Esta entrevista se llevó a cabo en la granja de Ginsberg en Cherry Valley, Nueva York, el 25 de septiembre de 1972. Apareció por primera vez en Gay Sunshine, nº 16 (enero de 1973) y en el número 17 (marzo de 1973), en una versión editada por Winston Leyland. Más tarde, en 1974, fue publicada por Grey Fox Press en edición popular.
Allen Young, el autor de esta entrevista, es hace mucho tiempo miembro activo del Movimiento Gay. Es coeditor con Karla Lay, de las antologías Out of the Closets: Voices of Gay Liberation, 1972; y After You’re Out, 1975.
YOUNG: Una de Las cosas que dio origen a esta conversación entre nosotros fue mi lectura de Los Vagabundos del Dharma el verano pasado. En ese libro, el personaje llamado Alvah, que eres tú, obviamente es representado por Kerouac como heterosexual. Hay allí varios encuentras sexuales, pero no hay el menor indicio de homosexualidad entre aquella gente.
GINSBERG: No, no lo hizo. Mucho de eso ocurrió en una cabaña que teníamos en comunidad, y, en esa época, hacía ya varios años que yo vivía con Peter. Peter, Jack, Gary (Snyder) y yo, con unos cuantos más, nos acostábamos con una o dos chicas que andaban por allí. Jack me vio joder y se sorprendió de mi virilidad. Creo que él decidió escribir una novela en la cual yo era un héroe grande y viril en vez de un marica judío y comunista.
YOUNG: ¿Cómo reaccionaste ante eso? ¿Creíste que lo hacía por ocultarse?
GINSBERG: No lo noté. En el manuscrito original de On the Road, hay una escena en un motel donde Dean Moriarty jode con un viajante con quien ha ido a Chicago en un gran Cadillac, y hay una descripción de dos líneas que matiza y da dimensión al personaje de Cassady. A mediados de los cincuenta, Malcolm Cowley eliminó eso del libro, y Jack estuvo de acuerdo. Como ves, Jack tocó ese tema en su obra.
En un libro que está por publicarse, Visions of Cody, hay una descripción más larga de la misma escena; lo escribió Kerouac en 1950—51; fue su primer libro después de On the Road, y consecuencia de éste. Fue un gran libro experimental que incluye unas doscientas páginas de conversación grabada y transcrita entre él y Neal, mientras fumaban porros a medianoche en Los Gatos, o en San José, y hablaban sobre la vida, la primera vez que tuvieron relaciones sexuales, la primera vez que se masturbaron, y de sus correrías por Denver.
YOUNG: ¿Y por qué se publica ahora por primera vez?
GINSBERG: Kerouac siempre quiso que se publicara. Pero el mundo de las publicaciones comerciales no estaba preparado para un libro tan abierto, de un genio tan extraño y una estructura tan compleja. Es más como el Making of Americans de Gertrude Stein que un vertiginoso Kerouac.
YOUNG: ¿Tuvo que pelear Kerouac por su publicación?
GINSBERG: Oh, sí. On the Road se escribió en 1950 y no se publicó hasta el 57, a pesar de que él ya había publicado su gran libro Town and the City. El criterio comercial le exigía que escribiera algo sencillo y agradable, que todos pudieran entender, explicando todo lo referente a la generación beat. Así, que escribió a la medida de su editor Los Vagabundos del Dharma, una especie de ejercicio de virtuosismo y magnanimidad bodhisattva. Escribió en oraciones cortas que todo el mundo podía entender, describiendo la revolución espiritual tal y como la veía, usando como héroe a Gary Snyder; porque, en realidad, Japhy Ryder es Gary Snyder.
YOUNG: ¿Así que tu caracterización de heterosexual no tiene nada que ver con el deseo de ocultarse?
GINSBERG: No; yo salí del armario en Columbia en el año 1946. La primera persona a quien hablé de esto fue a Kerouac, porque estaba enamorado de él. Se quedaba en mi habitación, y él dormía en mi cama y yo en un jergón en el suelo. Le dije: "Jack, yo te quiero y quiero acostarme contigo. A mí realmente me gustan los hombres". Y él contestó: "Ooooooh, no.. ". Hacia tal vez un año que nos conocíamos, y yo no había dicho nada.
En aquel tiempo, Kerouac era muy guapo, muy hermoso, y muy tierno —tierno en el sentido de infinitamente comprensivo, como Shakespeare o Tolstoy o Dostoievsky, infinitamente comprensivo—. En cierto sentido —hay una expresión para eso, que he oído usar a Robert Duncan respecto de la poesía, y a otros respecto de las relaciones entre maestro y discípulo—, como una persona un poco mayor, alguien a quien yo sentía con más autoridad, y su comprensión me autorizó a abrirme y a hablar, porque, sabes, yo sentía que había espacio para abrirme. El no iba a pegarme. No me iba a rechazar; iba a aceptar realmente mi alma con todos sus estremecimientos, sus ternuras y preocupaciones, todas sus oscuras aflicciones y miserias, sus angustias y sus alegrías, su goce y su loca conciencia de la mortalidad, porque eso también le ocurría a él. De hecho. al cabo de un año, terminamos acostándonos un par de veces. Yo se la mamé una vez, creo recordar, y, en una ocasión, más adelante, él me la mamó a mí. Fue algo tierno y sin complicaciones.
YOUNG: ¿Experimentaste algún tipo de ruptura con tu circulo hipster al enrollarte con otra gente gay y asumirte cómo tal?
GINSBERG: Está en un poema (In Society) que yo leí en el juicio de Chicago Seven. Es un sueño que tuve en 1947 mientras estaba en Columbia:
Entré en la habitación del cocktail party
y me topé con tres o cuatro maricas
que hablaban entre sí en jerga mariquita
Traté de ser sociable pero me escuché
a mí mismo hablarle a uno en jerga hipster.
"Encantado de conocerte"
—dijo y apartó la mirada."Hmmm"—, rumié.
La habitación era pequeña y tenía una litera
y aparatos para cocinar: nevera, armario, tostador, cocina;
mis anfitriones parecía que
sólo tenían espacio para dormir y cocinar.
El comentario que hice, sobre esto
fue comprendido pero no apreciado.
Me ofrecieron refrescos que acepté.
Comí un bocadillo de carne pura;
un gran sándwich de carne humana;
me di cuenta, mientras lo masticaba,
de que también incluía un ojete sucio.
Llegaron más invitados,
incluida una hembra mullida
que parecía una princesa. Me miró con rabia
y al instante dijo: "No me gustas",
giró la cabeza y rehusó ser presentada.
Yo dije: "¡Qué!",
lleno de indignación. "Vaya una estúpida con cara de mierda!"
Esto atrajo la atención de todos. "
¡Me cago en ti, perra narcisista!
¿Cómo puedes haberlo decidido si ni siquiera me conoces?,
y proseguí en un violento,
y mesiánico tono, inspirado por fin,
y dominando toda la habitación.
En aquella época, había un grupo de maricas en la zona de Columbia a las que les gustaba hacer cosas como ir al Hotel Plaza a oír cantar a Edith Piaf y se interesaban por conseguir status y dinero. Tenían intereses culturales que se remontaban a Lotte Lenya y cosas por el estilo, pero, al mismo tiempo, era algo demasiado aristocrático y elitista. .
YOUNG: ¿Asociabas a eso también la Facultad de Columbia?
GINSBERG: Había uno o dos tipos de la Facultad de Columbia que participaban en esa clase de cosas y no en una homosexualidad whitmaniana, abierta y democrática, porque ser abierto, democrático y whitmaniano, quería decir ¡ besar a los jugadores de fútbol abierta y amigablemente ! En público, ni más ni menos. Pero la manada de maricas encubiertas sólo se reunía para ir al Plaza.
YOUNG: Bueno, ¿y besar a los jugadores de fútbol era una realidad o sólo una fantasía whitmaniana?
GINSBERG: En ese momento yo besaba a Jack Kerouac, quien, por aquellos años, pertenecía al equipo de la Universidad de Columbia, Era una fantasía whitmaniana, que, cómo todas las fantasías whitmanianas, era una realidad práctica. Naturalmente, en aquella época, un tío de la Facultad no podía hacerlo, pero actualmente un tío de la Facultad sí puede hacerlo. El primer año que pasé en Columbia, entre los dieciséis y diecisiete años, yo la mantenía en secreto (mi homosexualidad). A los diecisiete, algo hizo que me zafara del autoritarismo cultural y de la autoridad de Columbia. Creo que fue el encarcelamiento de un amigo muy querido, que conocía bien a Jack. Y también, en esa época, me interesaban Rimbaud y Whitman, y ya conocía a Burroughs. De Burroughs adquiría conocimientos que incluían a Blake y Spengler (La decadencia de Occidente), y, en aquellos días, la semántica era algo importante, era importante separar las palabras de los objetos que representaban, y no dejarse confundir por etiquetas como gay o marica.
Fue un cambio total salir de la escuela superior, de la pubertad, del aislamiento, y hacerse adulto. El aislamiento no era una actitud encubierta por mi parte, no tenía estilo para eso. Era sólo timidez y miedo al rechazo. A lo largo de toda la escuela superior estuve secretamente enamorado de un sinnúmero de chicos —en particular de un chico que iba a la escuela superior del East Side, en Paterson, a quien, de hecho, seguí hasta Columbia.
YOUNG: Su nombre comienza con "R". Lo mencionas en uno de tus poemas.
GINSBERG: Sí. Muy pronto estuve hablando hasta por los codos. Me permitieron esa apertura Burroughs y Kerouac, con quien vivía entonces. Eran de mente amplia, internacionales, hip, Jacks Londons, Doctores Mabuses, todo.
Kerouac era muy divertido, raro, una figura heroica, una figura inspiradora de muchas ideas y actitudes. Tuvo muchos problemas; bebió hasta matarse. Y terminó, como tantos viejos escritores, siendo reaccionario de una manera divertida, interesante y original; de una manera más bien instructiva que negativa. Pero lo que le distinguía era el Carácter, con C mayúscula; era de una enorme ternura, de una comprensiva y confiada sensibilidad. Y por eso es tan magnifico escritor y observador. Todo lo asumía tiernamente, como un tío joven y sensible, hasta mis tribulaciones de marica. De hecho, terminamos en la cama.
YOUNG: ¿Quieres decir que ésta no era, en realidad, la onda en que él estaba sexualmente?
GINSBERG: Bueno, él estaba muy confundido sexualmente. Tenía problemas con la fijación que sentía por su madre y con la actitud dependiente de ella hacia él. Era un jugador de fútbol y le gustaban las chicas. Le gustaba lamerles el coño a las chicas y estaba obsesionado por ellas. Eso era lo que realmente le excitaba: ¡bragas negras! ¡Medias negras! También apreciaba a los chicos guapos y sentía un aprecio realmente novelesco y personal por los viejos maricas —lo cual era como compartir una humanidad común, las emociones, y hasta el erotismo, excepto que él no creía que fuera correcto, en su caso, participar de lo erótico.
Como novelista, se abrió al arte homosexual y a algunas de sus posturas y estilos literarios. En algunos de sus poemas, hay muchos elementos sobre sí mismo, y también todo tipo de exageraciones y cursilerías. En aquellos días, llamábamos high teacup a un sublenguaje de meñique alzado. Lo que trato de decir es que, en ocasiones, tenía sentimientos contradictorios, pero creo que sería difamar su naturaleza señalarlo con un, dedo acusador y decir: "¡Eres un marica!". Había una tendencia entre la gente gay a ponerle etiquetas a todo, incluso a sí misma, en lugar de ver el amor sin nombre que hay en todo el mundo. Y así como había una tendencia a poner etiquetas entre los heterosexuales machos, también entre los homosexuales había una tendencia compensatoria que consistía en reaccionar exageradamente contra eso y mostrar las plumas; de ahí que él fuera sensible al hecho de que se le señalara como marica en circunstancias en las que no lo era. [Llamando a Peter Orlovsky, que se hallaba al otro extremo de la habitación, donde no podía oír la entrevista]: ¿Era Jack marica?
Allen Ginsberg con su compañero Peter Orlovsky
ORLOVSKY: ¿Jack, marica? No... en el minúsculo sentido de la palabra.
GINSBERG: Perfecto, en el minusculísimo sentido de la palabra. [A Peter] Todos nos acostamos con Jack alguna vez.
ORLOVSKY: (En una ocasión) estaba tan borracho que no se le levantó.
GINSBERG: [Riendo] Si. Bueno, no, esa vez se corrió. Estábamos en casa de Clellon Holmes, ¿recuerdas? Yo se la mamé y tú me diste por el culo.
ORLOVSKY: ¿Y qué de aquella vez en la Second Street? ¿Te acuerdas? Jack estaba muy borracho, echado en una de las pequeñas habitaciones laterales y tú trataste de mamársela. No se le levantó. Y él hablaba sobre su pequeña polla, tan minúscula, tan reducida, arrugada y triste.
