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lunes, abril 26, 2010

Rimbaud, el esposo infernal


Foto tomada entre 1880 y 1890 en el Hotel Universo de Aden (Yemen) y en la que aparece Rimbaud (el primer hombre por la derecha)
 
La lectura de la noticia del descubrimiento, por parte de dos libreros parisinos, de un retrato de Arthur Rimbaud cuando contaba unos 30 años y había abandonado la creación poética para convertirse en un traficante de armas, me ha hecho recordar el pasaje "Delirios I" de "Una temporada en el infierno". Obra surgida tras los hechos acaecidos en julio de 1873 cuando, tras una pelea extremadamente violenta, Verlaine disparó a Rimbaud en en la muñeca. Rimbaud temiendo por su vida llamó a la policía, lo cual llevaría al arresto de Verlaine, y a su posterior condena a dos años de prisión. El juez tuvo en cuenta tanto el examen médico legal como la comprometedora correspondencia entre ambos y las acusaciones de la esposa de Verlaine respecto a la naturaleza de la "amistad" entre los dos hombres, así como desestimó la retirada de la denuncia por parte de Rimbaud.
 
 
Tras la ruptura escribiría este largo poema en prosa, única obra publicada personalmente por Rimbaud, en "Delirios I: La virgen necia" Narra la historia de una mujer que se siente esclavizada a su esposo infernal, quien la engaña y enamora con falsas promesas. En realidad en este capítulo Rimbaud alude a su tormentosa relación con Verlaine, la virgen loca no es otro que Verlain y el esposo infernal Rimbaud.


Delirios I: La virgen loca

El esposo infernal

Escuchemos la confesión de un compañero del infierno:

«Oh divino Esposo, mi Señor, no rechacéis la confesión de la más triste de vuestras sirvientas. Estoy perdida. Estoy borracha. Estoy impura. ¡Qué vida!

»¡Perdón, divino Señor, perdón! ¡Ah, perdón! ¡Qué de lágrimas! ¡Y qué de lágrimas espero más tarde, todavía!

»¡Más tarde, conoceré al divino Esposo! Yo nací sometida a El.

-¡El otro puede golpearme ahora!

»¡Ahora, estoy en el fondo del mundo! ¡Oh amigas mías!... no, no sois mis amigas... Jamás delirios ni torturas semejantes ... ¡Es idiota!

»¡Ah! yo sufro, grito. Sufro en verdad. Sin embargo, todo me está permitido, cargada con el desprecio de los más despreciables corazones.

»En fin, hagamos esta confidencia, aunque haya de repetírsela veinte veces más, ¡igualmente sombría, igualmente insignificante!

»Yo soy esclava del Esposo infernal, aquel que perdió a las vírgenes locas. Es precisamente ese demonio. No es un espectro, no es un fantasma. Pero a mí, que he perdido la prudencia, que estoy condenada y muerta para el mundo, ¡no me han de matar! ¡Cómo describíroslo! Ya ni siquiera sé hablar. Estoy de duelo, lloro, tengo miedo. ¡Un poco de frescura, Señor, si lo consentís, si así lo consentís!

»Yo soy viuda ... Era viuda ... por cierto que sí, yo era muy seria antaño, ¡y no nací para convertirme en esqueleto!...

El era casi un niño... Sus delicadezas misteriosas me sedujeron. Olvidé todo mi deber humano para seguirlo. ¡Qué vida! La verdadera vida está ausente. No pertenecemos al mundo. Yo voy adonde él va, no hay qué hacerle. Y a menudo él se encoleriza contra mí, contra mí, una pobre alma. ¡El Demonio! Porque es un Demonio, sabéis, no es un hombre.

»El dice: "Yo no amo a las mujeres. Hay que reinventar el amor, es cosa sabida. Ellas no pueden desear más que una posición segura. Conquistada la posición, corazón y belleza se dejan de lado: sólo queda un frío desdén, alimento del matrimonio hoy por hoy. O bien veo mujeres, con los signos de la felicidad, de las que yo hubiera podido hacer buenas camaradas, devoradas desde el principio por brutos sensibles como fogatas ..."

»Yo lo escucho hacer de la infamia una gloria, de la crueldad un hechizo. "Soy de raza lejana: mis padres eran escandinavos; se perforaban las costillas, se bebían la sangre. Yo me voy a hacer cortaduras por todo el cuerpo, me voy a tatuar, quiero volverme horrible como un mongol: ya verás, aullaré por las calles. Quiero volverme loco de rabia. Jamás me muestres joyas, me arrastraría y me retorcería sobre la alfombra. Mi riqueza, y o la querría toda manchada de sangre. Jamás trabajaré ..."

»Muchas noches, como su demonio se apoderara de mí, nos molíamos a golpes, ¡yo luchaba con él! Por las noches, ebrio a menudo, se embosca en las calles o en las casas, para espantarme mortalmente. "De veras, me van a cortar el pescuezo; va a ser asqueroso". ¡Oh! esos días en que quiere aparecer con aires de crimen.

