos
y mi alma es como un gran templo deshabitado.
Pero este cuerpo tuyo es un dios extraño
forjado en mis recuerdos, reflejo de mí mismo,
suave de mi tersura, grande por mis deseos,
máscara,
estatua que he erigido a su memoria.
(De Nuevo Amor)
"Mateo el Negro", Roberto Montenegro, 1915
En "Poemas proletario" (1934), Novo ensalzará la virilidad de los trabajadores a la vez que criticará el machismo.
Del pasado remoto
sobre las grandes pirámides de Teotihuacán,
sobre los teocalis y los volcanes,
sobre los huesos y las cruces de los conquistadores
áureos
crece el tiempo en silencio.
Hojas de hierba
en el polvo, en las tumbas frías;
Whitman amaba su perfume inocente y salvaje
y Sandburg lo ha visto cubrir las tumbas
de Napoleón y de Lincoln.
Nuestros héroes
han sido vestidos como marionetas
y machacados en las hojas de los libros
para veneración y recuerdo de la niñez estudiosa,
y el Padre Hidalgo,
Morelos y la Corregidora de Querétaro,
con sus peinetas y su papada, de perfil siempre,
y Morelos con su levita, sus botas negras y su trapo
en la cabeza, feroz el gesto, caudillo suriano
y la Corte de los virreyes de terciopelo, hierro y encajes
y la figura de cera de Xóchil descalza
entre los magueyes de cera verde.
Luego Iturbide en su coronación
—¡y pudiste prestar fácil oído a falaz ambición!—
y nuevas causas de la libertad,
intervenciones de cowboys y zuavos de circo
y “entre renuevos cuyos aliños
un viento nuevo marchita en flor,
los héroes niños cierran sus alas
bajo las balas del invasor”.
Y Juárez, Benemérito de las Américas,
para que vean de lo que son capaces los indios,
en su litografía de marco dorado
sobre todos los pupitres grises, decorado de moscas,
sobre los pizarrones encanecidos,
el Monte de las Cruces, el Cerro de las Campanas,
el Cerro de Guadalupe
y don Porfirio y las fiestas del Centenario
a que vino Polavieja, entre otros,
y las extras de los periódicos
y el temblor de tierra que trajo a Madero
y a la señora Sara P. de Madero.
Revolución, revolución,
siguen los héroes vestidos de marionetas,
vestidos con palabras signaléticas,
el usurpador Huerta
y la Revolución triunfante,
don Venustiano disfrazado con barbas y anteojos
como en una novela policiaca primitiva
y la Revolución Constitucionalista,
Obregón, que tiró la piedra y escondió la mano
y la Revolución triunfante de nuevo,
la Era de las Instituciones,
el Mensaje a la Nación,
las enseñanzas agrarias del nuevo caudillo suriano,
el Jefe Máximo de la Revolución,
y el Instituto Político de la Revolución,
los Postulados de la Revolución,
los intereses colectivos,
la clase laborante y el proletariado organizado,
la ideología clasista,
los intelectuales revolucionarios,
los pensadores al servicio del proletariado,
el campesinaje mexicano,
la Villa Álvaro Obregón, con su monumento,
y el Monumento a la Revolución.
La literatura de la revolución,
la poesía revolucionaria
alrededor de tres o cuatro anécdotas de Villa
y el florecimiento de los maussers,
las rúbricas del lazo, la soldadera,
las cartucheras y las mazorcas,
la hoz y el Sol, hermano pintor proletario,
los corridos y las canciones del campesino
y el overol azul del cielo,
la sirena estrangulada de la fábrica
y el ritmo nuevo de los martillos
de los hermanos obreros
y los parches verdes de los ejidos
de que los hermanos campesinos
han echado al espantapájaros del cura.
Los folletos de propaganda revolucionaria,
el Gobierno al servicio del proletariado,
los intelectuales proletarios al servicio del Gobierno
los radios al servicio de los intelectuales proletarios
al servicio del Gobierno de la Revolución
para repetir incesantemente sus postulados
hasta que se graben en las mentes de los proletarios
—de los proletarios que tengan radio y los escuchen.
Crece el tiempo en silencio,
hojas de hierba, polvo de las tumbas
que agitan apenas la palabra.
El Himno del trabajo
en la ciudad antigua, edificada sobre agua
los hombres hacen puertas y levantan paredes
o conducen gente de un sitio al otro
o fabrican pan
o vigilan las grandes máquinas que escupen su negrura
sobre sus carnes flácidas
o componen en plomo las frases de los pensadores
o vocean la cotidiana sabiduría de los periódicos
o envejecen detrás de los mostradores
o de los escritorios
o en las cárceles o en los hospitales
o destazan la carne sanguinolenta, y la pesan
o leen atentamente las ofertas de empleo en los diarios
o llaman a las puertas y muestran un brazo paralizado.
Pero concluido el Himno del trabajo
pueden iniciar el Himno de la alegría,
pueden ir a un cine y comer cacahuates
o pueden escuchar en el radio una Conferencia
Antialcohólica
con números de música cubana
o ir a tomarse un tequila a la esquina
o pulque y tacos,
o asistir a una conferencia
sobre los anhelos y las realizaciones del Plan Sexenal.
“En Rusia, compañeros, el proletariado organizado
derrocó la tiranía de los zares
y redujo a cenizas el capitalismo y la burguesía.
El comunismo es una doctrina extraña en nuestro medio,
no pudimos sostener relaciones diplomáticas con la
Unión Soviética,
pero la Educación Socialista
preparará a tus hijos a vivir el momento histórico
y la realidad mexicana dentro de los postulados
del Instituto Politécnico de la Revolución Mexicana.
La capacitación de las masas trabajadoras,
los anhelos de reivindicación del proletariado...”