GINSBERG: Dio todo tipo de explicaciones. Pero hace diez años no dejaba de pedirme que se la mamara. En el 64—65 decía: "Soy viejo, feo, carirrojo, tengo barriga de bebedor de cerveza, soy un borracho y ya nadie me quiere. No puedo conseguir chicas; ven y hazme una buena mamada". Hubo ocasiones en que se emborrachaba e insistía mucho sobre eso. En esa época ya tenía una gran barriga de bebedor de cerveza, la cara encendida, y yo ya no lo veía como el joven elegante y romántico, el príncipe encantador del tenebroso, maldito y demencial reino hippy spengleriano de la posguerra. De hecho, hizo que enloqueciera con todas esas ideas sobre cuerpos y sexo, y fue una de mis primeras lecciones de castidad. Hay un verso de Yeats que dice: "Tendrán los viejos amantes el tiempo denegado, sepulcro sobre sepulcro lo habrán al fin gozado". En realidad, me di cuenta de que, con el tiempo, todas aquellas personas a quienes había amado y con quienes me había querido acostar fueron a la cama conmigo. Pudo haber tardado veinte o treinta años, y quizás los dos estuviéramos hechos una ruina, calvos y sin dientes, pero el deseo siempre encontró su camino, aun después de decenas de años. Hay en eso una lección. Una vez que uno ha podido despegarse un poco, una vez que uno ha perdido el apego neurótico, obsesivo, entonces, cuando las cosas flotan suavemente, te encuentras con que los objetos amorosos que una vez adoraste van a la deriva llevados por la marea y vienen hacia ti. esto es demasiado porque salen del mar horriblemente podridos.
Un elemento en la lucha y la metafísica de la liberación gay, y que creo que todavía no ha sido considerado, es el que se refiere a la desilusión por el cuerpo. No quiero profundizar demasiado en el tema —sólo referirme a la vieja realidad de los cuarenta, los cincuenta, los Sesenta, los setenta y los ochenta y, por último, al viejo esqueleto sonriente, con su lección espiritual acerca del desapego al deseo neurótico a la espalda—. Creo que hay un auténtico Eros entre los hombres, que no depende del apego neurótico o de la obsesión; que es libre, ligero; santo y luminoso —algo que más o menos todos obtenemos durante nuestros primeros amores, fantasías y devociones—. Algunos somos lo suficientemente afortunados como para expresarnos y recibir de uno y otro lado. Pero esto, como la marea, sólo puede darse cuando se está libre para flotar en ella. Si hay demasiada tensión neurótica por el desmadre, la ruptura, y aun por la liberación gay, esto hace que todo sea excesivamente tenso, y la ligereza del amor se pierde, Lo cual quiere decir que, tarde o temprano, el movimiento de liberación gay tendrá que aceptar las limitaciones del sexo.
Si uno considera el sexo desde un punto de vista hindú, budista, hare-krishna, y hasta fundamentalista cristiano —una advertencia sobre el cuerpo y una advertencia sobre el apego en sí—, entonces se convierte en algo interesante. En realidad, Burroughs ha escrito largamente sobre eso, de tal manera que la gente hip y hasta los radicales lo han encontrado muy interesante: el sexo como "hábito" —el sexo como otra droga, un producto mas, cuyo consumo el Estado estimula para mantener a la gente como esclavos de sus cuerpos; pues, mientras sean esclavos de sus cuerpos, se les puede llenar de temores, sobresaltos, sufrimientos y amenazas, para de esa forma mantenerlos en su lugar—. Según él, ese camino lleva al gran palacio de la masa verde, al jardín de la masa verde, a la trampa de la masa verde, donde todo el mundo chapotea en medio de una sustancia verde.
A medida que me hago más viejo, noto en mi barriga y en mi vientre que el revuelo de esos deliciosos apetitos no disminuye. Pero también tolero mejor la idea de que además del sexo, puede haber entre la gente otra manera de relacionarse. Cuando estuve en Australia, me volví loco por un joven y hermoso dobrista que me acompañó durante todo el viaje. El me buscaba y esperaba el día entero en el hotel, y se puso a mis órdenes para tocar música conmigo. El quería tocar mantras y luego resultó que era un magnífico intérprete de blues y me enseñó a tocar blues. Se acostó conmigo la primera noche y yo realmente me quedé fascinado ante su.. ánimo de servir, su disponibilidad, generosidad, genio y sentido del deber. Y luego no quiso volver a acostarse conmigo, aunque me amaba. Fui el primer hombre con quien se acostó. ¿Cómo puedo tratar a alguien que realmente me quiere, pero no quiere jugar con mi polla y se niega a mamármela? Sin embargo, a él no le importaba dormir desnudo en la cama, a mi lado, porque me quería, me amaba. Había ahí algo raro... ¿pero era eso más raro que mis deseos?
Así que finalmente me vi envuelto en una situación muy parecida a la que estuvo tan de moda en el siglo diecinueve, recomendada por Edward Carpenter y Whitman para personas que dormían juntas. Se llama carezza, y se trata de una amistad platónica, en que las personas duermen juntas desnudas, se acarician mutuamente, pero no se corren, guardando su semen por razones de yoga u otras. Y eso fue lo que hice con aquel muchacho.
En las dos semanas que siguieron estuvimos correteando por toda Australia. Me di cuenta de que la intensidad de mi devoción hacia él, en el área del corazón —una sensación cálida y dolorosa en mi corazón—, crecía y crecía y crecía, y se convertía en algo más deseable y narcotizante, y pasó a ser siempre más satisfactorio llevarlo dentro de mí. Y noté que él me correspondía de igual forma, y me di cuenta de que abrigaba en su pecho esa misma sensación cálida hacia mi, y que lo que la intensificaba era la desnuda castidad que practicábamos juntos. Cuando subíamos al escenario y tocábamos a dúo —yo cantaba mantras, blues, tocaba el armonio, y él tocaba el dobro—, la comunicación erótica entre nosotros se convertía en algo estático y delirante, incontenible. Continuamente estallábamos en canciones y miradas que excitaban al público, me excitaban a mí, y lo excitaban a él. Entonces llegué a sentir otro tipo de orgasmo, muy sutil y etéreo, que parecía ocupar la parte superior de mi cuerpo en vez de la zona genital.
A pesar de que yo siempre he tenido prejuicios contra esta clase de sublimación, si la considero como una especie de sublimación primaria, como impulsos sexuales sagrados, la experiencia resulta tan deliciosa que ninguna razón moral puede nublarla. La recomiendo; todo el mundo debería tener también esa experiencia. Puedes acercarte íntimamente a las personas que amas aunque no quieran tener sexo contigo. Puedes tener algo así como una relación completa. Bajo cualquiera de sus formas... "¡Abajo el sexismo!"
Conozco a muchos hombres que piensan de la misma manera. Tal vez no lleguen a dormir juntos desnudos, pero sienten y comparten sentimientos de amor en sus corazones; sin embargo, son completamente heterosexuales. No me sorprendería si eso es, entre la mayoría de los hombres, una experiencia universal, totalmente aceptada, absolutamente común, realmente compartida.
La idea de un compañero es sólo la frágil etiqueta, la vulgarización de aquello. Desde la tradición de camaradería, de compañerismo, de la cual se habla en la Biblia entre David y Jonás, hasta las relaciones corporales tal como las conocemos... probablemente son relaciones de amor intenso, que los grupos de liberación gay, en su fase política, aún no han aceptado ni integrado como gratificantes manifestaciones de comunicación humana, satisfactorias para todo el mundo. En otras palabras, hay muchas tendencias políticas y comunales, que se abren al movimiento de liberación gay a medida que incluyen más y más variedades de amor, además del genital, y podría ser que el puente entre la liberación gay y la liberación de los hombres esté en el mutuo reconocimiento de la ternura masculina, que fue negada en ambos grupos por tanto tiempo.
YOUNG: En Kaddish tú dices algo relativo al peso de tu homosexualidad: "Montes Cervinos de polla, Grandes Cañones de ojete". ¿Usaste esas grandes metáforas porque te pesaba demasiado tu homosexualidad?
GINSBERG: Cuando yo era un niño sensible, cohibido, que no podía tocar a nadie o expresar mis sentimientos, tampoco podía prever los incontables amantes, la enorme carga de amor, la enormidad del escenario en el que yo entraría, y en el cual acabaría por ser el portavoz público de la homosexualidad. Ese es el sentido de "Montes Cervinos de polla, Grandes Cañones de ojete". Haber conseguido quitarme la ropa en público y estar en la lista del Quién es Quién como casado con Peter.
YOUNG: En algunos poemas, tu homosexualidad fluye muy naturalmente. ¿Se dieron así las cosas en realidad?
GINSBERG: Hacia 1953, escribí un largo, grandioso y bello poema de amor a Neal Cassady, titulado "El Automóvil Verde". Di a conocer mi amor. No hablé de la parte genital, pero sí de todos y cada uno de los otros aspectos: ternura, arrodillarse juntos cogidos de la mano, viajar juntos y, por último, la separación.
El siguiente poema en que volví a ser explícito fue un pequeño poema del 53-54, que se refiere a la "cultura de mi generación, a chuparpollas y lágrimas".
YOUNG: En alguna parte, tienes un verso que dice: "¿Quién de verdad quiere que le den por el culo?".
GINSBERG: Eso es del libro Kaddish, del poema Mescalina. Para empezar, si se está con mescalina ¿quién quiere existir en el universo? ¿Quién quiere tener un nombre? ¿Quién quiere tener un ego? ¿Y quién quiere ser marica? ¿Quién quiere que le hagan daño dándole por el culo, cuando de hecho, a veces duele? Eso también forma parte de la escena. A veces no lo sabes de antemano. Las cosas parecen ir bien y, de repente, se convierten en algo doloroso. ¿Así que quién realmente quiere que le den por el culo de esa forma? En una extravagante presentación de Aullido, de repente me di cuenta de lo gracioso que sería si, en medio de aquel largo poema, yo dijese: "Dejad que les den por el culo... y que griten de placer", en lugar de "y que griten de dolor". Ahí está la contradicción. El público norteamericano espera que diga "dolor", pero en cambio digo: "y que griten de placer. Lo cual es un ciento por ciento verdad.
En otra parte, tengo otro verso: "Quienes mamaron y fueron mamados por esos serafines humanos, los marineros, y sus caricias de amor atlántico y caribeño", que por lo demás se refiere a Hart Crane. Fue una aceptación de las realidades básicas del placer homosexual. Eso fue un destape, en la medida en que fue una declaración pública de sentimientos, emociones y actitudes que antes no hubiera querido que mi padre o mi familia conocieran, y que yo incluso vacilé en hacer pública. Así que, aunque limitado, fue un destape: literalmente la salida del armario.
YOUNG: ¿Alguna vez la crítica, al hablar de ti, ha mencionado el hecho de que eras homosexual?
GINSBERG: Sí, Norman Podhoretz, en "Partisan Review", atacó violentamente toda la literatura beatnik: "Esos bohemios ignorantes". Dijo que, a pesar de que mi poesía no era demasiado mala, su mayor fuerza descansaba en "la en cierta forma cuestionable e insistente declaración pública de mi homosexualidad". Marica en todo momento; lo cual aunque honesto, no era tan interesante desde un punto de vista social. Fue un golpe bajo que era a la vez un reconocimiento y un rechazo, aparte de que llamaba a Kerouac un "bruto".
Walt Whitman es muy importante en cuanto a la ternura masculina. Nunca se le ha considerado como un ídolo o un profeta, ni por el gay lib ni por la izquierda radical, a pesar de unas declaraciones muy precisas que hizo sobre el tema de la liberación masculina; esto está en el "Democratic Vistas", o prospectos en pro de la democracia, donde habla acerca de cómo posiblemente la competencia materialista en Norteamérica podría convertirla en la legendaria "maldita entre las naciones", algo que ha llegado a ser ya en la actualidad. Es posible que "estuviésemos ya en camino hacia un destino, un status, equivalente en el mundo al de esa legendaria nación maldita". Dice: "La estrecha y amorosa camaradería, el apego personal y apasionado de un hombre por otro hombre —lo cual, aunque sea difícil de definir, sustenta las enseñanzas y los ideales de los profundos salvadores de cada nación y época y que parece prometer, una vez desarrollado, cultivado y reconocido cabalmente en las costumbres y en la literatura, la esperanza y la seguridad en el futuro de estos Estados —será entonces expresado en su totalidad".
Luego, en una nota a pie de página, dice: "Es en el desarrollo, la identificación y la preeminencia generalizada de esa fervorosa camaradería (el amor y el apego, rivalizando con el amor amoroso, y hasta el momento en posesión de una literatura imaginativa, si es que no se halla más allá), en la cual busco el equilibrio y la compensación a nuestra materialista y vulgar democracia americana, y en consecuencia su espiritualización. Muchos dirán que es un sueño y no seguirán mis postulados; pero yo espero confiado el momento en que correrán, como subterráneas vibraciones, como miríadas audibles y visibles a través de los mundanales intereses de Norteamérica, corrientes de amistad masculina, tierna y amorosa, dulce y pura, fuerte y eterna, llevada hacia grados desconocidos hasta la fecha —no sólo dando colorido al carácter individual, sino haciéndolo emocional hasta un punto sin precedentes, carnal, heroico y refinado, pero conservando las relaciones más profundas con la política general—. Digo que de la democracia se desprende esa camaradería amorosa, como su alma gemela indispensable, sin el cual sería incompleta, vana e incapaz de completarse a si misma".