»A veces habla, en una especie de dialecto enternecido, de la muerte que trae el arrepentimiento, de los desdichados que indudablemente existen, de los trabajos penosos, de las partidas que desgarran el corazón. En los tugurios donde nos emborrachábamos, él lloraba al considerar a los que nos rodeaban, rebaño de la miseria. Levantaba del suelo a los beodos en las calles oscuras. Sentía la piedad de una mala madre por los niños pequeños. Ostentaba gentilezas de niñita de catecismo. Fingía estar enterado de todo, comercio, arte, medicina. ¡Yo lo seguía, no había nada que hacer!

»Veía todo el decorado de que se rodeaba en su imaginación; vestimentas, paños, muebles; yo le prestaba armas, otro rostro. Yo veía todo lo que lo emocionaba, como él hubiera querido crearlo para sí. Cuando me parecía tener el espíritu inerte, lo seguía, yo, en acciones extrañas y complicadas, lejos, buenas o malas: estaba segura de no entrar nunca en su mundo. Junto a su querido cuerpo dormido, cuántas horas nocturnas he velado, preguntándome por qué deseaba tanto evadirse de la realidad. Jamás hombre alguno tuvo ansia semejante. Yo me daba cuenta -sin temer por él- que podía ser un serio peligro para la sociedad. ¿Quizá tiene secretos para transformar !a vida? No, no hace más que buscarlos, me replicaba yo. En fin, su caridad está embrujada y soy su prisionera. Ninguna otra alma tendría suficiente fuerza -¡fuerza de desesperación!- para soportarla, para ser protegida y amada por él. Por lo demás, yo no me lo figuraba con otra alma: uno ve su Ángel, jamás el Ángel ajeno-según creo-. Yo estaba en su alma como en un palacio que se ha abandonado para no ver una persona tan poco noble como nosotros: eso era todo. ¡Ay! dependía de él por completo. ¿Pero qué pretendía él de mi existencia cobarde y opaca? ¡Si bien no me mataba, tampoco me volvía mejor! Tristemente despechada, le dije algunas veces: "Te comprendo". El se encogía de hombros.

»Así, como mi pena se renovara sin cesar, y como me sintiera más extraviada ante mis propios ojos -¡como ante todos los ojos que hubieran querido mirarme, de no haber estado condenada para siempre al olvido de todos!- tenía cada vez más y más hambre de su bondad. Con sus besos y sus abrazos amistosos, yo entraba realmente en un cielo, un sombrío cielo, en el que hubiera querido que me dejaran pobre, sorda, muda, ciega. Ya empezaba a acostumbrarme. Y nos veía a ambos, como a dos niños buenos, libres de pasearse por el Paraíso de la Tristeza. Nos poníamos de acuerdo. Muy emocionados, trabajábamos juntos. Pero después de una penetrante caricia, me decía: "Cuando yo ya no esté, qué extraño te parecerá esto por que has pasado. Cuando ya no tengas mis brazos bajo tu cuello, ni mi corazón para descansar en él, ni esta boca sobre tus ojos. Porque algún día, tendré que irme, muy lejos. Pues es menester que ayude a otros: tal es mi deber. Aunque eso no sea nada apetitoso... alm4a querida..." De inmediato yo me presentía, sin él, presa del vértigo, precipitada en la sombra más tremenda: la muerte. Y le hacía prometer que no me abandonaría. Veinte veces me hizo esa promesa de amante. Era tan frívolo como yo cuando le decía: "Te comprendo".

»Ah, jamás he tenido celos de él. Creo que no ha de abandonarme. ¿Qué haría? No conoce a nadie, jamás trabajará. Quiere vivir sonámbulo. ¿Bastarían su bondad y su caridad para otorgarle derechos en el mundo real? Por momentos, olvido la miseria en que he caído: él me tornará fuerte, viajaremos, cazaremos en los desiertos, dormiremos sobre el empedrado de ciudades desconocidas, sin cuidados, sin penas. O yo me despertaré, y las leyes y, las costumbres habrán cambiado-gracias a su poder mágico-; el mundo, aunque continúe siendo el mismo, me dejará con mis deseos, con mis dichas, con mis indolencias. ¡Oh! me darás la vida de aventuras que existe en los libros para niños, como recompensa, por tanto como he sufrido? Pero él no puede. Yo ignoro su ideal. Me ha dicho que siente nostalgias, esperanzas: eso no debe concernirme. ¿Le habla a Dios?

»Quizá debiera yo dirigirme a Dios. Estoy en lo más profundo del abismo, y ya no sé orar.

»Si él me explicara sus tristezas, ¿las comprendería yo mejor que sus burlas? Me ataca, pasa horas avergonzándome con todo lo que ha podido conmoverme en el mundo; y se indigna si lloro.

