1922, Autorretrato
Adolf de Meyer (3 de septiembre 1868 - 6 de enero de 1949) fue un fotógrafo famoso por sus elegantes retratos, muchos de los cuales representa a celebridades de principios del pasado siglo: Mary Pickford, Rita de Acosta, Luisa Casati, Billie Burke, Irene Castle, John Barrymore, Lillian Gish, Ruth St. Denis, el rey Eduardo VII del Reino Unido, y la reina María. También fue el primer fotógrafo oficial del Vogue americano, cargo para el que fue nombrado en 1913.
1899, Victoria Regia
1900-10, Golden Pavilion
1900-10, Men Sitting in Japanese House with Teapot and Cups
1900-10,Olga Reclining in a Wicker Chair, Japan
1903 Gertrude Kasebier
1903-1904, Hermann Sandby
1904, King Edward VII
1906, The Shadows on the Wall
1907, Still Life, Hydrangea
Se cree que Adolf Meyer nació en París. Estudió en Dresde y fue miembro de la Royal Photographic Society desde 1893 (motivo por el cual se trasladaría a Londres en 1895), hijo de Adolphus Louis Meyer, judío alemán, y de Adele Watson, escocesa, utilizará diversos apellidos a lo largo de su vida; así lo podemos encontrar como Meyer, von Meyer, de Meyer, de Meyer-Watson y Meyer-Watson. A partir de 1897 podemos encontrarle también bajo el nombre de Barón Adolph von Meyer o Barón Adolf de Meyer-Watson. Título nobiliario que, según algunas fuentes, le fue concedido en 1897 por Federico Augusto III de Sajonia, según otros lo heredó de su abuelo en 1890.
1907, Lady Ottoline Morrell
1907, William Ranken
1908, Still Life
1908, Still Life
1910, Hazel, Lady Lavery
1910, Etienne de Beaumont
1911, Nijinsky
1911, Nijinsky
El 25 de julio de 1899, en la Santa Iglesia de la Trinidad, Sloane Street, Cadogan Square, Londres, contrae nupcias con Donna Olga Caracciolo, noble italiana que se había divorciado a principios de año de Marino Brancaccio, y era una ahijada de Eduardo VII. La pareja se había conocido en 1897 en la casa de un miembro de la familia de banqueros Sassoon, y Olga acabaría convirtiendose en el tema de muchas de las fotografías de su marido. El matrimonio de Meyers fue un matrimonio de conveniencia más que de amor romántico, ya que el novio era homosexual y la novia bisexual o lesbiana. El propio Barón de Meyer deja bien claro en una novela autobiográfica, aún inédita, las condiciones de dicho "matrimonio". Antes de casarse le explicó a Olga "el verdadero significado del amor despojado de cualquier tipo de sensualidad", el cual argumentaba en base a que, "El matrimonio basado en el amor y la pasión desenfrenada rara vez tiene la oportunidad de ser duradero. Mientras, por el contrario, la perfecta comprensión y compañerismo, en general, hacen la unión más duradera".
1912, Teddie
Tras la muerte de su esposa en 1930-31, el Barón de Meyer mantendrá una relación sentimental con un joven alemán, Ernest Frohlich (nacido alrededor del año 1914), a quien contrató como chofer y más tarde adoptó como hijo. Este último se haría llamar barón Ernest Frohlich de Meyer.
1912, Marchesa Casati
1912, The Cup
1913, Rita de Acosta
1913, Rita de Acosta
1918, Ruth St. Denis
1920, Charlie Chaplin
1920, John Barrymore
1920, Mary Pickford
1925-26, Josephine Baker
1925-26, Josephine Baker
Lilian Gish
1921, Gloria Swanson
Entre 1898 y 1913 de Meyer vivió en Cadogan Gardens, Londres, entre 1903 y 1907 su obra sería publicada en la trimestral "Camera Work" de Alfred Stieglitz. Será Cecil Beaton quien le apode "el Debussy de la fotografía". En 1912 fotografió a Nijinsky en París. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, de Meyers quien desde 1916 se hacía llamar Mahrah Gayne, siguiendo el consejo de un astrólogo se mudó a Nueva York, donde se convirtió en el fotógrafo oficial de Vogue, cargo que desempeñará entre 1913-21 junto a su trabajo para Vanity Fair. En 1922 de Meyer pasará a convertirse en el fotógrafo jefe de Harper Bazar. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, en 1938, de Meyer regresó a los Estados Unidos, encontrándose que era considerado una reliquia en medio de la naciente modernidad americana. Murió en Los Angeles en 1949. A su muerte es registrado como "Gayne Adolphus Demeyer, escritor (retirado)". Hoy en día sobreviven sólo algunas de sus fotografía, ya que gran parte de su obra fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial.
+ Información:
http://www.robertmillergallery.com/artists/all_artists/demeyer/demeyer.html
http://broadway.cas.sc.edu/index.php?action=showPhotographer&id=55
http://en.wikipedia.org/wiki/Adolph_de_Meyer
17 comentarios:
Todas, todas, todas las fotos me han parecido exquisitas, y como adoro a Debussy el apodo me ha parecido razonablemente adecuado, y que lástima lo de que gran parte de su obra fue destruida, gracias una vez más por compartir...besotes en blanco y negro
Ja, ja... me ha gustado el análisis del matrimonio! No me extranña que alguien con esta sensibilidad de la realidad haga fotografías tan exquisitas y con una sofisticación tan moderada.
Realmente exquisito. Parece imposible que el género humano que conocemos alcance esta sensibilidad, eso sí, en pocos ejemplos. Una entrada deliciosa.
Un abrazo
Qué maravilla Xavier. Estas fotos tan antiguas con tanta profundidad y misterio.
Como para perderse en ellas y no regresar.
Deslumbrante galeria de retratos de una gran "morbidezza" como dicen los italianos. Gracias !
Sin tantos filtros, ni objetivos grandísimos, este hombre demuestra que cuando se tiene ojo y talento, no es necesaria una supercámara megachulatécnica.
La primera foto de la Baker es un poco travistonazo ¿No?
Esa historia del amante chofer luego hijo es para rodar una peli pero ya; que maravilla.
Cuánta delicadeza, qué belleza.......
hay algo en su pose aristocrática que me echa p'atrás pero reconozco la delicadeza de algunas de sus fotografías. estuvo rodeado de VIPs. me gustan las de Nijinsky.
un abrazo.
La verdad es que la exquisitez de su trabajo me hizo un tanto complicada la selección. Era difícil escoger con que quedarse.
Una interesante forma de enfocar los asuntos domésticos que no deja de sorprender, por otra parte a mime llama la atención la exquisitez con que lo expone.
El ser humano siempre dual, capaz de lo mejor y de lo peor, la noche y el día, el bien y el mal, supongo que así ha de ser.
Hoy utilizamos miles de artilugios y falseamiento para generar paraísos, antes sólo se necesitaba sensibilidad.
Un trabajo extremadamente cuidadoso. Un reflejo de lo que hemos perdido y un canto a la belleza.
Eran otras épocas y sin embargo no dejan de sorprendernos. La Baker siempre fue un poco especial, ahí residió su encanto.
Impresiona, aún más teniendo en cuenta lo poco difundida que está su obra. Hacer esta entrada ha sido todo un descubrimiento.
Senses piensa que era otra época y que la pose era fundamental.
¡¡Nijinsky!!
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