Luego, en el prefacio de la edición de 1876 de Hojas de Hierba, añade una larga nota a pie de página:
"Se podría añadir algo más —ya que estoy en eso, haré una confesión completa—. También publiqué Hojas de Hierba para despertar y poner en movimiento en los corazones de hombres y mujeres, jóvenes y viejos (mis actuales y futuros lectores) interminables corrientes de amistad y amor, vivo y palpitante, directamente de ellos hacia mi, ahora y siempre. A este terrible y reprimido deseo (presente sin duda en el fondo de las almas de la mayoría de los hombres), a este nunca satisfecho apetito por la afinidad, a este infinito ofrecimiento de afecto, a esta camaradería universal y democrática, a este viejo, eterno y, sin embargo, siempre renovado intercambio de adhesiones, tan apropiadamente simbólico de América, he brindado en este libro, abiertamente y sin tapujos, la expresión mas sincera... La literatura poética ha sido desde hace mucho tiempo tan sólo el guardián formal y convencional del arte y la belleza, y de una estrecha, estreñida y limitada forma de amor. Digo que el lazo más sutil, más dulce y más seguro entre yo y El, o Ella; que consigo establecer en las páginas de "Calamus" (Cálamo) y en algunas otras obras mías —a pesar de que nunca nos veamos, aun cuando hayan pasado muchos años—, debe ser amoroso y personal. Y ésos —sean pocos o muchos— son de todos modos mis lectores, aunque no son y nunca lo serán de mis mejores y más notables poemas.
"Además importantes como son, en mi propósito de expresar mis sentimientos por la humanidad, el significado especial del ramillete de "Calamus" en Hojas de Hierba (si se le da una ojeada al libro, aparecen en "Drum-Taps") reside principalmente en su Sentido Político. En mi opinión, es gracias a un ferviente y consciente desarrollo de la camaradería, al hermoso y sano cariño del hombre por el hombre, latente en todos los jóvenes del Norte y el Sur, del Este y el Oeste, por lo que, directa o indirectamente, los Estados Unidos del futuro (jamás lo diré con bastante frecuencia) deberán ser realmente soldados, consolidados y templados en una Unidad Viva."
Por eso creo que ése es el camino para la liberación gay, para la liberación de los hombres, para todo lo que tú sabes: la liberación de sentimientos y la liberación de la ternura, que es lo que ha estado más reprimido.
YOUNG: Algunos en el movimiento gay, que se llaman a sí mismos "afeminados", dirían que este tipo de romantización del amor masculino es antimujer, que es otra expresión de la supremacía masculina, en la misma línea del amor griego; porque la sociedad griega, que toleraba y nutría la homosexualidad, era, en sus bases y raíces, una sociedad de supremacía masculina.
GINSBERG: No sé. No creo que a la larga sea así. Me parece un sentimiento muy genuino. En el caso de Whitman no parecía interferir en sus relaciones con las mujeres, porque tenía amigas que sentían igual que él y que eran, creo, lesbianas casadas y amas de casa.
Whitman decía que la relación emocional entre hombres, la aceptación entre hombres no ha sido desarrollada en Norteamérica. Hoy, diría que ha sido reprimida por el espíritu de competencia y rivalidad característico de la economía doméstica capitalista. La relación potencial con una fraternidad común sería al menos la ternura entre hermanos. Esa ternura le ha sido negada, al blanco inculto de las zonas rurales de los Estados del sur y es la causa de su incapacidad para relacionarse, tanto con hombres como con mujeres. Aún no sabemos cuál es el alcance de la formación de lazos más fuertes entre hombres, o del hecho de hacerlos conscientes de esos lazos y de su aceptación como significado político.
¿Cuál es la alternativa? Se puede sacar a relucir el espectro del amor griego, y sus concomitancias antifeministas, y señalar puntos de contacto con el comportamiento de los beatniks: miedo a las mujeres, al menos por lo que a mi respecta. Pero también tienes que mirarlo como un desarrollo real y natural del corazón, fruto del miedo y de las restricciones propias de la situación en que crecimos: desconfianza, odio, paranoia y competencia entre los hombres en lugar de cooperación; y lo mismo entre hombres y mujeres.
Whitman era muy consciente y estaba sensibilizado por eso, por su amor reprimido hacia los hombres, porque no podía manifestarlo abiertamente y en público. Tuvo que encontrar una forma de expresar su apego, como él lo llama.
Creo que una liberación emocional entre hombres llevaría también a una liberación, o encausamiento, de las relaciones entre hombres y mujeres, porque los hombres no tendrían que ser más hombres en su relación con las mujeres, en el sentido de ser fuertes y conquistadores. Podrían tener una relación mucho más relajada, en la cual no estarían constantemente obligados a sentirse sexuales, sino que podrían ser simplemente amigos, o afectuosos. La amistad no sexual entre hombres y mujeres es considerada hoy en día impropia de un hombre. De tal manera que el desarrollo de amistades puramente emotivas y no genitales con hombres podría también significar un progreso una apertura hacia amistades puramente creativas y no genitales con mujeres.
¿Cuál es la alternativa "afeminada" entre hombres? En otras palabras, ¿qué es lo que proponen además de decir: "No, no debes sentirte bien con tu prójimo, los heterosexuales no deben desarrollar relaciones emotivas con heterosexuales·? Están señalando el peligro de un club exclusivo, pero hemos tenido ya ese club exclusivo de otra forma, con el escenario machista de Hemingway, o con el escenario machista del tipo musculoso y militar. Yo digo, y Whitman también, que el antídoto al escenario machista hemingwayano y militar es el desarrollo de la ternura honesta y emotiva, y un reconocimiento de la ternura como base de la emoción genital o no genital. Esto podría resolverse con más camaradería entre los hombres, con una democratización de la amistad, de tal manera que no se limitara, exclusivamente, a una amistad entre hombres y mujeres basada en el sexo. Creo que esto daría solución en gran parte al conflicto machista y sus contradicciones.
Creo también que es una de las definiciones de "gayeza" u homosexualidad: se da una situación inherente, desde muy temprano, en la cual tanto el fluido genital como el emotivo, se orientan hacia los hombres más que hacia las mujeres, como sería natural. Pienso que el objetivo de la liberación gay es aceptar esa diversidad de desarrollo como algo viable, y en consecuencia darle cabida. De lo contrario, ¿qué es un homosexual? A menos que quieras tener un frente de liberación homosexual que proponga que los hombres se desarrollen fuera del homosexualismo, en una relación más igualitaria y democrática, tanto con hombres como con mujeres. Pero creo posible decir: deja que la flor más pura manifieste su recto propósito, que es orientarse hacia la luz; y deja que la flor más retorcida manifieste, en su inclinación, su propósito, que es orientarse hacia la luz. La flor retorcida tiene que rodear las piedras para buscar la luz. Pero el propósito es llegar a la luz del amor, aunque la flor recta crezca, directamente hacia el amor y la luz. Entonces, una de dos, o tienes el amor-humano-biológico-condicionado, o un movimiento de liberación gay que quiere liberar y hacer públicas estas emociones. Una cosa que el movimiento podría hacer sería echar abajo la barrera de temor que los maricas sienten hacia las mujeres. Echar abajo la barrera entre hombre y hombre, lo cual probablemente llevaría al mismo resultado.
Otro punto que quisiera mencionar es la posible y tradicional objeción de los afeminados con respecto a las relaciones "sexistas" entre hombres mayores y hombres más jóvenes. Vi en Berkeley manifiestos sobre este (punto). Mencioné esta cuestión a Gavin Arthur, muerto este año en San Francisco. Era todo un caballero, tenía modales exquisitos; era un astrólogo, un maestro, un gurú, y nieto del presidente Chester Arthur. Neal Cassady se acostó con él ocasionalmente, cuando se refugiaba en San Francisco después de sus correrías con Kesey, de un lado para otro en ferrocarril. Y Gavin Arthur se había acostado con Edward Carpenter, y Edward Carpenter se había acostado con Walt Whitman. De cierto modo, en la línea de transmisión...; es un dato interesante para consignar en la mitología. El héroe heterosexual de Kerouac también se acostó con alguien, quien a su vez se acostó con alguien que se acostó con Whitman y recibió la Tradición Susurrada, con T mayúscula y S mayúscula, de aquel amor.
YOUNG: ¿El héroe heterosexual de Kerouac? ¿Quién puede ser?
GINSBERG: Neal Cassady, Dean Moriarty, quien se acostó con Gavin Arthur, quien a su vez se acostó con Edward Carpenter, quien se acostó con Whitman. Y yo me acosté con Dean, así que... así que hablando de esa línea de transmisión... lo que me fue susurrado en esa línea de transmisión por Gavin Arthur, sobre la relación entre hombres mayores y hombres jóvenes, es que es como en la antigüedad, algo muy encantador esa unión entre los mayores y los jóvenes, algo que entiendes mejor a medida que envejeces y de lo cual no hay que avergonzarse, ni contra lo cual hay que estar a la defensiva; sino que hay que alentar —una relación saludable, no una dependencia neurótica y enfermiza.
Lo principal es la comunicación. La gente mayor tiene sabiduría, experiencia, historia, memoria, información, referencias y también poder, dinero, y tecnología. La gente joven tiene inteligencia, entusiasmo, sexualidad, energía, vitalidad, mente abierta, actividad. física —todas estas características, además de los conocimientos dulces y puros de la juventud—; y ambos se benefician del intercambio recíproco. Se convierte en algo más que una relación sexual; pasa a ser un intercambio de fuerzas, un intercambio de dones, un intercambio de logros, un intercambio de dones naturales. La gente mayor gana en vigor, frescura, vitalidad, energía, esperanzas y alegrías mediante el interés de los más jóvenes; y los más jóvenes ganan en anécdotas, experiencia; consejos, ayuda, consuelo, sabiduría, conocimiento y enseñanzas mediante su relación con los mayores. Así que, como en otras relaciones, la combinación de viejo y joven es funcionalmente provechosa. Dista mucho de ser "sexista", en el sentido de que el interés puesto en la persona más joven no es totalmente sexual; más bien por la relación en sí y por la sabiduría que se va a obtener. En la teoría de Edward Carpenter y Whitman, la persona mayor hace el amor con la persona más joven, mama al más joven, y de esa manera absorbe el magnetismo eléctrico y vital de la persona más joven —de acuerdo con una teoría encantadora y teosófica del siglo diecinueve—. Y esto es algo que alguien mayor, como yo, lo experimenta como un hecho natural. Cuando te acuestas con alguien más joven que tú ganas un poco de vitalidad, de aire fresco y de brío.
YOUNG: Te has referido a Whitman y Edward Carpenter, y en algunos de tus poemas mencionas a García Lorca. Para mí fue un descubrimiento muy reciente el que estos escritores famosos fueran gays como yo, el que yo tuviera este lazo de unión con ellos. Tengo curiosidad por saber cómo hiciste este descubrimiento.
GINSBERG: En la Oda a Walt Whitman, Lorca habla del sol que "canta en los ombligos de los muchachos que juegan a béisbol bajo los puentes", y esta imagen es de tal belleza erótica que inmediatamente te das cuenta de que él entendía de que él estaba en eso, de que lo había sentido realmente. Tiempo después, conocí a alguien en Chile que lo había conocido y me dijo que él se había acostado con muchachos. De hecho, algo relacionado con un chico pudo ser la causa del fusilamiento de Lorca. No creo que figure en ninguna de sus biografías. Esta epifanía del sexo es completa en los libros de Whitman; su rapsodia hemoerótica incluye una descripción de la vez en que se acostó con un amigo —en la parte 5ª de Song of Myself (Canto a mí mismo):
Recuerdo cómo yacíamos tú y yo
en una transparente mañana de verano,
Cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera
y te volviste hacia mi con suavidad,
Cómo me abriste la camisa en el pecho
y hundiste tu lengua en mi corazón desnudo,
Y cómo te estiraste hasta alcanzar mi barba y
te estiraste hasta rozar mis pies.
YOUNG: Eso no te lo enseñan en la escuela superior.
GINSBERG Eso lo sentí entre la tradición homosexual sincera, populista, humanista, medio heterosexual, whitmaniana, bohemia, libre, amorosa, como se encuentra en Sherwood Anderson, Whitman, y quizás un poco en Genet, opuesto a la loca medio histérica, privilegiada, exageradamente afeminada, chismosa, adinerada, money-styleclosíng-conscious. Por supuesto no hay nada más ancestral y/o en cierto sentido honorable, que el viejo travestí chamanista que vemos correteando arriba y abajo por Greenwitch Avénue, o, entre los indios americanos, el chamán que se viste como una mujer y hasta toma marido. En la superloca joven, hay algo muy ancestral y encantador; fantástica compañía, absoluta individualidad y expresividad— a veces temes que sea el exterior histérico y escandaloso de alguien que va a ser presa de un colapso nervioso y que terminará en la iglesia o algo así. Pero también está el disciplinado, quisquilloso, resentido, y con complejo anal.
Cuando yo era más joven, la división se daba más entre los mugrientos beatniks todo corazón —yo no me puedo definir exactamente como un marica... ¿un homosexual...? He usado este término, pero nunca he encontrado la palabra justa.. Amantes sin nombre, los amantes, gnósticos sin nombre— y los maricas monopolizadores privilegiados y con dinero. Así que esa era la diferencia. Más que nada entre los corazón—frío y los corazón—caliente.
