miércoles, julio 18, 2007

Narciso

"No sabe qué es lo que ve, pero lo que ve le quema"

Ovidio


Villa di Diomede ( Pompeya )

Narciso (Νάρκισσος) era un joven de gran belleza, del cual se enamoraban tanto doncellas como muchachos, pero él rechazaba sus insinuaciones.
Entre las jóvenes heridas se encontraba la ninfa Eco, la cual había disgustado a Hera y por lo que había sido condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera.


Caravaggio, 1598-99

Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó “¿Hay alguien aquí?”, Eco contenta respondió: “Aquí, aquí”. Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: “¡Ven!”. Después de responder: “Ven, ven”, Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que solo quedó su voz.


Nicolás Poussin, 1628-30

Para castigar a Narciso, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.


Benczúr Gyula, 1881

Narciso, al igual que Ganymede, ha funcionado en las artes como un símbolo de la pasión por el mismo-sexo. Este significado se ha atribuido a dos elementos el deseo de los hombres por él y porque finalmente cayó enamorado de un hombre, él mismo.
Por otra parte, Narciso, también se ha visto como elemento masturbatorio debido a su auto-enamoramiento.


John Williams Waterhouse, 1903

El episodio de Narciso es uno de los más bellos, desde el punto de vista estrictamente literario, y se debe a la mano de Ovidio que fue el primero en combinar las historias de Eco y Narciso.

MUERTE DE NARCISO

Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo,
envolviendo los labios que pasaban
entre labios y vuelos desligados.
La mano o el labio o el pájaro nevaban.
Era el círculo en nieve que se abría.
Mano era sin sangre la seda que borraba
la perfección que muere de rodillas
y en su celo se esconde y se divierte.

Vertical desde el mármol no miraba
la frente que se abría en loto húmedo.
En chillido sin fin se abría la floresta
al airado redoble en flecha y muerte.
¿No se apresura tal vez su fría mirada
sobre la garza real y el frío tan débil
del poniente, grito que ayuda la fuga
del dormir, llama fría y lengua alfilereada?

Rostro absoluto, firmeza mentida del espejo.
El espejo se olvida del sonido y de la noche
y su puerta al cambiante pontífice entreabre.
Máscara y río, grifo de los sueños.
Frío muerto y cabellera desterrada del aire
que la crea, del aire que le miente son
de vida arrastrada a la nube y a la abierta
boca negada en sangre que se mueve.

Ascendiendo en el pecho sólo blanda,
olvidada por un aliento que olvida y desentraña.
Olvidado papel, fresco agujero al corazón
saltante se apresura y la sonrisa al caracol.
La mano que por el aire líneas impulsaba,
seca, sonrisas caminando por la nieve.
Ahora llevaba el oído al caracol, el caracol
enterrando firme oído en la seda del estanque.

Granizados toronjiles y ríos de velamen congelados,
aguardan la señal de una mustia hoja de oro,
alzada en espiral, sobre el otoño de aguas tan hirvientes.
Dócil rubí queda suspirando en su fuga ya ascendiendo.
Ya el otoño recorre las islas no cuidadas, guarnecidas
islas y aislada paloma muda entre dos hojas enterradas.
El río en la suma de sus ojos anunciaba
lo que pesa la luna en sus espaldas y el aliento que en halo convertía.

Antorchas como peces, flaco garzón trabaja noche y cielo,
arco y cestillo y sierpes encendidos, carámbano y lebrel.
Pluma morada, no mojada, pez mirándome, sepulcro.
Ecuestres faisanes ya no advierten mano sin eco, pulso desdoblado:
los dedos en inmóvil calendario y el hastío en su trono cejijunto.
Lenta se forma ola en la marmórea cavidad que mira por espaldas que nunca me preguntan, en veneno
que nunca se pervierte y en su escudo ni potros ni faisanes.

Como se derrama la ausencia en la flecha que se aísla
y como la fresa respira hilando su cristal,
así el otoño en que su labio muere, así el granizo
en blando espejo destroza la mirada que le ciñe,
que le miente la pluma por los labios, laberinto y halago
le recorre junto a la fuente que humedece el sueño.
La ausencia, el espejo ya en el cabello que en la playa
extiende y al aislado cabello pregunta y se divierte.

