Alfred Courmes (Bormes les-Mimosas, 21 de mayo 1898 - París 8 enero de 1993)
El pintor surrealista Alfred Courmes, cuyas provocadoras fantasías le valieron el apodo de "El Ángel de mal gusto". Era un genio de la subversión religiosas y un miembro altamente individualista de ese gran grupo de artistas que mostraron su irreverencia con ingenio y brillantez tanto en Francia como Italia y España, mediante obras que fueron a menudo inquietante y profundamente conmovedora. Delirios iconoclasta de Francis Picabia, la descripción de Alfred Jarry del camino hacia el Gólgota como un Tour de Francia y La Pasión como la escalada de una montaña, y el Manifiesto del ultraísta Guillermo de Torre (1921) con su invitación a la blasfemia.
El punto culminante de este movimiento se puede decir que se han encarnado en el pintor surrealista Alfred Courmes. Nacido en 1898 en Bormes-les-Mimosas, cerca de la base naval de Toulon, hijo de un oficial naval, hecho que influenciaría en su obra posterior.
De salud frágil, en su juventud, fue enviado a recuperarse en un sanatorio, donde conocería a otro pintor, Roger de la Fresnaye, que después de haber coqueteado con el cubismo (L'homme assis o "Hombre sentado", 1913-14 ) se perfilaba como líder de un retorno al arte más formal. La Fresnaye se convirtió en el guía del joven Courmes. El alumno le seguiría a París, donde absorberá las teorías neoclásicas de la luz y composición, dando lugar a obras altamente formales animada por toques de color ácido, entre ellos destacan los retratos de su hermana (1921) y de Peggy Guggenheim (1926).
La muerte de Fresnaye en 1927 inspiró a Courmes para hacerle un homenaje pictórico, inspirándose en la obra L'homme assis, produjo L'homme Blesse ( El hombre herido, 1929), una versión libre y actualización del Cristo muerto de Mantegna. Fue el comienzo de la segunda etapa Courmes, durante la cual pintó obras de absurdo surrealismo y tierna ironía religiosa.
En 1935 expuso en el Salon des Indépendants un estudio satírico del martirio de San Sebastián en la que el joven mártir, de pie en el eje de la luz de la luna, está vestido sólo con un gorro con un pompón rojo, una camiseta a rayas azul y blanca y un par de prosaicos calcetines sostenidos por tirantes.
Nada se deja a la imaginación en la representación realista de los atributos sexual del joven. Courmes distribuye los dardos con delicada compasión para evitar todos los órganos principales. La pintura fue recibida con elogios tanto de la crítica como populares. Ganó el Premio Paul-Guillaume (compartido con el Tal Coat) en 1936, y ahora cuelga en el Centro Pompidou.
Este premio le sirvió para recibir varios encargos oficiales, entre ellas la alegoría Toucher (El sentido del tacto) para el mural de la fábrica de porcelana de Sevres en la Exposición Universal de París en 1937, seguido por La France Joyeuse para Ottawa (1938-39).
Ella no necesitaba su secador de pelo para entender su incendio o el descubrimiento de la arqueología (1966)
Courmes fundamentó gran parte de sus imaginería en los anuncios, en las ilustraciones populares, en las cajas de Camembert y en enseres domésticos ingeniosamente asociado a la iconografía cristiana y la mitología greco-romana.
Fantasías bellamente pintadas y producto de una divertida inventiva, a veces conmocionó a los bien pensantes pero nunca fue censurada, ya que su obra es el resultado de un sentimiento religioso profundo, que no podría encontrar expresión en la imaginería convencional, y cuyo individualismo notable fue precursor de los estudios de la Crucifixión de Francis Bacon, crucifixión de Antonio Saura 1979 o la Jolly Crucifixión (1972) de De Kooning, o la pintura instalación Cristo Espantapájaros deVincenzo De Simione.
+Información
http://www.courmes.org
Todo un descubrimiento para mi. Lo veo como un moderno ilustrador.
ResponderEliminarGracias es un post fantastico
ResponderEliminarPau
Recuerdo al impresion que causo en mi el San Sebastian del Pompidou. Uff....
ResponderEliminarComparto los tres comentarios anteriores pues el San Sebastián me dejó marcado hace años sin saber de quien era, el autor ha sido uno de los descubrimientos a los que me tienes acostumbrado y la selección de imágenes magnifica, como siempre, por otra parte.
ResponderEliminarUn abrazo
Me encanta!
ResponderEliminarel san sebastián es una pasada, pero la tentación de san antonio no se queda atrás. con L'homme blesse he recordado una peli francesa que me gusta mucho.
anoche ya me quedé tonto perdido con este post, e insisto, estás que te sales.
Todo un descubrimiento!
un abrazo.
Interesantíssim, aquí hi ha material per pensar properes entrades.
ResponderEliminarM’ho apunto.
Me ha encantado este descubrimiento, no lo conocía de nada. Las Tentaciones de San Antonio y Peggy Gugenheim me han gustado especialmente.
ResponderEliminarBesos
bem lá sui-generis é, nada de monotonia
ResponderEliminarMe he dejado anonadado, de verdad... ya desde el principio, con El estrangulador de la boina rosa, que es un pasote...
ResponderEliminar(Ah, Senses, tú y yo siempre coincidiremos: L´homme blessé...)