YOUNG: ¿Encontraste a ambos en los bares gays de Nueva York?
GINSBERG: Bueno, decididamente había de los dos bandos. Había muchos deslenguados, divertidos y viejos marinos maricones de los años veinte; también todo tipo de ejecutivos publicitarios boca fruncida, paranoicos, —asustados, conservadores, reaccionarios y pelicortos. Y todo lo que se te ocurra. Hay un reino de maricas que depende del dinero, amanerado, chic, privilegiado y exclusivo, de clase alta monopolizadora, y yo diría que por lo general acompañado de mala intención, malos modales y amor desleal. A mi me gusta la homosexualidad en que los amantes son amigos toda la vida, y donde hay muchos amantes y muchos amigos.
YOUNG: ¿Puedes decirme algo sobre tu relación con Peter Orlovsky?
GINSBERG: Nos conocimos en San Francisco, en 1954, cuando él vivía con un pintor llamado Robert LaVigné. Yo llevaba una vida muy ordenada, tratando de que me salieran bien las cosas, trabajaba en una compañía de publicidad, usaba traje y corbata, vivía en Nob Hill, en un agradable y amplio apartamento, con Sheila, una cantante de jazz que también trabajaba en publicidad. Las cosas entre nosotros no eran muy satisfactorias. Habíamos tomado un poco de peyote, de manera que también pertenecíamos al ambiente psicodélico.
Nos enfrascamos en una discusión; y yo me fui una noche a caminar y llegué a una zona de San Francisco en la que nunca antes había reparado, llamada por aquel entonces Polk Gulch, y que ahora es una conocida zona gay, con un sinnúmero de bares gays. Entonces, era más que nada un sector bohemio, aunque en cierto modo gay y artístico. Allí estaban el Hotel Wentley, justo en la esquina entre Sutter y Polk, y una cafetería de la cadena Foster. Fui y me senté en Foster, era tarde. Me encontré con Robert LaVigné y me enfrasqué en una larga e interesante conversación sobre arte, sobre los pintores que yo conocía —Larry Rivers, de Kooning y Kline— LaVigné era un pintor provinciano, de San Francisco, así que yo le traía toda clase de poesía fresca y noticias de arte de Nueva York. El me invitó a ver su apartamento y sus pinturas, a unas cuatro calles, en Gouh Street, un apartamento en el que después viví algunas temporadas y que todavía ocupo. Entré en el apartamento y ahí estaba, en ese enorme cuadro bello, lírico, un joven desnudo con las piernas separadas, unas cebollas a sus pies y un pequeño bordado griego sobre el sofá. Tenía una polla de aspecto limpio y agradable, pelo rubio, una carita joven y una expresión hermosamente honesta que me miraba directamente desde la tela. De inmediato, sentí un vuelco en el corazón. Entonces, pregunté quién era. Y Robert dijo: "Oh, ése es Peter; está en casa". Y entonces Peter entró en la habitación con la misma expresión en su rostro, pero un poco más tímida.
Después de una semana, Robert dijo que se iba de la ciudad, o que rompía con Peter, o que Peter rompía con él. Me preguntó si Peter me interesaba y me dijo que vería qué se podría hacer. Yo dije: "¡Ooh, no te burles de mi". Ya me había dado por vencido. Diez años antes, había tenido un histórico affaire amoroso con Neal Cassady. De tal manera que yo ya estaba hecho un perro viejo y cansado respecto de los fracasos amorosos; no había podido lograr nada, no había podido encontrar la compañía permanente, para toda la vida. Y, en 1955, ya tenía veintinueve años. No era un veinteañero lleno de ideas románticas. Esa noche nos encontrábamos en el Bar Vesuvio. Robert tuvo una larga conversación con Peter, y le preguntó si le interesaba: se comportó como una especie de shachum, un casamentero.
Entonces, volví a casa una noche. Fui directamente al dormitorio de Peter. Esa noche dormiríamos juntos en un enorme colchón que él tenía en el suelo. Me quité la ropa y me metí en la cama. Yo no había dormido con mucha gente. Nunca de una manera abierta, limitándome a dar y recibir. Con Jack o con Neal, con personas principalmente heterosexuales, que no aceptaron de una manera total la sexualización de nuestra ternura, yo sentía que se lo estaba imponiendo; de tal forma, que me sentía cohibido cuando ellos querían, recíprocamente, hacer el amor conmigo, lo cual sucedió muy pocas veces. Cuando lo hacían era como una bendición del cielo. Si te metes en eso, obtienes un tipo de placer muy peculiar/dolor, pérdida absoluta/esperanza. Cuando uno mama a alguien así y se corre, ¡es maravilloso! Y si te tocan una sola vez, es suficiente para derretir toda la estructura de la vida, así como el corazón, los genitales y la tierra. Y te hará llorar.
En fin... Peter se volvió (tenía puesta su gran bata japonesa), se abrió la bata de baño —estaba desnudo—, se envolvió en ella y me atrajo hacia él; nos acercamos vientre con vientre, rostro con rostro. Eso fue tan honesto, tan libre y tan abierto que creo que fue una de las primeras veces en que me sentí libre con un chico. Entonces, envalentonado, me follé a Peter. Luego él lloró, y yo me asusté, ignorando lo que había hecho para provocar su llanto, pero totalmente emocionado por el hecho de que él estuviera tan comprometido como para llorar. Al mismo tiempo, mi parte dominante y sádica se sintió halagada y excitada eróticamente.
La razón de su llanto fue que se dio cuenta de lo mucho que me estaba dando, y de lo mucho que yo le exigía, lo que pedía y tomaba. Creo que lloró al verse en esa situación sin saber como se había metido en ella. No sentía que fuera incorrecto, pero estaba sorprendido ante lo extraño del asunto. La más cruda de las razones para llorar.
Entonces, Robert, al oír y enterarse de la situación, vino a consolar un poco a Peter. Yo me sentía muy posesivo e hice a un lado a Robert. Eso provocó una curiosa desconfianza entre Robert y yo, que duró uno o dos años, antes que nuestros karmas por fin se disolvieran. Entonces, él comprendió que podía marchar solo, y que yo estaba agobiado por el karma del amor.
Peter era principalmente heterosexual, y siempre lo había sido. Creo que esa fue otra de las razones de su trauma. —el peso de mi posesión sádica al follarlo—. ¡Por primera vez en mi vida tenía la oportunidad de joder con otra persona! Creo que eso a él le hirió y a mi me fascinó un poco. Así que por muchos años tuvimos que trabajar aquel aspecto de nuestra relación, A veces es doloroso.
Tal vez nos acostamos una vez más. Luego, en las Navidades de 1954, tuve que ir a Nueva York a la boda de mi hermano. Regresé y me mudé al apartamento donde vivían, invitado por ellos. Por entonces ya existía un triángulo entre Robert, Peter y yo. Peter no había decidido si quería o no establecer una relación más permanente conmigo. Yo tenía los ojos puestos para un amor, de toda la vida. (Yo estaba) completamente enamorado e intoxicado. "La persona perfecta para mi", pensaba. Robert no estaba seguro de no haber cometido un disparate al ver el flujo de vitalidad que se despertaba tanto en mi como en Peter. Y Peter empezó a retraerse. Se sentía atrapado por esta rivalidad entre Robert y yo, y al mismo tiempo estaba su inseguridad respecto a mi y su relación conmigo. De todos modos, a él básicamente le gustaban las chicas, pero entonces ¿qué hacía allí acostado y jodido por mí?
Por lo cual me trasladé a vivir frente al Hotel Wentley y tomé una habitación. Yo tenía un trabajo en el que hacía estudio de mercados. Tuve la brillante idea de que toda la clasificación y el estudio de mercados que había hecho podían ser suministrados a una máquina, y así ya no tendría que sumar todas aquellas columnas. Entonces supervisé el cambio para la Compañía y eso me dejó sin trabajo de un modo agradable, como un final sin resquemores. Y obtuve un subsidio de desempleo.
Me estaba psicoanalizando en la Langley Porter Clinic, una extensión elitista de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en Berkeley. El era muy buen médico y le dije: "Sabe tengo muchas dudas respecto enrollarme en algo más profundo con Peter porque no sé adonde me llevará. "Quizá me haga viejo y, de ser así, probablemente Peter dejará de amarme, y entonces sería sólo una relación pasajera. Además; ¿no debería ser heterosexual?" El me dijo: "¿Por qué no haces lo que quieres? ¿Qué te gustaría hacer?". Y yo contesté "Bueno, realmente lo que me gustaría seria conseguir un piso en Montgomery Street, dejar de trabajar, vivir con Peter y escribir poemas". El dijo: "¿Por qué no lo haces?". Entonces yo dije "Qué pasa si me hago viejo o algo por el estilo?". Y él replicó: "Oh, tú eres una persona muy agradable, siempre habrá gente a quien le gustes". Lo que, de veras me sorprendió. Así que en cierto sentido el me dio permiso para ser libre y no preocuparme de las consecuencias.
Entonces esperé a Peter, y Peter se quedó en el apartamento de Gough Street y fue a la Universidad. Yo tomé aquella habitación y empecé a escribir mucho, y esperé a Peter. Neal Cassady vino un par de veces. Lo hice con Neal. Recuerdo una de las últimas veces en que lo hice con él: fue realmente una locura, porque tenía una habitación propia y por fin había privacidad. El estaba echado, desnudo, y yo estaba sentado en su polla moviéndome arriba y abajo tratando de que se corriera.
Y yo esperaba y esperaba (a Peter). No había nada tras lo cual pudiera correr, nada que perseguir, porque no había nada que yo pudiera exigir o reclamar por la fuerza. Las cosas se pusieron muy difíciles para Peter en donde vivía, de modo que se consiguió una habitación para él solo en Wentley, al otro lado de la calle. Y había embarazo, frialdad —no sabíamos hacia dónde apuntaba el otro ni lo que haríamos—. Yo esperaba que él tomara alguna decisión. Un par de veces tomamos unos tragos para ver si podíamos levantarnos el ánimo. No nos acostamos ni una vez a pesar de que yo lo deseaba.
Entonces, un día en que él estaba echado en la cama, volvió a llorar. Dijo: "Ven y tómame". Yo estaba excesivamente abrumado y asustado como para tener una erección. No sabia qué hacer. Ambos estábamos vestidos. Tenía miedo de que él estuviera interpretando las cosas como que yo quería volver a follarlo, en lugar de tenernos simplemente uno al otro. Pero eso se resolvió pronto. Y nos trasladamos a vivir juntos a un apartamento de North Beach. Encontramos un piso que tenía una habitación para él, otra para mí, un pasillo entre ambas y una cocina que podíamos compartir. Así que eso nos daba a los dos un poco de privacidad y al mismo tiempo teníamos la oportunidad de hacerlo cuando nos viniera en gana.
El era muy taciturno, muy dulce, muy tierno, suave y abierto. Pero cada uno o dos meses entraba en un estado de ánimo sombrío, ruso, dostoievsquiano. Se encerraba en su habitación y lloraba durante días: aunque después surgía alegre y amistoso. Luego de un tiempo me di cuenta de que era mejor no interrumpirlo, ni tampoco rondar a su alrededor como un buitre, sino dejarlo atravesar su propio yoga. El momento álgido fue cuando decidimos las bases de nuestro matrimonio —creo que fue en la cafetería Foster, en la ciudad, a eso de las tres de la madrugada.
Estábamos sentados hablando sobre cada uno de nosotros, dialogando, tratando de decidir lo que haríamos, saber qué representábamos uno para el otro, y lo que queríamos uno del otro, cuánto lo amaba y cuánto me amaba él a mi. Por fin llegamos a lo que ambos realmente queríamos.
Yo ya había tenido una experiencia visionaria: un estado de iluminación en que oí la voz de Blake, y una sensación de epifanía acerca del universo. El también había tenido una experiencia mientras caminaba solo y llorando, subiendo la colina hacia la Universidad: sintió que los árboles se inclinaban ante él. así que los dos teníamos en nuestros cerebros y corazones un tipo de imagen mística, psicodélica y trascendental.
Hicimos un voto mediante el cual él podía poseer mi mente, todo lo que yo sabía, y también mi cuerpo; y yo podía poseer todo lo que el sabía, y también su cuerpo: y que nos entregaríamos el uno al otro, de tal modo que seríamos nuestra propiedad; haríamos todo lo que quisiéramos sexual o intelectualmente, y en cierto sentido nos estaría permitido explorarnos mutuamente hasta alcanzar juntos la "X" mística y brotar como dos almas fundidas una sola. Llegamos al acuerdo de que, cuando el deseo erótico (particularmente el mío) fuese por fin satisfecho y saciado (en lugar de negado), habría una disminución del deseo, de los lazos de la pasión, de las ansias y del apego; y que, por último, los dos seríamos depositados libres en el cielo. Y así, hicimos la promesa de que ninguno de los dos iría al cielo a menos que pudiera meter al otro —como una promesa bodhisattva mutua.