Fronda leve vierte la ascensión que asume.
¿No es la curva corintia traición de confitados mirabeles,
que el espejo reúne o navega, ciego desterrado?
¿Ya se siente temblar el pájaro en mano terrenal?
Ya sólo cae el pájaro, la mano que la cárcel mueve,
los dioses hundidos entre la piedra, el carbunclo y la doncella.
Si la ausencia pregunta con la nieve desmayada,
forma en la pluma, no círculos que la pulpa abandona sumergida.

Triste recorre -curva ceñida en ceniciento airón-
el espacio que manos desalojan, timbre ausente
y avivado azafrán, tiernos redobles sus extremos.
Convocados se agitan los durmientes, fruncen las olas
batiendo en torno de ajedrez dormido, su insepulta tiara.
Su insepulta madera blanda el frío pico del hirviente cisne.
Reluce muelle: falsos diamantes; pluma cambiante: terso atlas.
Verdes chillidos: juegan las olas, blanda muerte el relámpago en sus venas.

Ahogadas cintas mudo el labio las ofrece.
Orientales cestillos cuelan agua de luna.
Los más dormidos son los que más se apresuran,
se entierran, pluma en el grito, silbo enmascarado, entre frentes y garfios.
Estirado mármol como un río que recurva o aprisiona
los labios destrozados, pero los ciegos no oscilan.
Espirales de heroicos tenores caen en el pecho de una paloma
y allí se agitan hasta relucir como flechas en su abrigo de noche.

Una flecha destaca, una espalda se ausenta.
Relámpago es violeta si alfiler en la nieve y terco rostro.
Tierra húmeda ascendiendo hasta el rostro, flecha cerrada.
Polvos de luna y húmeda tierra, el perfil desgajado en la nube que es espejo.
Frescas las valvas de la noche y límite airado de las conchas
en su cárcel sin sed se destacan los brazos,
no preguntan corales en estrías de abejas y en secretos
confusos despiertan recordando curvos brazos y engaste de la frente.

Desde ayer las preguntas se divierten o se cierran
al impulso de frutos polvorosos o de islas donde acampan
los tesoros que la rabia esparce, adula o reconviene.
Los donceles trabajan en las nueces y el surtidor de frente a su sonido
en la llama fabrica sus raíces y su mansión de gritos soterrados.
Si se aleja, recta abeja, el espejo destroza el río mudo.
Si se hunde, media sirena al fuego, las hilachas que surcan el invierno
tejen blanco cuerpo en preguntas de estatua polvorienta.

Cuerpo del sonido el enjambre que mudos pinos claman,
despertando el oleaje en lisas llamaradas y vuelos sosegados,
guiados por la paloma que sin ojos chifla,
que sin clavel la frente espejo es de ondas, no recuerdos.
Van reuniendo en ojos, hilando en el clavel no siempre ardido
el abismo de nieve alquitarada o gimiendo en el cielo apuntalado.
Los corceles si nieve o si cobre guiados por miradas la súplica
destilan o más firmes recurvan a la mudez primera ya sin cielo.

La nieve que en los sistros no penetran, arguye
en hojas, recta destroza vidrio en el oído,
nidos blancos, en su centro ya encienden tibios los corales,
huidos los donceles en sus ciervos de hastío, en sus bosques rosados.
Convierten si coral y doncel rizo las voces, nieve los caminos,
donde el cuerpo sonoro se mece con los pinos, delgado cabecea.
Más esforzado pino, ya columna de humo tan agudo
que canario es su aguja y surtidor en viento desrizado.

Narciso,Narciso. Las astas del ciervo asesinado
son peces, son llamas, son flautas, son dedos mordisqueados.
Narciso, Narciso. Los cabellos guiando florentinos reptan perfiles,
labios sus rutas, llamas tristes las olas mordiendo sus caderas.
Pez del frío verde el aire en el espejo sin estrías,racimo de palomas
ocultas en la garganta muerta: hija de la flecha y de los cisnes.
Garza divaga, concha en la ola, nube en el desgaire,
espuma colgaba de los ojos, gota marmórea y dulce plinto no
ofreciendo.