»"¿Ves a ese joven elegante que entra en una hermosa y tranquila residencia? Se llama Duval, Dufour, Armando, Mauricio, ¿qué sé yo? Una mujer se ha consagrado a amar a ese malvado idiota: ella ha muerto, y es seguro que ahora es una santa en el cielo. Tú causarás mi muerte, como él causó la muerte de esa mujer. Esa es la suerte que nos toca a nosotros, corazones caritativos..." ¡Ay! había días en que todos los hombres con sus actos parecíanle juguetes de grotescos delirios: y, se reía espantosamente, durante largo rato. Luego, recuperaba sus maneras de joven madre, de hermana querida. ¡Si fuera menos salvaje, estaríamos salvados! Pero también su dulzura es mortal. Yo me le someto. ¡Ah, estoy loca!

»Acaso un día desaparezca maravillosamente; pero es menester que yo sepa si ha de subir a algún cielo, ¡que pueda ver un poco la asunción de mi amiguito!»

¡Vaya una pareja!

Fragmento de "Una temporada en el infierno" Arthur Rimbaud



Con esta nueva imagen Rimbaud deja, en cierta sentido, de ser el poeta con eterna imagen de adolescente debido a la hasta ahora única fotografía nítida que se tenía de él, la tomada en 1872 por Étienne Carjat, aunque el poder de una imagen que ha acabado siendo un icono es muy difícil de desterrar.

Enlace: http://es.wikisource.org/wiki/Una_temporada_en_el_Infierno

+ Información

http://abardel.free.fr/index.htm

 

 

11 comentarios:

  1. La vida de Rimbaud es apasionante, casi no se conoce nada de la mayor parte de su vida una vez dejó de escribir, bastante joven aún (se conoce, pero no está muy divulgado). Hace un par de años hubo una exposición en Madrid sobre ella, y quedé absolutamente fascinado con el destino que siguió a toda esta historia, con sus viajes y sus estancias por el mundo, de sus oficios, entre ellos como dices traficante de armas. y de su oscuro final... ¿Sabes su se ha hecho alguna película que narre todo esto que es su vida después de dejar la poesía???

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  2. Me he reido un rato por tu comentario en mi blog, tienes razón , donde tendría yo la cabeza cuando escribía, ja.ja.

    Un abrazo.

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  3. Qué diferente se le ve en la nueva foto, ¿seguro que es él, dónde quedó el azul casi transparente de sus ojos?...

    Besotes

    Xim

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  4. Ha habido tentativas de llevar la enigmática vida de Rimbaud a la pantalla, pero yo prefiero que no sea así; la mayoría de lo que se sabe no son más que suposiciones, así que haría falta un artista a su nivel... Y no veo yo mucha calidad actualmente...

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  5. Cuando leí lo del descubrimiento de la foto adulta de Rimbaud, ke sepa ke pensé ke parecía una de esas historias increíbles ke usted cuenta akí, así ke imagine ke sonrisa he lucido cuando he llegado hasta akí...
    Ke literaria toda la vida de Rimbaud, pero no me cambiaría por él por nada del mundo. Debió ser una vida horrible, por muy poética ke nos parezca ahora.
    Ah! me parece fatal ke no haya dado su opinión en el post de La otra M...¿De ke tiene miedo? Gallina!

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  6. Me pregunto si esa vida era un reflejo de su caracter o cultivaba el malditismo.
    Qué lejos me queda ese encanallamiento.

    Un abrazo

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  7. Com ens pot enganyar una mirada ¿he?, tenebrosos ulls blaus, ulls clars que en roben el cor i ens treuen la vida. Mirada de nen, diabòliques relacions.
    Passions, odis, enganys, bogeria, obsessions, malaltís amor que mata. Deu- nido.

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  8. jhajajajaj, eso digo, vaya una pareja, me da risa el lamento, perdona, y la dulzura letal, qué cabreo tenía!

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  9. Me parece sorprendente, porque en efecto, es una persona un tanto desconocida en la actualidad. Su vida debió ser un torbellino físico y anímico.
    Guapete, para mi gusto demasiado aniñado.
    Un abrazo

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  10. la vida de Rimbaud me parece fascinante.
    no de la última época, que pregunta Vulcano, pero sí hay una película de agnieska holland, o así, con leonardo di caprio interpretando al poeta, que cuenta la relación con Verlaine. no es una GRAN película, pero es mi mayor fuente de información sobre la historia entre ambos.
    ahora puedo volver a Una temporada en el infierno de otro modo.

    un abrazo.

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  11. Qué impresión más fuerte me produce ese extracto... no he leído la obra. Por una parte me remite a la literatura demoniaca francesa, desde Sade a Apollinaire o Lautréamont -que tú conoces bien- y por otro al simbolismo de los místicos...

    (¡Y Rimbaud en esa imagen, que parece una cara de Bélmez!)

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