De hecho, ésta es la promesa bodhisattva: "Los seres conscientes son incontables, prometo iluminarlos a todos. Las pasiones son incontables, prometo ahogarlas todas, desarraigarlas totalmente. La naturaleza del dharma y las puertas de la naturaleza son infinitas, prometo entrar por cada una de ellas. El sendero de Buda, muy alto y muy largo, es infinito, prometo seguirlo hasta el final. El camino de Buda, infinito, sin limites, prometo recorrerlo hasta el final.. Los seres conscientes, incontables, sin número —sin recuento—, prometo contarlos uno a uno, iluminar a cada uno de ellos. Básicamente es una promesa de renacer en todos, uno tras otro, en cada piedra, cada hoja, ser cada parte individual del universo en uno u otro momento y, por así decirlo, aceptar el destino de esa partícula.
Bueno, lo nuestro era una versión limitada de eso, casi intuitiva, era la promesa de permanecer unidos sin importar cuál fuese la conciencia eterna: él con sus árboles inclinados, yo con mi visión de la eternidad de Blake. Yo era más intelectual, así que ofrecía mi mente, mi intelecto; él era más atlético y físico, así que ofrecía su cuerpo. Entonces, nos cogimos de la mano e hicimos una promesa: lo prometo, lo prometo. ¿Lo prometes? Sí, lo prometo. En ese instante nos miramos a los ojos, y había algo así como un fuego celestial que crecía en nosotros y encendía e iluminaba toda la cafetería convirtiéndola en un lugar eterno.
Encontré a alguien que aceptaba mi devoción, y él a su vez encontró alguien que aceptaba la suya, y que sentía verdadera devoción por él. Fue en realidad el cumplimiento de una fantasía, hasta ese punto en el que por fin la fantasía y la realidad se funden. El deseo iluminó la habitación, porque fue la culminación de todas mis fantasías desde que tenía nueve años, cuando empecé a tener fantasías amorosas y eróticas. Y esa promesa ha quedado como el núcleo de nuestra relación. Es la conciencia mutua, el contacto social divino, válido porque era la expresión del deseo de esa época, y era viable. Es realmente la relación humana básica —uno se da al otro y el otro se da a ti, se ayudan mutuamente, y no te vas al cielo sin el otro.
En el Bhagabad Gita, se habla del mitológico Arjuria y de su llegada a las puertas del cielo El tenía un perrito que lo seguía y le dijeron:
"Puedes entrar, pero no puedes traer a tu perro". Y él contestó: "Bueno, si no puedo ir con mi perro, no iré". Y entonces, ellos dijeron: "Oh, vamos, tú puedes entrar_ déjalo fuera, es sólo un perro". Y él dice: "no, yo amo a mi perro y confío en ese amor, y, si no puedo entrar con esa confianza, entonces, ¿qué clase de cielo es éste?". Y por tercera vez dice: "no, no, no. Yo me quedaré afuera y pondré al perro en mi lugar, porque no entraré sin él. Yo me comprometí con mi perro hasta las lágrimas, no puedo abandonarlo". Y así, por último, después de la tercera vez, el perro se manifiesta como Krishna, el amo del universo y del cielo en persona. El sólo trataba de meter al cielo dentro del cielo, y su instinto era correcto, y nuestro instinto, era correcto. Bastó para guiarnos en momentos muy difíciles —a través de todo el cambio de status, la generación beat, la fama y el trastorno de la identidad social que conlleva.
Nuestra relación se ha mantenido desde 1954. Las condiciones han cambiado tremendamente. Peter ha pasado por muchos cambios, y en ocasiones nos hemos separado hasta por un año. Pero siempre volvemos. Hemos pasado por muchas etapas en las que nos hemos acostado y vivido con otra gente, en las que hemos hecho orgías juntos y también en las que hemos dormido solos. Ahora Peter se acuesta con una chica. Raramente me acuesto con él. Pero el origen de nuestra relación es la ternura y el afecto. No quisiera irme al cielo y dejar a Peter solo en la tierra; y él no me dejaría solo si yo estuviese enfermo en cama, muriéndome con el pelo canoso, agusanado y reumático. El tendría piedad de mi. Hemos mantenido nuestra relación por tanto tiempo que en este punto, podríamos separarnos sin demasiados cambios. Creo que, de cierto modo, — el karma se ha resuelto y se ha agotado.
La premisa original era tenernos el uno al otro y poseernos el uno al otro hasta que el karma se gastara, hasta que el deseo, el apego neurótico, fuese satisfecho y saciado. Y ha habido saciedad, desilusión y locura, porque, a mediados de los setenta, él atravesó un largo y extraño periodo en que tomaba estimulantes, lo cual realmente puso las cosas muy tensas. Pasamos por períodos en que nos gritábamos con hostilidad, tal como sucede en los peores matrimonios homo y heterosexuales, donde las personas albergan en sus corazones deseos criminales hacia el otro. Eso apagó gran parte de la falsa emoción de la juventud y del dominio, el anhelo y la dependencia irreales. Así que él es ahora independiente, y yo soy independiente de él. Sin embargo, existe entre nosotros curiosidad.
YOUNG: En 1965, circulaban varias historias sobre tu visita y tu salida de Cuba. Me gustaría saber más acerca de lo que hiciste y dijiste en Cuba, y qué fue lo que hizo que finalmente te deportaran.
GINSBERG: Bueno, lo peor que dije fue que había oído rumores de que Raúl Castro era gay y que el Che Guevara era guapo. Lo más sustancial fue que preguntaba por qué, hasta 1965, la política sobre la marihuana había sido tan desastrosa y tan poco científica. No acepté la respuesta que me dieron, según la cual los soldados de Batista la usaban para ponerse en onda y, en ese estado, disparar contra ellos; no creí que eso fuera verdad. Mirando retrospectivamente, no parece que viniera al caso que la necesitaran, pero al mismo tiempo tampoco parece que viniera al caso prohibirla. Perseguían a los homosexuales dentro de los grupos de teatro, que en aquella época estaban orientados principalmente hacia lo gay. En vez de encontrar una salida para eso, trataron de acabar con ello enviando a todo el mundo a cortar caña. Este fue un intento de humillarlos, recurrieron a la caña para humillarlos en lugar de integrarlos, y no se habló del asunto en los periódicos. Fue una campaña secreta, donde todos los acólitos de la Liga de Juventudes Comunistas del Partido, muchachos patrioteros, como las nixonettes, por así decirlo, acusaban todo el mundo que no era de su agrado ser marica.
No estaba bien visto llevar barbas y pelo largo, a pesar de que ése fuera el estilo característico de Castro y de los libertadores de la calle principal, conocida como La Rampa. La policía detenía a las personas y las arrestaba por llevar pelo largo, acusadas de existencialistas y degeneradas. Un grupo de chicos jóvenes, miembros de un grupo de poetas que yo conocía, "El Puente", eran molestados por la policía; no les permitían publicar y los llamaban maricas. Una noche, todo el grupo de escritores del Encuentro Interamericano, auspiciado por La Casa de las Américas, fue al teatro a escuchar un concierto de música feeling. Allí se nos unió un grupo de jóvenes poetas. Cuando abandonaron el teatro, todos fueron detenidos por la policía, arrestados y amonestados por andar con extranjeros. Algunos de estos jóvenes poetas estaban traduciendo mi obra.
Bueno, ahí teníamos toda esa burocracia policial en Cuba, extremadamente dura, y con una actitud muy rígida con respecto a toda esa cultura basada en las barbas; en la revolución sexual, en el intercambio y la homosexualidad. En otras palabras, no existía una verdadera revolución cultural; básicamente aún existía una mentalidad católica. Como en muchos países comunistas, los acólitos partidistas y los policías burócratas eran como los secuaces del alcalde Daley: patrioteros culigordos, chapados a la antigua. Conservadores egoístas, que de ningún modo eran comunistas de corazón, controlaban cada vez más las burocracias de la policía y de la inmigración; y se ponían frenéticos con los que follaban con los ojos abiertos, oían a los Beatles, leían libros interesantes como los de Genet, y peleaban en Bahía Cochinos contra los americanos. Incluso los que habían estado en la sierra con Castro mantenían una actitud muy reservada en cuanto a fumar hierba. La prensa era aburrida, estaba monolíticamente controlada, y los reporteros me recordaban mucho a los farisaicos reporteros del "Daily News", en cuanto a sus opiniones y argumentos. Seguí hablando allí, tal como lo hacia aquí, sobre mi posición antiautoritaria. Pero mi sentimiento básico era de simpatía hacia la Revolución. Tenía amigos que vivían allá, fui huésped invitado y formé parte del jurado en un concurso literario donde ¡me limité a cerrar la boca! Lo peor era lo que se decía de la homosexualidad y el reto a la posición oficial sobre el tema. Castro había adoptado una posición oficial con un discurso en la Universidad, en el cual atacó la homosexualidad. La llamó degenerada o anormal. Lo veía cómo una cábala, tal vez una conspiración. Creo que elogió la Liga de Juventudes Comunistas por delatar a los maricas.
Yo le sugerí a Haydée Santamaría que invitasen a los Beatles y obtuve esta respuesta: "No tienen ideología; tratamos de construir una revolución con ideología". Bueno, eso está bien, pero ¿cuál era la ideología que proponían? ¿Una burocracia policial que persiguiera a los maricas? Creo que están gastando una gran cantidad de energía en eso. Algunos de esos "maricas" habían sido los mejores revolucionarios —gente que peleó en Bahía Cochinos de Playa Girón— Yo me acosté con un joven poeta a escondidas. Un día me fumé un porro mientras caminaba a lo largo de una calle sombreada con un compañero barbudo que me dijo que había estado en las montañas con Castro, y que ahí habían fumado. Pero hasta ahí llegó mi "conducta criminal".
Creo que uno de los resultados más brillantes e interesantes obtenidos por la Liberación Gay en Cuba fue la confrontación con la burocracia policial represiva y conservadora. Creo que la confrontación entre la Brigada Venceremos y la Liberación Gay, que muestra el bloqueo mental cubano frente al tema de la homosexualidad, es una de las cosas más provechosas hechas por el Movimiento a escala internacional. Al menos trajo la pregunta a un primer plano de la conciencia. La gente del Movimiento fue allí para ofrecerse, no tanto por confrontar a los cubanos, sino por averiguar lo que estaba pasando. Ellos eran obviamente favorables al cambio y a la Revolución. Puesto que se trataba de un grupo de Liberación Gay, la prensa derechista y capitalista no podía sacar ventaja de la confrontación y avergonzar a Cuba, por que entonces ¡tendrían que haber apoyado al Movimiento! Así que el Movimiento tenía el toro por los cuernos, dentro de un contexto de confraternidad, de reto a la mentalidad machista y represiva cubana, de un modo constructivo. No creo que el Partido Comunista de allá reaccionara muy bien. ¿Cuál fue el resultado?
YOUNG: Entretanto, la Brigada ha adoptado la política de excluir a la gente del Movimiento. Hubo una Quinta Brigada que no incluía gente de la Liberacion Gay Desde entonces, los cubanos han inventado una elaborada definición política de la homosexualidad, denominándola "patología social". La gente de la Brigada Venceremos, pro cubana, ha mantenido relaciones hostiles con el Movimiento Radical de Liberación Gay. Numerosos miembros de la Nueva Izquierda, que antes sentían simpatía por Cuba, han reducido sus expresiones de adhesión hacia Cuba por la cuestión gay. Los cubanos han forzado a muchas personas a elegir entre la Revolución y movimiento de Liberación Gay, y están bastante sorprendidos de encontrarse con gente que escoge a los gays.
GINSBERG: Al principio cuando Castro hizo su revolución, dijo que era una revolución marxista, pero aún sigue siendo una revolución humanista. Si es una revolución humanista, no pueden atacar a los homosexuales. De otra forma, sería una contradicción. Creo que es importante apoyar cualquier alejamiento del imperialismo norteamericano, de su excesivo consumismo, así como de cualquier modelo de independencia del dominio psicológico norteamericano. Pero naturalmente la razón es precisamente la de volver a ser humanos e independientes.
Si la definición de humano e independiente significa apoyar ese punto de vista hacia la sexualidad —el punto de vista monoteísta y católico—, entonces sería aconsejable que los radicales norteamericanos por lo menos se dieran cuenta de que, en la situación cubana, están tratando con seres humanos y no con autoridades divinas. Estoy dispuesto a aceptar que la revolución cubana representa un auténtico alivio de la dominación capitalista de la mafia sobre la anterior sociedad cubana corrompida, así como una liberación del dominio de Norteamérica.
En otras palabras, creo que la revolución cubana es importante y que debe ser apoyada. Ellos mismos, lo aprenderán dentro de poco. De todos modos, verán el fin del mundo y terminarán por aceptar el pelo largo y la pansexualidad. Tendrán que adoptarlo como política estatal antes de que dejen de existir, simplemente para aliviar su problema de superpoblación. Creo que los gays están bregando desde una oposición de gran fuerza, porque su posición se basa en ancestrales reglas de conducta mamífera, de necesidad ecológica con respecto al futuro y al reconocimiento de una humanidad común. Por lo tanto, creo que los gays pueden darse el lujo de decir: "Ahhh"..
Vi allá muchas otras cosas relacionadas con la persecución cultural. Me interesé por la santería (cultos afrocubanos). Fui con un grupo de escritores a casa de un santero, en las afueras de La Habana, para asistir a una ceremonia Congo y también a una Yoruba. En mitad de la ceremonia, llegó la policía; pidieron el nombre y el domicilio de todos, y todo el mundo fue maltratado. Alegaron que había que tener un permiso para cualquier tipo de reunión de más de diez o doce personas pasada cierta hora, y aun a cualquier hora en una residencia privada. Ellos sabían perfectamente quiénes éramos; había allí representantes de La Casa de las Américas. Otra vez teníamos a la burocracia policial contra la cultura.