Le dicen los poetas proletarios:
Campesino,
toma la hoz y traza tu destino.
(Se lo dicen en la ciudad, o por radio
y el no puede escucharlos.)
Los pintores lo graban en los muros de las oficinas
abrazando al obrero,
viendo salir el Sol de las Reivindicaciones,
cargado de flores o de paja
o descendiendo a las minas negras.
(Él no ha visto esos muros, y en su choza
cuelga un viejo almanaque de los productos Báyer
o el retrato de Miss Arizona en traje de baño
que cortó de un rotograbado dominical.)
Cuando suele venir a la ciudad
trae a cuestas dos costales de tierra de encino
para las macetas de trozos de platos
que adornan las casas de los pensadores proletarios
o viene a venderle a mister Davis unos sarapes
o a vocear lúgubremente una ruda escalera
o dos petates o unos jarros toscos
o chichicuilotitos vivos.
Y si tiene fuerzas
se llega caminando hasta la Villa de Guadalupe
a encenderle una vela a la Virgen
porque en su atraso y su ignorancia
no sabe que ya no hay Dios, ni santos,
ni cielo, ni infierno,
ni que la doctrina marxista, la oferta y la demanda,
la plusvalía y la saturación de la plata
integran la preocupación más honda
del Gobierno emanado de la Revolución.
Se llega, tímido, a la elegante y sabia ciudad,
vestido de manta, descalzo y callado,
miedoso de los automóviles raudos
y se vuelve a su tierra por los caminos desmoronados
en que crece el tiempo en silencio
pisando hojas de hierba, polvo de las tumbas
que agita apenas la palabra.
Es necesario fomentar el turismo.
Cuando esté terminada la carretera México-Laredo
vendrán muchísimos más Leones y Rotarios
a brindar en Xochimilco por la prosperidad de México,
que les queda más cerca que Egipto, relativamente,
y que también tiene ruinas de Monte Albán.
Los años de la depresión dejaron ya su enseñanza.
Mientras Morgan y Rockefeller
el maltusianismo y las sufragistas
construían en el pasado siglo la civilización industrial,
los ferrocarriles, los bancos y las fábricas de salchichas
los B.V.D.’s, los tractores y la leche condensada
sin pensar en la inmanente tragedia de la
sobreproducción,
Juárez dijo que el respeto al derecho ajeno era la paz
y disfrutamos en consecuencia de una larga paz
enajenada,
turbada apenas, acaso, por la inauguración del
ferrocarril
que iban a ver las gentes, como al circo,
por las tardes, en la estación.
Fuimos inmunes al industrialismo.
Nuestra paz, el silencio prenatal de nuestros campos
apenas si a ratos despertaba
la explosión de un cohete, de un alarido,
de un balazo o de una detumescente puñalada.
Todavía nos halló sentados
el retorno del hijo pródigo yanqui
vencido por la máquina que engendró su comodidad,
aturdido, loco de ruidos industriales,
misionero, turista y periodista.
Vinieron en aeroplano grandes pensadores rubios.
"El confort, dijo uno de ellos,
es la armonía entre el hombre y su medio.
Los indios, a la puerta de sus chozas,
están más confortables, descalzos,
qua Anatole France en zapatillas
o Calvin Coolidge sorbiendo una Coca-Cola
en un salón del Waldorf Astoria."
Otro dijo: "Con unos cuantos tractores Ford,
unos cuantos baños de Crane,
algunos kilómetros de carreteras pavimentadas
México sería el paraíso
que no pudieron ser los Estados Unidos."
Vino todavía otro, de mucho más lejos,
y comparó la civilización industrial a un lirio podrido
cuyo perfume le era definitivamente más grato
que el de la paz prenatal regada de ocasional sangre,
sólo interrumpida, a ratos, por el estallido de un cohete
que mira el indio, confortable a la puerta de su choza,
ignorante de lo que dijeron los pródigos pensadores.
De todas maneras
el despertar de los anhelos
de las clases laborantes del campo y la ciudad...
Crece el tiempo en silencio:
hojas de hierba, polvo de las tumbas
que agita apenas la palabra.
(De Poemas proletarios)
Pero Novo tenía una cara bien distinta, divertida eso sí pero demoledora como demuestra su obra Sátira, El libro cabrón, en el que se despacha a gusto contra su enemigos, así como ejemplo estas lindezas que le dedica a Diego Rivera en "La Diegada"
Que resuelve un problema doméstico.
-Me dicen que tu marido
es gente tan distraída,
que frecuentemente, vida
suele dejarte en olvido:
¿es verdad, o me han mentido?
-Cierto, no te han engañado.
mas ya el remedio he encontrado.
-¿Y cómo le hiciste, dime?
-Si quiero que se me arrime
me visto de colorado.
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Que da máximas de limpieza
El pintor descomunal
no se enjabona en su casa
ni los umbrales traspasa
de público temascal.
Para su aseo anual
ni a su mujer, el infame,
por más que a su puerta llame,
quiere abrir el fementido,
que en la práctica ha aprendido
que el buey suelto bien se lame.
(Extracto de "La Diegada")
Entre sus texto cabría mencionar, antes de dar por concluida esta entrada, "El tercer Fausto" obra claramente homosexual, en la que un hombre enamorado de otro, vende su alma al diablo para convertirse en mujer, para acabar comprobando que su amante era homosexual.
De 1937 a diciembre de 1973, poco antes de su muerte, Novo ejerció una forma original de crítica social y política, que suponía la simultánea autocrítica del escritor y fue activo participante en la renovación de la literatura mexicana, que le valieron diversos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Literatura (1967).
Nota: Esta entrada no hubiera sido posible sin la inestimable colaboración de
Benjamín Arredondo