Chillidos frutados en la nieve, el secreto en geranio convertido.
La blancura seda es ascendiendo en labio derramada,
abre un olvido en las islas, espadas y pestañas vienen
a entregar el sueño, a rendir espejo en litoral de tierra y roca impura.
Húmedos labios no en la concha que busca recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire muerden
al tornasol que cambia su sonido en rubio tornasol de cal salada,
busca en lo rubio espejo de la muerte, concha del sonido.
Si atraviesa el espejo hierven las aguas que agitan el oído.
Sí se sienta en su borde o en su frente el centurión pulsa en su costado.
Si declama penetra en la mirada y se fruncen las letras en el sueño.
Ola de aire envuelve secreto albino, piel arponeada,
que coloreado espejo sombra es del recuerdo y minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recto sinfín en llamas secas y hojas lloviznadas.
Chorro de abejas increadas muerden la estela, pídenle el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en pleamar fugó sin alas.

22 comentarios:

senses and nonsenses dijo...

bueno, bueno, qué pasada..., me rindo a tus pies. me ha encantado. me encanta la cita de ovidio, la historia de eco y el cuadro de benczúr gyula.

delicioso...
será que todos tenemos un narciso dentro.

un abrazo.

BELMAR dijo...


...Alguien tendrá certezas del "hacia adonde " vamos?

"El ser deja de saberse extranjero
dentro de aquel cuerpo flagelado
y se repliega para alcanzar su fin."

( Desde "Palimpsesto" )


BELMAR

José Manuel dijo...

Hermoso el mito de Narciso, atraido por el reflejo de su atractivo adolescente. Hay además una clara asociación entre sexualidad y yo diría autocomplacencia en este joven eternizado en flor.
Buen trabajo

Rosa dijo...

Me gusta mucho la mitología; alguna vez publique algo sobre el origen de algunas flores (el jacinto y el girasol).
Es muy tarde ahora, imprimo tu entrada y te comento luego.

Rosa dijo...

Las pinturas son bellísimas. Especialmente la de Poussin.

erva_cidreira dijo...

NARCISO

Narciso.
Tu olor.
Y el fondo del río.

Quiero quedarme a tu vera.
Flor del amor.
Narciso.

Por tus blancos ojos cruzan
ondas y peces dormidos.
Pájaros y mariposas
japonizan en los míos.

Tú diminuto y yo grande.
Flor del amor.
Narciso.

Las ranas, ¡qué listas son!
Pero no dejan tranquilo
el espejo en que se miran
tu delirio y mi delirio.

Narciso.
Mi dolor.
Y mi dolor mismo.

Federico García Lorca

erva_cidreira dijo...

ANTI-NARCISO

Es como estar acomodándome a la vida
A través de un espejo.
En el fondo está el agua
Que a medias me consume
Y entre las cuatro orillas van mis ojos.

Es como hablar transparentado en eco
Repitiendo el silencio.
El sonido me alcanza desde lejos
Donde sólo existe la memoria
De una existencia medio articulada.

Es como verme sin ver el otro rostro
Sometido a la hierba.
Fantasma oculto de mi temor sin tregua
Miseria humana cartografiada en sombras
Luchando por salir de la espesura.

Es como respirer donde no hay aire
Sino el vaho-vaho de una humedad cristalizada.
Con mi mano descubro lo que queda
De tan deshilvanadas apariencias:
Una deforme máscara que se ahoga
En el ácido que sirve de fondo.
Soberana quietud de un universo
Donde la oscuridad impera

(de Polvo enamorado)

Teobaldo Noriega (Colombia)

Mustafa Şenalp dijo...

What a nice blog you have!

vanto y vanchi dijo...

Precioso!!

La obra de Gyula es simplemente sensacional!!!

Vulcano Lover dijo...

No doy a basto, no doy a basto... no me da tiempo de leerlo todo, voy con prisa en mi último día antes de irme de vacaciones... lo haré a la vuelta con calma (si no has escrito 645 otros más, claro)...

besos... quién no ha sido alguna vez narciso??? Otra cosa es ejercer de ello...

pon dijo...