Uno de los motivos de orgullo en Cuba era la aceptación de la herencia racial africana. La religión de la santería era uno de los más importantes y ancestrales rituales tribales que había resistido a la Iglesia cristiana de los blancos, ¡y ahí estaban, interrumpiendo aquella ceremonia! Al parecer, existía un intento por desactivar la práctica de la santería, porque era vista como una autoridad espiritual que rivalizaba con la del Estado.
Recuerdo que en Cuba la mayoría de los blancos de formación católica era indiferente a la cultura negra y al corazón de ésta, la santería. Pero entre los que la apreciaban estaban algunos de los viejos pintores y poetas gays.
YOUNG: Un par de amigos míos, que estuvieron recientemente en Cuba, me dijeron que la persecución de la santería continúa. Al mismo tiempo hay paz entre el Gobierno cubano y la Iglesia católica. La Declaración Cubana del Congreso sobre Educación y Cultura ataca específicamente la santería, pero habla en términos muy positivos de lo Iglesia católica, especialmente del apoyo de la Iglesia católica a las fuerzas de izquierda en otros países de América Latina.
Uno de esos santeros negros, buscado por la policía, huyó y se escondió en la casa de un amigo homosexual. Ambos fueron arrestados. Las noticias sobre el suceso enfatizaron la relación entre la santería y la homosexualidad. Se valieron del tabú más fuerte contra la homosexualidad para reforzar el ata que contra la santería.
Edward Carpenter dice que una de las cosas que hicieron de él un revolucionario fue haber ido a Africa y, a través de su homosexualidad, haberse familiarizado con el aspecto humano del pueblo africano.
En Cuba conocí a tres personas: un chico, su hermana y un compañero; los tres dirigen el teatro de marionetas llamado Teatro de Guiñol. El hermano el otro chico son gays. La gente del teatro es en su mayoría gay. Cuando estuve allá en 1969, apenas percibí que lo eran, debido a mi propia situación no revelada. Me dijeron que estaban montando una obra yoruba. La escribió Pepe Carril y ha sido traducida al inglés por Susan Sherman. Carucha, uno de los directores del teatro, me dijo que habían tenido que pelear para montar aquella obra. Era un espectáculo de marionetas sobre un culto yoruba, al que después los acólitos del Partido dieron el visto bueno.
GINSBERG: El enfoque original marxista y humanista era el de que los capitalismos monopolistas de Occidente se unían para convertir un producto degenerado y de plástico en el culto comercial de las masas. Desde el punto dé vista revolucionario, los derechos y la herencia cultural de los trabajadores y las minorías tienen que ser protegidos de las demoníacas depredaciones de los blancos y de los monopolios culturales. De acuerdo con la teoría revolucionaria la tradición yoruba de los negros debe ser cultivada, conservada como expresión folklórica del pueblo, como su arte y su religión. De tal manera que, según el enfoque básico marxista, es una contradicción que exista rivalidad entre la burocracia policial y los sacerdotes yorubas.
YOUNG: Creo que esto tiene que ver simplemente con el viejo racismo, con la supremacía blanca.
GINSBERG: Supongo que sí. Significa que los negros tienen una cultura propia y que los blancos no la quieren Entonces, ¿qué le dices a Castro? ¿Ha tenido alguien una conversación inteligente con Castro en los últimos siete años? El acostumbraba a sostener conversaciones con gente interesante como Sartre.
Una mañana, hacia el final de mi estancia en Cuba, me encontraba en la habitación del hotel cuando tres silenciosos soldados uniformados entraron en compañía de un oficial. Este dijo que era el jefe de inmigración, que tenía que hacer mis maletas y que sería deportado en el próximo avión a Praga. Pregunté si habían informado a La Casa de las Américas y me contestaron que no, que ya habría tiempo de sobra. No me permitieron telefonear a La Casa, que era mi anfitriona, y me llevaron a la planta baja. En el vestíbulo, le grité a Nicanor Parra que estaba siendo deportado y que ellos debían ponerse en contacto con La Casa de las Américas y avisarles. Me llevaron en coche al aeropuerto. En el camino, pregunté por qué me deportaban. El oficial contestó: "Por quebrantar las leyes de Cuba".. Y yo volví a preguntar: "¿Qué leyes?".. El dijo: "Pregúnteselo a usted mismo.
Su respuesta era como la respuesta que me dio el decano MacKnight en la Universidad de Columbia cuando me echaron a patadas por haberme quedado una noche en mi habitación con Jack Kerouac. ¡Y no habíamos hecho el amor! Tan sólo dormimos allí porque Kerouac no tenía dónde quedarse aquella noche.
No fui a quejarme a gritos a la revista "Time" de que había sido injustamente echado a empujones de Cuba. Me limité a concederles el beneficio de la duda, dando por sentado que yo era como un peón de ajedrez, Se trataba de una lucha entre los grupos liberales y la burocracia militar. Me di cuenta también de que mientras más presionara Estados Unidos a Cuba, más poder adquirían los militares del ala derechista, la burocracia policial, los acólitos del Partido. El problema real era aliviar la presión ejercida por Norteamérica, terminar con el embargo en vez de "culpar" a la Revolución, a Castro o al marxismo —a pesar de que sigo creyendo que Castro no tuvo mucho tacto con el tema de la homosexualidad; hubo excesiva insensibilidad y negligencia machista por su parte.
YOUNG: Cuando estuve allá en 1971 en la conferencia de periodistas, asistí a una recepción junto a una gran piscina. Todo el mundo se arremolinaba en torno a Fidel, el disfrutaba, enrollándose en animada charla con distintas personas. Yo me sentía muy fuera de lugar. Era el único varón que no llevaba pelo corto, traje y corbata, con excepción de algunos africanos que vestían trajes típicos. La idea de meterme a la fuerza en un tumulto para hablar con un hombre famoso no era lo mío.
Decidí charlar con otras personas. Hablé con un comandante muy destacado, un tío negro que había peleado con Fidel en la Sierra y que estaba en el Comité Central. Karen Wald, una americana que nos acompañaba, le preguntó su opinión sobre el machismo. Y él dijo: "Vaya, hombre, es fabuloso". Hasta el día de hoy no he podido dilucidar si le estaba tomando el pelo o si su reacción obedecía a una verdad profunda: que el machismo es algo muy importante y apreciado por el hombre cubano.
GINSBERG: Al fin y al cabo la cuestión se reduce al problema del machismo —tanto aquí, en los Estados Unidos, como allá— desde el punto de vista de las tácticas revolucionarias. De hecho, la Liberación Gay tiene en cierto sentido un enfoque adecuado para la gente heterosexual con ideas acomodaticias de clase media acerca del poder, sea cual sea el cañón de donde salgan.
YOUNG: Yo creo que ha habido cierta esquizofrenia en el ala radical de la Liberación Gay. La gente dice estar en contra del poder. De hecho a la mayoría de la gente que conozco en el ala radical del Movimiento no le gusta ni siquiera usar el eslogan "Poder Homosexual" por la palabra "poder".
GINSBERG: Gregory Corso tiene un magnifico poema titulado "Poder", y te invito a que le des una ojeada. Lo escribió en 1939: "Estar parado en una esquina sin esperar a nadie, eso es poder..." "La sed de poder es beber arena".
YOUNG: Por un lado, la gente atacaba el concepto. global de poder y trataba de eliminar el poder de las relaciones personales. Pero, por otra parle, existía el deseo de formar parte de la izquierda, resumido en el siguiente eslogan: "Únete a la izquierda, hazte gay, empuña un arma". Una variante del eslogan de los Panteras.
GINSBERG: Aun cuando puede servir como vínculo entre el machismo y los gays, también sirve para desinflar la pomposidad de los eslóganes del poder blanco o negro, que a veces son realmente un poco ridículos. El eslogan "El poder sale del cañón de un arma" era en todo momento ajeno a la situación norteamericana. No había suficiente imaginación ni poesía en cuanto a tácticas. ¿Cómo transformas y conviertes a Norteamérica? Fue un indicio de pobreza imaginativa lo que hizo caer a la gente en la violencia; en todo momento, el problema no había sido más que violencia mental, ceguera y rabia. En realidad, la Liberación Gay sacó a relucir todo el machismo de la izquierda.
YOUNG: ¿Crees que la Liberación Gay te ha influido de algún modo?
GINSBERG: Ahora uso la palabra "gay", cosa que antes no hacía. Y es importante cuando le cambias a alguien el lenguaje. En una gran manifestación, me siento arrastrado hacia el grupo de Liberación Gay, porque generalmente es muy honesto e interesante. Allí al menos la ideología es personal. La Liberación Gay ha influido en mi manera de pensar respecto de otras cosas —como la liberación del drogadicto
Si puedes obtener la liberación gay de los opresores machos; entonces puedes liberar al yonqui de la opresión de la CIA mafiosa y machista, de los policías de la AMA (American Medical Association), y de la opresión Truman-Nixon, que consiste en el tratamiento punitivo de la enfermedad del adicto y no de un tratamiento médico. Debería existir un Frente de Liberación Yonqui. Es el grupo más oprimido de Norteamérica, en cuanto a que son perseguidos como perros por gente armada. Siempre están bajo la amenaza de la cárcel. Son enfermos, tienen una enfermedad real, y no están siendo tratados por los medios de la medicina legal. Por el contrario, son arrojados en manos de los agentes más corruptos de América —agentes que tienen relación con la mafia y que son traficantes, como lo probó la Comisión Knapp y varias documentadas investigaciones—. Han sufrido la mayor distorsión de imagen que cualquier otro grupo en Norteamérica: Nunca antes se inventó aquí una categoría tan baja para un ser humano como la categoría de vicioso que se usa para los heroinómanos. Ni tan siquiera se aplica el término vicioso a los alcohólicos.
Y además son víctimas de calumnias. Se refieren a ellos como a criminales. Asesinos violentos, en circunstancias que no lo son. Cuando son los alcohólicos los que pierden el control.
YOUNG: La mitad de los generales del Pentágono son también alcohólicos.
GINSBERG: Por eso digo que debe haber una Liberación Yonqui. La idea del Frente de Liberación Gay me sugirió la terminología Frente de Liberación Yonqui. Esto dio un poco de estimulo a la relación que tenemos con Peter.
YOUNG: Una de las citas que circulan en torno a la Liberación Gay y que se te adjudica es tu reacción ante el motín de Stonewall: "Los maricas han perdido su aire de malditos". ¿Cuáles fueron las circunstancias?
GINSBERG: Fue en una entrevista en el "Village Voice". Yo no estaba en el motín. Yo oí acerca de eso y fui la noche siguiente a Stonewall a mostrar lo que sabía. El lugar estaba abierto y había una multitud. Así que (me) dije: "Lo mejor que puedo hacer es entrar y lo peor que puede pasar es que tenga que calmar los ánimos. No los atacarán mientras yo esté allí. Comenzaré un gran Om".
No participé de la onda violenta (de Stonewall). La parte sucia me pareció mal intencionada, innecesaria e histérica. Pero, por otro lado estaba esta imagen según la cual todo el mundo quería demostrar que podía pegar a la policía, lo que, al parecer, se consiguió. Como imagen, era algo tan cómico que era difícil desaprobarlo, a pesar de que conllevara un poco de violencia.
YOUNG: ¿Previste en ese momento que aquello iba a conducir a algo que se llamaría Liberación Gay, y que tendría su organización, sus publicaciones, etc.
GINSBERG: De alguna manera, eso parecía estar siempre a punto de ocurrir. Ya existía en forma rudimentaria en la "Mattachine Society" y en "One". Eran más calmados, pero hicieron algunas cosas interesantes en su época.
Publiqué en 1959, el poema dedicado a Neal The Green Automobile (El Automóvil Verde), en la "Mattachine Review". Esto provocó la indignación del psiquiatra Karl Menninger, de Topeka. Kansas, porque se trataba de un honesto poema amoroso que aprobaba las relaciones amorosas gays. El escribió una extraña carta a la "Mattachine Society", denunciando el poema y diciendo que, mientras ellos procuraban curar a todo el mundo, salía a la luz aquel horrible poema ¡que hacía alarde de tales sentimientos perversos!
Yo asistí a algunas reuniones de la "Mattachine" en San Francisco y también di una pequeña lectura de poemas, pero nunca me enrollé políticamente con ellos, sólo literariamente. Por supuesto que San Francisco siempre estuvo más avanzado que Nueva York en cuanto a la aceptación de la homosexualidad. Es una ciudad medio parisina. Había en la North Beach de San Francisco un histórico y famoso bar (el Black Cat), cerca de otro llamado Monkey Block que era quizás el mejor bar gay de Norteamérica. Era realmente abierto, bohemio, Francisco, vienes, y todo el mundo iba allí, heterosexuales y homosexuales. Estaba iluminado y tenía un piano de taberna. Era enorme. El punto de reunión de locas desatadas, heterosexuales con traje gris y estibadores. Todos los poetas iban allí.
