" Se iniciaba ya el otoño. Los árboles de la ciudad comenzaban a acusar la ofensiva de la estación. Por las calles había hojas amarillas que el viento, a ratos, levantaba del suelo haciéndolas girar en confusos remolinos. Hicimos el camino en la última carretela descubierta que quedaba en la ciudad. Tengo impresos en m cerebro los menores detalles de aquella mi primera experiencia viajera. Los cascos de los caballos martilleaban las piedras de la calzada rítmicamente, en tanto las ruedas, rígidas y sin ballestas, hacían saltar y crujir el coche con gran desesperación de mi tío y extraordinario regocijo por mi parte. Ignoro las calles que recorrimos hasta llegar a la placita silente donde habitaba don Mateo. Era una plaza rectangular con una meseta en el centro, a la que se llegaba merced al auxilio de tres escalones de piedra. En la meseta crecían unos árboles gigantescos que cobijaban bajo sí una fuente de agua cristalina, llena de rumores y ecos extraños. Del otro lado de la plaza, cerraba sus confines una mansión añosa e imponente, donde un extraño relieve, protegido en una hornacina, hablaba de hombres y tiempos remotos; hombres y tiempos idos, pero cuya historia perduraba amarrada a aquellas piedras milenarias. "
Fragmento de "La Sombra del Ciprés es Alargada"
Leyendo a Delibes aprendí a amar mi idioma, aprendí a amar los silencios y los paisajes castellanos y a las gentes sencillas perfectamente dibujadas que pueblan sus obras, gentes que, parafraseando a Delibes, de tanto mirar al cielo lo han levantado haciendo que sea tan alto. Con él se nos ha ido no sólo un gran escritor y una gran persona, que consiguió que lo local se convirtiera en universal, sino también una forma de entender y ver la vida. Una vida que tenía su propio tiempo, envuelto en una cuidadísima prosa basada en un lenguaje natural, sin afectaciones y anacronismos, una forma de expresarse en la que todos podemos reconocernos, carente de cualquier retórica, énfasis o adorno innecesarios.
Una pena que se nos haya ido, pero cómo el mismo dijo cuando dejó de escribir es mejor dejar de hacer algo cuando su sentido primordial se ha perdido. Era un hombre muy vital, y aunque siempre es dolorosa la muerte, al final se merecía un descanso...Un saludo
ResponderEliminarUna pena que se nos haya ido, pero cómo el mismo dijo cuando dejó de escribir es mejor dejar de hacer algo cuando su sentido primordial se ha perdido. Era un hombre muy vital, y aunque siempre es dolorosa la muerte, al final se merecía un descanso...Un saludo
ResponderEliminarYo le recordaré por Los santos inocentes, Con su personaje Paco,el Bajo. Y por dedicarselo a Félix R. de la Fuente. Saludos.
ResponderEliminarHoy me has complacido hondamente
ResponderEliminarP-jota.
Le haré mi homenaje aquí contigo a uno de los principales pilares de nuestra literatura.
D. Miguel era uno de los míos.
Hoy descansa en paz. Sus letras no.
Y ojalá que no descansen nunca.
Gracias una vez más.
Jo particularment amb vaig sentir atrapat amb els seus llibre a rel de veure “Cinco horas con Mario” al antic i desaparegut teatre Barcelona. L’obra la vaig veure per primer cop el dia de Nadal del 80, si no record malament.
ResponderEliminarAmb va impactar tant que desprès de festes amb vaig comprar el llibre. L’ interpretació magistral de la genial Lola Herrera, sola, sobre la nuesa d’un fred escenari, i la força del monòleg van fer que m’interesses per seguir el seus llibre.
Per sort, ens deixa un important llegat.
Uno de los lectores españoles que jamás leí, únicamente he visto la peli de los santos inocentes porque el reparto era tremendo... R.I.P.
ResponderEliminarBesotes
Xim
Me parece muy bien elegidos el párrafo y el artículo de "El Norte de Castilla".
ResponderEliminarPetons.
Me parecen, quería haber puesto:-). Un sentido homenaje de un hombre, un escritor difícil de resumir.
ResponderEliminarPetons
No está de más.
ResponderEliminarSiempre contigo, siempre allá, siempre con ustedes...hoy más que nunca.
2046
Es uno de los escritores universales de nuestra literatura, y se seguirá leyendo en el futuro. Uno de esos escritores de lectura obligatoria de la secundaria que me hicieron amar la literatura y seguir buscando.
ResponderEliminarY decía que ya estaba cansado de vivir, que llega un momento que esto tiene que terminar
ResponderEliminarHice una llamada en mi blog: Delibes es parte de nuestra genética cultural. Se echa de menos ya.
ResponderEliminarDe siempre se ha dicho que en Valladolid se habla el castellano mas puro. Delibes tiene una prosa impecable.
ResponderEliminarYo lo descubrí muy pronto con su novela "La Hoja roja" y me dejó boquiabierta.
Un buen homenaje, Pe-Jota
Amigo, voltei a trabalhar por isso só consigo visitar o teu maravilhoso blogue ao fim de semana. Mas não o perco...
ResponderEliminarSi ha conseguido ke en este país todos nos pongamos de acuerdo pa señalar su valía, es ke era muuuuy grande.
ResponderEliminarsoy también como intuyo que otros muchos de vosotros de la generación que leímos El camino en clase.
ResponderEliminarrecuerdo con cariño El disputado voto del señor Cayo. y El príncipe destronado.
los mass media, los viejos alumnos, y los lectores se han volcado en merecidos homenajes.
mientras tanto, el rey dando saltitos en quatar o bahrein, y ahora apresurándose a apoyar la fiesta nacional.
la frase de a.p.reverte, y no es sto. de mi devoción, que lo que aquí nos faltó fue la guillotina, cobra todo el sentido del mundo. con gestos así, antes llegará la Tercera.
tenía que decirlo...
un abrazo.