Ay Narciso, un poco Peter Pan, ególatra, ciego al fin......¿onanista, solitario, simplemente absurdo?¿superficial?.
Pero su historia es tan atractiva.....

PeJota, hijo, yo ya no sé qué decirte chavalín. Me quito el sombrero, entrar aquí es un verdadero placer para los sentidos y el alma.

Desde el rincón dijo...

Hola...yo una vez te había dicho que yo debería tenerte enlazado a otro blog mio. Ya he visto que estoy en los tuyos y te agradezco. Te prometo buscar la forma de conectarte desde otra parte también, tus comentarios me encantan.

Javier Herce dijo...

Guau, no conocía la historia de Narciso. Me ha parecido preciosa.

Rosa dijo...

"Extasiado ante sí mismo y sin moverse del lugar, el rostro inmóvil, absorto en el espectáculo, parece una estatua hecha de mármol de Paros. Recostado en el suelo contempla dos astros: sus propios ojos; sus cabellos dignos de Baco, dignos también de Apolo; sus mejillas imberbes; su cuello de marfil; su boca encantadora y el rubor que colorea la nívea blancura de su piel. Aprueba todo lo que suscita la propia alabanza; en su ingenuidad se desea a sí mismo y a sí mismo dedica su admiración. El mismo inspira los ardores que siente. Es el elemento del fuego que él mismo enciende. ¡Cuantas veces arroja sus vanos besos a la onda engañadora! ¡Cuantas veces, para tocar el cuello reflejado, hunde inútilmente los brazos en las aguas! No sabe qué es lo que esta viendo, pero lo que ve lo excita, y el mismo error que engaña sus ojos enciende su codicia. ¡Crédula criatura! ¿De qué te sirven tus vanos esfuerzos por poseer la apariencia fugitiva? El objeto de tu deseo no existe. Al darle la vuelta, desaparece el objeto de tu amor. Nada es por sí mismo. ¡Es por ti que aparece y persiste; y sin ti desaparecería, si tuvieses el coraje de partir!"

Metarmorfosis, Ovidio.

Anónimo dijo...

Los mitos, a la manera del agua en el mito de Narciso, siempre nos devuelven nuestro reflejo. De ahí su vigencia y el hecho de que nos gusten tanto...Siempre me ha gustado la revisión del mito de Caravaggio, aunque la de Waterhouse, llena de tics prerrafaelistas, me ha gustado mucho..un beso

Nosotras mismas dijo...

Alguno que otro, de esos que se van mirando en todos los espejos debería leer este post.

Saludos.

iñaki dijo...

pues ahi sigo, descubriendo cosas de bcn cada dia...
ya veo que el verano no te resta tu profundidad habitual, ni belleza en tus textos

Guillermo dijo...

Me gusto mucho tu post. Curiosamente, he estado leyendo un libro sobre la homosexualidad en la política y literatura y ahí viene un ensayo títulado "Los hermanos de Ganimedes" de Thomas S.W. Lewis. Lo recomiendo. Saludos.

Mister yo dijo...

Interesante el tema. No lo habia vsito asi el caso de narsiso.

saludos

sinuhe dijo...

En todos los cuentos de la mitología de todas las civilizaciones subyace un mensaje, algo de lo que aprender o tener en cuenta, a veces es un espejo donde nos reflejamos nosotros mismos.

Menudo trabajo interesante has hecho, ya me habían dicho que eres un esperto investigados y además infatigable ¿ de donde sacas el tiempo? ja,ja,

Un beso.

Anónimo dijo...

.

Me ha encantado conocer la historia de Narciso. Aunque sienta predilección por Caravaggio, la pintura que más me ha gustado ha sido la de Benczúr Gyula. ¡Qué bonito!

Un beso.

Anónimo dijo...

Querido Javier, hoy en Argenitna Festejamos el dia del amigo y te queria decir que te encuentras dentro de la lista de mis mejores amigos, por esto te deseo un feliz dia.

Un abrazo.

Roberto