YOUNG: Martha Shelley tiene una excelente primera línea en el artículo Gay Is Good (Lo Gay es bueno), uno de los primeros artículos sobre Liberación Gay "Mirad hacia adelante, aquí está el Frente de Liberación Gay brotando cómo una verruga sobre el blando rostro de Norteamérica, causando espasmos de indigestión en los equilibrados y delicados intestinos del Movimiento". Al final del artículo dice: "Nunca os libraréis de nosotros, porque nos reproducimos fuera de vuestros cuerpos".
GINSBERG: Ahí está el problema. El punto es que nadie es normal. Es como llamar a alguien cerdo. Todo el mundo tiene sueños con algún contenido homoerótico, así que el problema es hacer que los "normales" se sientan seguros dentro de una gama completa de sentimientos, en lugar de sentimientos a un único nivel; así como también es importante para la gente gay experimentar una gama completa de sentimientos. En ese aspecto, la política de provocación no viene al caso. No atraes a alguien provocándolo. Se les atrae dándoles un lugar en el que se sientan cómodos, haciéndoles sentirse protegidos para que puedan tener una erección.
YOUNG: Creo que decididamente hay tensiones en el Movimiento; entre la gente que dice que mamarla mucho equivale a liberación, y la que dice que estamos atrapados en un planteamiento de carne-conoce-carne, que tenemos que salir de eso y relacionarnos unos con otros como personas.
GINSBERG: Es una experiencia humana importante relacionarte a veces contigo mismo y con otros como un pedazo de carne. Es una manera de perder el ego, un yoga divino y santo de pérdida del ego: enrollarte en una orgía y ser reducido a un anónimo pedazo de carne, correrte y reconocer tu propia anonimidad orgiástica. No es un lugar donde quieres pasarte toda tu vida, pero ciertamente es un lugar que tú quieres ver y experimentar como una lección y una experiencia divinamente bestiales y maravillosas. Para eso se usaban las orgías dionisíacas; es un rito ancestral. No creo que haya nada malo en relacionarse con la gente a un nivel puramente carnal, mientras no te dejes atrapar por eso todo el tiempo y no te mantengas en este único nivel de conciencia como hacen algunos maricas.
La contestación de la Liberación Gay obviamente no va a ser sólo por una simple sexualidad lírica. El uso del sexo como un estandarte pour épater le bourgeois, para remecer nuestros sentimientos o provocar, tampoco es suficientemente interesante ni puede sostenerse por más de diez minutos; no es suficiente como para sostener un programa que conlleve amor hasta el lecho de muerte, o que dé ayuda a Indochina, y que, a fin de cuentas ni siquiera sirve para follar. Tienes que hacer algo más. También tienes que relacionarte con 1a gente y sus problemas.
A mi me gustan las saunas y las orgías. Creo que las orgías deben institucionalizarse: impersonales orgías de carne, sin cuestiones de personalidad o carácter, o de relación con la gente como personas. Cualquiera que insulte a Dionisos, ¡que se prepare! En Ezra Pound (Canto 2) son presa de los leopardos, o si no, son convertidos en hojas de parra; cuando menosprecian al dios, insultan a Dionisos.
YOUNG: El problema de ese enfoque es que, mientras tu carne es joven y atractiva, estás bien. Pero, si no cumples con los requisitos...
GINSBERG: A mí edad es cuando realmente se aprecian las orgías, sobre todo a oscuras, donde nadie ve a nadie y te importa una mierda quién jode contigo. La paranoia en los baños turcos por si estás o no estás aceptable, es otro problema. Pero la orgía es una forma de igualar a la gente —gente gorda, gente flaca, gente guapa, gente fea, jorobados, y cojos y raquíticos, todos unidos en la oscuridad.
Peter y yo acostumbrábamos a participar en situaciones de este tipo en San Francisco, con chicos y chicas, algo muy agradable. A él le gustaban las chicas, y eso daba una buena vibración cuando se nos unían otros hombres. Como Peter y yo éramos una pareja muy unida, eso le abrió la puerta a todo el mundo. El se acostaba con las chicas y yo con los chicos. A veces, yo también me acostaba con las chicas. O, si no, lo hacíamos entre nosotros. Pasamos un periodo de dos años en San Francisco donde, en casi todas las fiestas, nos quitábamos la ropa y terminábamos en la cama con una o dos personas más. Nosotros no tratábamos de empezar las orgías, solamente nos quitábamos la ropa, dábamos vueltas por la fiesta, lo pasábamos bien y no hacíamos gran cosa más.
YOUNG: Cuando vi la dedicatoria de Aullido, y supe lo de Carl Solomon, sentí curiosidad por la relación entre vosotros.
GINSBERG: Esa nunca fue una relación erótica. En 1948, estuve en un hospital para enfermos mentales, como resultado de un arresto por un asunto relacionado con hierba y coches robados —un jodido arresto, típico universitario—. En los viejos tiempos, cuando pertenecías a una familia de gentiles, te enviaban a un manicomio para no mandarte a la cárcel. De modo que mi arresto gozó de ese privilegio de la clase media. Terminé en el Instituto Psiquiátrico de Nueva York, en la Calle 168.
El día en que entré con todos mis bultos, conocí a este tío maravilloso (Carl Solomon) que acababa de salir de un electrochoque. Estaba esperando que me asignaran una habitación, nervioso y perdido, y preguntándome que hacía en aquel instituto entre aquellos supuestos locos. Me preocupaba la idea de haber perdido contacto con la realidad.
Carl Solomon me preguntó quién era. Parecía tan inteligente y literato que quise ver si tenía algo de esprít. Así que dije "Soy el Príncipe Myshkin" (un personaje santo de El Idiota). Y él dijo: "Soy Kiríloff. (un duro nihilista en El Endemoniado). A ese paso llegamos a un curioso entendimiento. Después tuvimos. una época literaria: escribíamos cartas imaginarias a T. S. Eliot. Me introdujo en la obra de Genet y en la de Artaud.
Sabía mucho de literatura francesa y del surrealismo. Me inició en una gran cantidad de literatura francesa que yo había dejado escapar. Luego me llevó al Village, y través de sus ojos comencé a apreciar el Village subterráneo de los años 1949-50. El ha escrito varias pequeñas colecciones de contes medulares —historias y aforismos.
Todavía es amigo mío y estuvo aquí hace un mes. Un par de veces al año nos reunimos y pasamos un tiempo juntos. En cierto momento, él sostuvo una ideología marxista muy fuerte, y luego pasó a ser antimarxista. Vivió una serie de cambios locos y camaleónicos, buscando la manera más cuerda de llegar al convencimiento de que, de todas maneras, en el mundo estamos todos locos.
YOUNG: Recuerdo haber oído que, durante la época de mayor excitación en torno al LSD, Timothy Leary hizo algunas afirmaciones y dijo que curaba —la homosexualidad. Recuerdo que tú dijiste que habías tenido una experiencia heterosexual bajo lo influencia del LSD.
GINSBERG: (Tuve) una experiencia-fantasía emocionalmente heterosexual relacionada con mi madre y con chicas. Pero todos experimentan eso bajo el LSD. Fue un descubrimiento de emociones-sentimientos heterosexuales relacionados con mi madre, ¡y había tantas chicas que yo había rechazado! Cuando Leary buscaba información y testimonios acerca del LSD, yo le dije que probablemente liberaba algunos bloqueos homosexuales. Lo contrario también es cierto: probablemente libera algunos bloqueos heterosexuales, es su característica. Leary, o algún otro llevó las cosas un poco más lejos al decir que yo había experimentado una apertura heterosexual por primera vez en mi vida. Para empezar, tengo un venerable historial heterosexual, o bisexual.
En el contexto de las discusiones acerca del LSD, declaré en el Congreso: "Me gustaría explicar un efecto que experimenté en Perú. Desde mi niñez, he estado principalmente cerrado a las relaciones con mujeres, posiblemente debido al hecho de que mi propia madre, desde mi más tierna infancia vivió en un estado de intenso sufrimiento, que me asustaba sobremanera, hasta que finalmente murió en una institución mental. En la choza de un curandero (en Perú), experimenté, en estado de trance, un conmovedor recuerdo de la naturaleza de mi madre y lo mucho que había perdido al distanciarme de ella y, posteriormente, al distanciarme de chicas bien dispuestas. Porque, de hecho había negado la mayoría de mis sentimientos hacia ella, debido a un antiguo temor, y este penoso conocimiento, que surgió mientras mí mente estaba abierta gracias a la hierba nativa (un poco de yage), provocó algunos cambios, y de ahí en adelante experimenté un mayor acercamiento y una mayor confianza hacia todas las mujeres. El universo humano se hizo más completo para mí al igual que mis propios sentimientos.
YOUNG: ¿Cuáles fueron algunas de las cosas mas significativas que aprendiste en tu viaje a la Unión Soviética?
GINSBERG: Es cosa aceptada en Moscú entre la gente que pertenece a la Unión de Escritores, así como entre los escritores que no pertenecen a la Unión, que son marginados y han estado en manicomios o en Siberia, el que, entre 1935 y 1953, bajo Stalin, veinte millones de rusos fueron arrestados y enviados a Siberia y que quince millones jamás regresaron. Y luego, al margen de la Unión de Escritores, Yessenín—Volpine dijo que la cifra era de catorce o quince millones, un millón más un millón menos. Esa es la cifra comúnmente aceptada en Moscú.
La explicación para la actual rigidez de la mentalidad rusa, comparada, digamos, con la de Praga en 1965, y hasta con la de Cuba, radica en que "todos los burócratas que hicieron eso están aún en sus puestos y hay que esperar hasta que mueran". Los poetas jóvenes piensan que ellos harán posible una revolución cultural con los jóvenes científicos, Ingenieros, filósofos, médicos y atletas que escuchan poesía y que son más liberales.
Un poeta de la Unión de Escritores me dijo que, bajo Stalin, a casi todas las familias de Moscú les habían quitado a alguien que jamás regresó. Por ejemplo, Ievtushenko tiene a familiares que fueron llevados a Siberia. y que nunca regresaron. Oí decir que todo el mundo fue severamente castigado hasta que no quedó nadie sin castigar, incluso la misma policía. Stalin creó una nueva infraburocracia policial que arrestó a la antigua, porque estaba comprometida en la muerte de mucha gente. Hubo un giro en la línea del Partido, de modo que, probablemente, varias oleadas de policías se encontraron en la misma situación que la de aquellos que, habían, arrestado. Ellos mismos bajo arresto, exilados, sin regreso. La policía de ahora, después de Kruschev, sabe eso. Por lo tanto, no quiere volver a ir tan lejos. La policía no desea este tipo de Estado policial absoluto y malsano, con arrestos masivos y secretos. Es una forma de freno de seguridad en Rusia —la policía sabe que no puede ir demasiado lejos, porque, de lo contrario, ellos mismos se verán arrastrados por el régimen de terror—. Nunca he visto explicado esto en Occidente.
YOUNG: ¿Tú crees que éste es un motivo real para lo liberación?
GINSBERG: No tanto para la liberación, sino para que las cosas no vuelvan al horror del stalinismo. La gente que debe obedecer a las peores órdenes en un Estado policial comprende que al final esas órdenes se volverán contra él. Stalin era tan raro, de un humor tan extraño, con un sentido del humor tan siniestro, que nadie quiere meterse de nuevo en esa caja. Al final, la policía se espabiló y se dio cuenta de que era su propio karma el que estaba en juego.
YOUNG: ¿Pasaste alguna vez por un período de idolatría hacia la Unión Soviética antes de ir allá?
GINSBERG: No. Pero mi madre sí. Mí madre, allá en Paterson, New Jersey, era comunista, y me llevó a reuniones del Partido, justo en River Street, en 1933, cuando yo tenía siete años. Los recuerdo vendiendo garbanzos. Y, en aquellos días, oí hablar a Israel Amter y a Scott Nearing. En mi familia, entre mis tías de Nueva York y el Bronx, había una idolatría por Stalin y la línea del Partido. Mi padre, como socialista, estaba en contra. Por otro lado, mi padre se fue al otro extremo; entre 1961 y 1965 todavía apoyaba la guerra de Vietnam. Entonces, entre la Escila del estalinismo y el Caribdis del antiestalinismo casi no quedaba izquierda en Norteamérica. No, hasta que llegaron los hippies independientes —en realidad los beatniks— e introdujeron un nuevo anarquismo, que era el viejo anarquismo americano, como los Wobblies, pasando por San Francisco y Kenneth Rexroth. Esa fue siempre una tradición viable de anarquismo intelectual, de comunas y amor libre.
YOUNG: ¿Pensaban los hipsters de 1950 que erais anarquistas?
GINSBERG: Oh, sí. Kenneth Rexroth y Robert Duncan, en 1948-49, en San Francisco (yo no estaba allá), y en 1943-45 el hermano Antonimus y Philip Lamantia, ambos poetas, tenían un círculo anarquista. Leían a Kropotkin y aceptaban entre ellos la Liberación Gay. Esa era la tradición en la bohemia anarco-tradicional-Costa-Oeste-Wobbly-Chicago-populista norteamericana.
YOUNG: ¿Qué quieres decir con que la Liberación Gay era aceptada entre ellos?
GINSBERG: Quiero decir que por allí circulaba toda clase de tipos gays. Robert Duncan era gay, y me parece que fue un miembro fuerte del círculo anarquista. La panoplia de tolerancia y entendimiento, de conciencia gnóstica (místico-psicodélica), así como de esperanzas sociales de genio ya en 1940 estaban totalmente desarrolladas, eso continuó así en San Francisco y en algunos círculos de Nueva York.
YOUNG: En tu desarrollo como yogui te has encontrado con escritos en cierto modo antihomosexuales de algunos maestros yoguis?
GINSBERG: No, nunca he visto ninguno. Hace un par de meses me enfrasqué en una conversación con un maestro con el qué trabajo ahora, Chogyam Trungp Tulku, lama encarnado y le pregunté qué opinaba de la homosexualidad. Me dijo que la consideraba algo interesante. Le pregunté si creía que era negativo o malo. Dijo: "No, no importa en absoluto la forma de los cuerpos, lo importante es la comunicación". Esto es muy sensible, claro, y realmente importante. Con una comunicación abierta, hacer el amor entre homosexuales es obviamente maravilloso y encantador. Sin comunicación es un fastidio para los heterosexuales también.
YOUNG: Siempre he sentido que había algo particularmente místico entre dos hombres haciendo un sesenta-y-nueve, algo que tiene que ver con la postura de los cuerpos.
GINSBERG: Sí. Hay cierto misticismo cuando le das a alguien por el culo, o cuando te follan. Hay cierto misticismo en el hecho de ser jodido y aceptar al nuevo divino señor penetrando en tus entrañas —"Por favor, Maestro"—. Hay un gran misticismo en el hecho de follar a una chica, o en el hecho de que ella monte a un tío. Cualquier posición es mística.
La respuesta oficial de mi maestro fue interesante: "La calidad de la emoción es importante, la comunicación es importante", y obviamente la forma no lo es.
En la Gelugpa, secta del budismo tibetano que impone un sombrero amarillo, existe una tradición contra el matrimonio. En el transcurso de la historia esto condujo lentamente a que los monjes se acostaran unos con otros. Pero básicamente, en el Yoga, la inclinación, cuando la hay, es hacia la castidad, hacia la retención del semen. La esperma es arte, poesía, música y yoga. La esperma es kundalini. El poder de la serpiente. La sensación de estremecimiento y hormigueo que trepa hasta la parte alta de la cabeza y se expande a través de todo tu cuerpo. La retención de la esperma es, al parecer, uno de los conocimientos básicos de ciertas formas de yoga.
No es realmente la homosexualidad o la heterosexualidad lo que sería desaprobado. Sino el apego a cualquier tipo de "placer", considerado como una dependencia neurótica. Como diría Burroughs, un apego a la fábrica de la masa verde, un apego al cuerpo. El cuerpo en si mismo, como dice Burroughs, podría ser el subproducto de una conspiración a gran escala, impulsada por ciertas fuerzas que tratan de mantener a la gente prisionera en una cárcel-universo, construida de materia paterna sujeta a las apariencias, y a condiciones físicas aparentes que definen sus limitaciones. Como dirían Blake, los budistas y Burroughs, el mundo real es un mundo de silencio absoluto, placentero y vacío. En otras palabras, la posición yoga anticuerpo, no es antihomosexual; es pro vacío o pro trascendental. Estamos tan liberados de nuestros cuerpos que podemos permanecer en ellos, y es correcto permanecer en ellos y usarlos. Esta es la posición budista. Estás tan liberado de tu cuerpo que no debes sentir miedo de él.
Está la pregunta: ¿qué es el sexo? Es una pregunta que William Burroughs se ha hecho a si mismo. El es uno de los pocos "héroes" de la Liberación Gay, uno de los pocos teóricos homosexuales que ha reflexionado sobre la liberación del cuerpo y el desapego de la sexualidad; de hecho, los cut-ups fueron originalmente diseñados para ensayar y repetir una y otra vez su obsesión por las imágenes sexuales —como una película que se repite una y otra vez— y luego para reunirlas, cortarlas y mezclarlas de tal modo que, finalmente, el apego obsesivo, la compulsión y la preocupación se vacían y drenan de la imagen. En otras palabras, ensayándolo y repitiéndolo una y otra vez, mirándolo una y otra vez lo más a menudo posible, al fin el apego hipnótico, la imagen, se desmitifican. Su peculiaridad sexual es ser follado, porque Burroughs se corre cuando le dan por el culo; es uno de los pocos hombres que pueden hacerlo.
YOUNG: ¿Quieres decir sin manipularse?
GINSBERG: ¡Ea...! ¡Mira, sin manos!
YOUNG: Yo recuerdo que él usó esa imagen en Naked Lunch (El almuerzo desnudo), pero no le creí.
GINSBERG: Burroughs y yo lo hicimos muchas veces, durante muchos años, desde 1953; por eso conozco su cuerpo. Y ahí, con Burroughs, tenemos la imagen del ahorcado, el tipo al que ahorcan y se corre involuntariamente. Al final de "Blue Movie" (episodio de El Almuerzo Desnudo), hay una secuencia con ensayos que se repiten una y otra vez, como cut-ups de la misma escena, y con los mismos personajes: el ahorcado eyaculando a chorros y el verdugo que lo mama; Mark y Mary que se acercan y devoran su entrepierna en el instante en que le rompen el cuello e involuntariamente se corre —como Burroughs, que se corre involuntariamente mientras lo follan—. Al final de ese "Blue Movie", todos aparecen en la pantalla saludando, cansados, alguno de ellos con un hilo de saliva o de leche en el labio inferior, una cuerda alrededor del cuello de Johnny, y Mary completamente agotada y exhausta. Después de la experiencia, la imagen queda completamente desvirtuada.
Ese es el primer Burroughs —1958 o 1959—, el de los sucesivos cut-ups de sus imágenes favoritas, tiernas y sentimentales. Por fin puede mirarlas al terminar el rollo, puede mirar las imágenes más tiernas, personales y románticas objetivamente, sin sentirse atado a ellas. Y éste es el propósito de los cut-ups: recortar las reacciones-hábitos, traspasar los hábitos aprendidos, traspasar los reflejos condicionados, recortar dentro del espacio, infinito y azul, allí donde hay espacio para la libertad y no hay obligación de repetir la misma imagen una y otra vez, ni de correrse de la misma manera una y otra vez.
De modo que Burroughs es una de las poquísimas mentes de la Liberación Gay que piensa en términos filosóficos fundamentales sobre la sexualidad, sobre la naturaleza del "fenómeno sensorial aparente" (una frase suya). El es uno de los pocos que, en realidad, ha cuestionado el sexo en su base —no fue una mera rebeldía hacia el condicionamiento heterosexual, o los rígidos esquemas socioheteromorales para explotar el amor entre hombres tal como él lo había experimentado. El lo ha visto por dentro y por fuera, divino y degradado. Pero también ha ido más allá y lo ha visto a través de los ojos de un sufí, o de un maestro Zen, o de un monje tibetano adepto del sufud que dice: ¡Ah!
Burroughs ha abierto grandes espacios que la nueva generación aún no ha podido llenar. Su estilo lo ha recogido gente más joven. Todo lo referente al cut-up-collage influyó bastante el periodismo underground. La investigación filosófica, práctica y yonqui del fenómeno de la percepción sensorial en la que Burroughs ya estaba metido todavía aguarda ser descubierta por la Liberación Gay. De otra forma, uno se ve venir un panorama que huele a mil demonios. Son demasiados los chicos jóvenes que llevan el estandarte del sexo y marchan diciendo: "Sexo, sexo, sexo. Maravilloso, maravilloso, maravilloso". Y lo hacen sin sentido del humor, sólo como reacción al impulso superficial primario.
Veamos. ¿Qué nos falta por cubrir? Le pregunté a Swani Shivananda dónde podría encontrar un gurú. Y él me dijo: "Tu propio corazón es tu gurú". El principal eslogan, fuente de aprendizaje, enseñanza, compás y fidelidad de toda situación amorosa, es el corazón, al que siempre se debe seguir, porque no hay otro lugar adonde dirigirse. Eso desintegraría las dudas ideológicas, o las complejidades de la situación política en que estamos. Hay que dejarse llevar un poco más por el corazón —es la forma de evitar las trampas y los callejones sin salida ideológicos e hiperintelectuales en que tanto los homosexuales como los radicales se han metido.
Depende de tus sentimientos y confía en tus sentimientos. Creo que muchos de los conflictos homosexuales nacen de la desconfianza de la sociedad hacia tus amores, hasta que finalmente acabas dudando tú de tus propios amores; sin saber qué hacer con ellos. La otra cosa que considero importante es aceptar el rechazo, porque, mientras más aprendes a aceptar el rechazo, eres menos vulnerable a él y más oportunidades tienes de que te lleven a la cama y de acumular puntos tanto para el corazón como para la polla. A medida que te abres y te das, siempre sin rencor, y aceptas el rechazo de personas o muy tímidas, o socialmente temerosas, o que simplemente no te desean, más abierto estarás a tus sentimientos, más te comunicarás y tendrás mayores probabilidades de conectar.
Una de las peores dificultades, especialmente para los sexualistas más jóvenes de todo tipo, es el miedo a dar el primer paso porque temen ser rechazados. Por lo tanto, no queda más que la revelación sincera del corazón, y eso es aplicable políticamente, subjetivamente, Personalmente... Es la falta de confianza en el corazón lo que ha fastidiado la mentalidad radical así como la mentalidad sexual en Norteamérica. Si no nos interesamos por vuestros corazones y aceptamos nuestros corazones, si no encontramos nuestra realidad en el corazón, entonces, lo que quede será el perpetuo vacío del intelecto. Urizen, el Urizen de Blake, tu razón, tu racionalización, el error común, y por último el corazón que se convierte en un centelleante vacío. Si pensamos en eso y lo relacionamos con emitir juicios políticos, ¿tiene Tom Forcade un corazón luminosamente vacío, o tiene un corazón cargado de mierda de plata? ¿Está el corazón de Mark Rudd, resplandecientemente vacío, ahora, mientras se dirige a la anónima cafetería en busca de su porridge? ¿Está el corazón de Mother Maghree brillantemente vacío cuando sale del Bar Capri a las tres de la madrugada, dejando atrás al chico más bello de San Francisco, con largos y flotantes rizos que ruedan sobre sus hombros de león, y una sonrisa en sus ojos y en sus dientes cual perlas destellantes a la luz de la luna?
Una flor es la belleza, que se marchita y se consume, en el aire se apaga el resplandor, y han muerto locas jóvenes y hermosas. El polvo ha cerrado los ojos de Helen. Es hora de morir, estoy enfermo: Señor, ten piedad de nosotros.
Esto es Time of Pestilence (1593) de Thomas Nashe. Quizá sea el mejor poema en lengua inglesa, y la mejor línea sea "en el aire se apaga el resplandor...".
+ información
http://www.allenginsberg.org/
10 comentarios:
Quina currada tío !!!!!.
Estic esgotat, dema et diré alguna cosa. Segur que es genial, però la son amb reclama.
més o menys com en Xavier, però el meu problema es la manca de temps.
Ho aparco per quan tingui festa, que ara penco fins el dia de Nadal sense cap dia de festa grrrrrr.
T'admiro per el treball que has fet, espera que el llegeixi que llavors em traurè el barret segur.
Petonets
aquest post d'avui es una joia, una feina d'agrair infinitament
Pero mijo! Qué le pasa a la gente, que habla tan extraño!! ;) ;)
Ehmmm, creo que yo leí ese libro; son dos tomos, en los que hay entrevistas hasta a Tennesee Williams!!
Me gustó; y la foto; si viniésemos todos a trabajar en cueros, se bajarían arrrgunos huumos :)
Besos mirando el puro de Bardem; ¿tú crees que él..? Aaays; abrazos
:O
Prometo leerlo.
gracias a las palabras de ese hombre pase noches sin dormir, y los pocos sueños que tuve estaban bañados en fluidos, trozos de carne, pecados.
en fin, he pasado una tarde fabulosa leyendo el post!
hasta olvide el trabajo uh oh!
Lo confieso, he hecho trampa y lo estoy leyendo por encima.
Estoy perezooooooooosa.
Buenas noches
uy, pues yo he llegado a la mitad, pero es que es eterno. me entretendré con la foto de burroughs, y creía haber visto a kerouac en otra, pero resulta que es es robert lavigne. doncs molt bé, el bob. jo, y esto sigue y sigue.
un gran esfuerzo que pocos apreciarán. no le dedicamos mucho tiempo a un post por termino medio. la velocidad, la estética de la desaparición, consumir y tirar...
ni caso, que me estoy rayando solito. menos mal que me he venido pa'casa. muchos besos. hablamos...
un beso.
Muchas gracias, Pe Jota. Lo había leído, en inglés, hace tiempo, pero me ha encantado revisitarlo. Hay tantas cosas con las que estoy de acuerdo... y otras en las que no. Pero Ginsberg es siempre una inspiración, por su inteligencia, su sensibilidad, su franqueza. Sólo echo en falta una foto preciosa suya con Peter Orlowski, en blanco y negro, ambos desnudos y abrazados, Ginsberg con una cara de enamorado casi adolescente.
De verdad, gracias por rescatar este texto.
MUY INTERESANTE, UN BUEN COMPLEMENTO A MI LECTURA DE kEROUAC, GRACIAS X PUBLICARLE
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